Capítulo 13

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Los exámenes parciales de la segunda etapa habían terminado. La salida del camping a la vuelta de esquina. Los comentarios de envidia de Jessica por no haber estado presente en la fiesta para conocer a su padre. Angela calmandola para que no hiciera problema con sus comentarios. Y después de todo eso, al fin podía volver a tener su trabajo de medio tiempo de Caver Café, por los exámenes Cora había sido muy considerada con ella al permitirle vacaciones entre sus examenes, por ende, estaba ansiosa por volver a ayudarle. Trabajar había empezado a ser parte de su rutina y la ayudaba a descansar de ciertas paranoias suyas, pero que con el tiempo se habían hecho una verdad.

Los alumnos y familia Cullen eran un grupo de gente extraña, molesta que la habían estado acechando. Tal vez en ese grupo no estaban envueltos Rosalie, Jasper y Emmett Cullen; pero tal como ellos parecían mirarla con pena y se seguían manteniendo lejos, podía suponer que no estaban a favor de lo que el resto si hacía. Pero, su padre se había dado cuenta, que la acechaban y había dejado muy en claro al tío Griffin que si empeoraba, la trajera directamente a casa; que no la iba a exponer a algun peligro con otra especie o familia de costumbres raras.

Aquello, hizo que el coraje e impotencia creciera en desmedida en ella.

»¡Por culpa de ellos mi vivencia independiente se ira al tacho! ¡Los odio! »pensó tan molesta que sin querer, en ese momento la botella que tenía en sus manos había cambiado a una con larvas, gusanos e insectos oscuros. La botella se veía desagradable a lo que era minutos antes... Una botella de jugo de remolacha con zanahoria.

[...]

Las siguientes semanas a ese suceso. Griffin trataba de calmarla, pero ya la molestia de Mavis hacia esa familia estaba por los cielos, ahora la mirada amigable y despreocupada cuando su amiga Jessica hablaba de ellos era muy distante, molesta e inclusive le pidió para la indignación de Angela y Jess que se marcharan de su mesa si iban a seguir con esas menciones.

—¿Pero qué te hicieron los Cullen para que estés tan molesta? —se quejó Jessica tras verla ofendida.

—Existir.

Angela al ver como Mavis ni siquiera aguantaba hablar de ellos, decidió sentarse comprensiva y poner su mano sobre la de Mavis, a modo de apoyo.

—¿Quieres compartir tu molestia? Hablar te puede servir para calmar los malos sentimientos y guardarselos no hace bien a nadie, Mavs...

Mavis se mordió los labios, tratando calmar su mal caracter. Sus ojos querían tornarse rojos ante la ira.

— No quiero malpensar... Pero he estado muy paranoica, alguien me acecha cuando estoy por el pueblo... En mi trabajo... Y mi papá se dio cuenta de que no es alguien que sea cercano a mi... Papá me va a quitar mi vida aquí si el peligro de los acosos persisten... ¡Yo luché por venir a vivir sola, trabajo, gano buena economía para pagar el gasto de donde vivo! Todo he aprendido a hacerlo sola, me gusta mi vida... Pero... Ellos tienen una mirada de culpa y eso...eso solo confirma mis sospechas... ¡Nada les he hecho! ¿Porqué me quieren arrebatar mi sueño?—murmuró con coraje e impotencia, escondiendose bajo sus cabellos que caían en picada, ocultando la falta de lágrimas.

Angela y Jessica escucharon con horror, no se lo podían siquiera imaginar, lo que les contaba con tanta impotencia su amiga. Vieron inmediatamente hacia esa mesa, y pudieron confirmar que lo dicho incomodó a esos tres hermanos. Al punto de marcharse del comedor.

—Tal vez no sean ellos... Tal vez solo estes imaginando... Perdón por hablarte tanto de ellos, hasta te he causado pesadillas. Ya no lo volveré a hacer —expresó arrepentida y culpable Jessica. Nunca creyó que verla llorar la haría sentir como si se reflejara en ella, ni siquiera de que la rarita fuera a ser su super confidente o amiga cercana. Mavis se había vuelto alguien importante en la vida de Jessica Stanley.

—¿Y si lo son Jess? ¿Porqué no has denunciado esto al sheriff?—preguntó Angela preocupada por la estabilidad emocional de su amiga.

Jessica suplicaba porque solo hayan sido paranoia y no fuera así. Algún día quería ser amiga de los Cullen, pero si eran así de desagradables sin conocerlos, ya casi ni ganas le daba de querer mezclarse con gente así.

—Pero ellos se ven inofensivos, Angie. No socializan con nadie, ¿Porqué le harían esto a Mavis? Ni siquiera le ha dirigido la palabra a ellos —expresó contrariada consigo misma, dudosa.

—No los he denunciado porque evidencias no tengo... No puedo hacer eso sin pruebas, Charlie me apoyaría sin dudarlo... Pero, no quiero irme de Forks...—murmuró Mavis cabisbaja.

Angie y Jessica sin poder evitarlo, la abrazarlo por necesidad. Nunca fueron de sentir tanta impotencia. Mavis no se merecía por lo que estaba viviendo.

Ese día, Jessica y Angela pidieron a sus madres permiso para hacer una pijamada en casa de Mavis. No la dejarían sola en esto, le darían compañía para que NI se acercatan a cumplir con ese objetivo. No permitirían que destruyeran sus sueños, si Mavis era feliz en su pueblo aburrido, harían de todo porque ella siguiera siendo feliz estando en él.

De cierta forma, Mavis se había ganado un buen par de amigas incondicionalmente tras llegar a Forks. Griffin las cuidaba de noche con su invisibilidad, rondando alrededor de la casa, mientras que las humanas apoyaban emocionalmente a su sobrina. Esta amistad era un bien y una anestecia directa para Mavis. Tal vez, los humanos no eran malos pero si otras especies.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora