Capítulo 63

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MARATÓN 4/6

Jacob despertó al día siguiente con todo el cuerpo bañado en sudor, jadeando, se tocó específicamente donde había sentido el dolor punzante, y no encontró nada. Se levantó torpemente hacia el baño y se fijó en el espejo para ver la herida pero... Nada, ningún rasguño, ni dolía al respirar.

Sin embargo, lo único que le confirmó que lo ocurrido no había sido un sueño fue el collar grueso dorado en su cuello.

—Entonces si sucedió...

—Claro, y has resurgido perfecto —opina Cleo con un aura radiante.

—Te ves ... Mas luminosa, ¿Porqué?

Las mejillas de la mujer egipcia enrojecen levemente.

—Hmp, será porque recién despiertas.

Jacob frunce la nariz al olerse a si mismo, e inmediatamente le da arcadas de asco.

—Ugh, ¿Porque huelo tan mal? Me bañaré y luego hablaremos.

Se mueve torpemente Jacob por su habitación, buscando una nueva muda de ropa y su toalla. Dejándola sola con la puerta cerrada, aunque Cleo parece mas accesible.

—Te esperaré. Tengo comida deliciosa, por cierto, conocí a tu hermana.

Al Jacob escuchar eso en el momento de enjabonarse el cuerpo, casi hace puré al jabón amarillo. Ceñudo.

—Aja, ¿Y qué con eso?—preguntó mientras seguía su misión bajo el agua y con jabón repasando varias veces hasta borrar ese aroma a rata muerta.

—Fue incómodo escucharla decirme cuñada, le pedí que no lo hiciera. Me causó asco ese puesto familiar —comenta Cleo paseándose por el lugar, debido a que se escucha sus pisadas por la habitación. Aunque se queda quieta en algun punto.

Jacob quedó confundido. Frunciendo el ceño al escucharla decir eso. Él pensaba que la egipcia quería adueñarse de su vida y ahogarlo obligandolo a vivir con ella lo que fuera que hiciera.

Se despojó del jabón, y dejó por un momento que el agua llevara sus nervios por el drenaje. Cerró la canilla y se empezó a secar el cuerpo, en menos de cinco minutos ya se había vestido todo con una remera basica azul con unos jeans short color gris.

Salió del baño, secando su cabello con la toalla pero se quedó nervioso al no darse cuenta de que casi la atropeya.

—Buenos días, ahora si hueles muy bien, delicioso aroma a vainilla. —saluda divertida Cleo.

—Creo que me he perdido de algo. ¿Porqué estas actuando tan buena conmigo? —pregunta desconfiado.

La egipcia sonríe ampliamente.

—Tranquilo, ya lo peor ha pasado. —aclara Cleo mientras se acerca a él, admirandolo con una mirada plena de curiosidad— Ser buena no es lo mío, pero hoy te siento diferente y más limpio, creo que eso es bueno.

—¿Bueno? Explícame que has hecho conmigo, yo no me siento diferente. —pide mientras la empuja al colchon de la cama y la atrapa contra el peso de su cuerpo a esa mujer— Quiero explicaciones, ¿Porqué me atacaste?

La mirada de sorpresa de la egipcia fue tal que por un momento se sintió avergonzado de posición íntima y de provecho que estaba haciendo contra ella, sin embargo, la sonrisa altanera lo hizo reafirmar su instinto de alerta.

—Todo tiene una explicación. Todo comenzó desde que me distancié de ti para encontrar la solución a un conflicto personal. Al volver a estar en estás tierras, me causó vomitar mi preciado postre, por lo que entendí a lo que se refería Sam, el lazo me exigía algo raro y te busqué. —empieza a esclarecer su misteriosa y satánica actitud.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora