Capítulo 23

1.4K 232 1
                                    

Sue Clearwater había accedido a charlar con Mavis, ambas se dispusieron a disfrutar de una merencena en el patio trasero. Ya que, por supuesto la quedada de Charlie seguiría tal cual como había sido acordada con Harry. Aunque cada cierto tiempo el hombre de la familia Clearwater se levantaba para ver el estado de su esposa.

—Entonces, quieres aplicar una pasantía en la Reserva. Pero, ¿por qué no en el Instituto de Forks?—preguntó Sue, tras escuchar cada palabra descriptiva de porqué quería asistir a la tribu, pero no la negación hacia la experiencia que High School Forks ofrecía como alumna egresada.

—Debería ser seria y no infantil. Pero mis motivos, por los que no deseo aplicar la pasantía allí es porque... No tengo buena relación con la familia del doctor Cullen. Me suelen comparar bastante con sus hijos adoptivos por mi palidez o forma de ser, y no me gusta ese tipo de discriminación. Además, quiero que mi capacitación o experiencia sea justa. Los maestros me tomaron afecto y no serán tan reservados y firmes como vosotros han de ser ante la manera educativa que guiar a vuestros alumnos —expresó Mavis incómoda al tener que revelar ciertas cosas inmaduras personales.

Sue al escuchar la mención de esa familia. Pudo comprender mejor su disgusto, por lo que deja su taza de cafe sobre la mesa, y junta sus manos sobre sus piernas cruzadas.

—Mi gente es muy reservada. Entiendo que la primordial necesidad es la discreción, seriedad y aplicada responsabilidad de nuestros profesores. Si de verdad, deseas pasar con nosotros tu primera experiencia cercana a tu selección de profesión, no veo ningún problema a ello. Eres una jovencita que se preocupa por su vida, y eso se debe impulsar aún mas en estos tiempos —expresa Sue, pensando como introducirla a la reserva.— dame tiempo para organizarme con el consejo de mi tribu, si tienes algún papel de trabajo laborar o que avale tu compromiso y responsabilidad, me sería mucha de utilidad para conseguir el permiso que necesitas.

Mavis enseguida saca de su pequeña mochila el papel de recomendación que había pedido con anterioridad a Cora. Algo le decía que los profesores le habían preparado justo para este momento, al menos aún podía usar ese conocimiento en este caso.

—Tenga, espero esto sea lo justo y necesario. En toda mi estadía he estado laburando en el Caver Café del pueblo, entre estudios escolares y demás. Además que soy independiente, como bien mencionó Charlie, soy su vecina. Soy muy responsable y tomo muy serio cada compromiso, lo juro. —expresó Mavis, determinada y optimista.

Sue sonríe encantada ante ello. Por lo que, ofrece un poco más de sus sandwiches a la joven.

—Gracias. Esto, ¿Sería muy inoportuno si le pido que me enseñe a hacer sandwiches de salmón? No se ni cocinar pescado —comenta tras la delivia y exquisitez del sandwich.

—Para nada. Sería un placer, enseñarle algunos bocadillos culinarios. —expresó Sue, aunque sintió que alguien querría hablarle por lo que volteó la mirada hacia un costado. Hacia la puerta de la cocina.— Oh, hija, que gusto que hayas bajado a cenar.

Mavis y Leah conectaron miradas. Por un momento, se sintió la tensión intensificarse y el aroma de la camisa que tenía puesta la hija de Sue, lo identificó de su compañero. Aquello le disgustó a Mavis, apretando un poco el borde de su vestido negro, para no sacar su ira marca in Drácula. Mientras que Leah sintió bastante molestia al ver a una chica extraña estar tan cerca de su madre.

—Mamá, ven a cenar con nosotros.

Sue al escucharlo. Sus labios soltaron un sonido de asombro al escucharla así, y luego pudo entender la mirada de desagrado, consiguiendo que la hiciera sonreír con ternura. Leah se había puesto celosa de la jovencita.

Ninguna distaba de tener la misma o parecida edad.

—Oh, lo siento. Estoy acaparando la atención de tu madre. Lo siento, yo... Si he... Había quedado con un amigo. —expresa Mavis nerviosa. Nerviosa por salir o estaba segura que esa chica estaría bajo una tumba si seguía oliendo a su lobito.

Otra duda añadida a la lista.

—No es necesario... Charlie aún...—empezó a intervenir con una preocupación Sue, al notar que ya era muy entrada de la noche. Miró mal a su hija mayor: —Leah, discúlpate con la invitada, Mavis no tiene la culpa de nada de lo que puedas pensar.

—¿Ah? ¿Ahora tampoco me vas a dejar pensar o existir, mamá? —exclamó con enojo Leah, retirándose del lugar, no sin antes lanzar una mirada amenazante hacia Mavis.

—Lamento eso. Mi hija, ya hace unos meses que rompió con su prometido. Y aún no logra concebir la superación. No tiene nada en contra tuya, solo anda muy susceptible —pide disculpas Sue. Avergonzada por la actitud hacia la vecina querida de su amigo, Charlie.

—Descuide. Espero se mejore pronto. Pero es cierto que he quedado con alguien, además he venido en moto. Por lo que no se preocupe, Charlie no tiene compromiso alguno de más, conmigo.—expresa con una sonrisa comprensiva.

—Entiendo. Aunque cuidese mucho, que la noche oscura de los bosques, es peligroso mas cuando sale niebla —advierte Sue. Con preocupación maternal activada.

—Tranquilicese. Estaré bien. Se defensa persona y gracias a Charlie, cuento con gas pimienta —bromea mientras se despide con un ligero saludo de mano. Para luego ir bajando por la escalera hacia el suelo del patio fuera del techo.

Sue la vio darse la vuelta alrededor de la casa, hacia el frente. Estaba claro, que sabía respetar el momento de béisbol de hombres. Mas cuando los dos hombres en la casa se encontraba peleando por las infracciones en el mismo juego. Poco después se escuchó el roncador de la moto, y después, solo la vio irse por el camino hacia el pueblo

Aunque nadie en esa cabaña, sabía que en un kilómetros más adelante, llegando a su casa, guardaría su moto y partiría sin ella hacia el encuentro con su lobo a media noche de ese día.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora