Capítulo 52

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Mavis se encontraba en la cama, sentada justo en el medio, arropada pero acurrucando su cabeza sobre sus rodilla dobladas verticalmente hacia su cuerpo, mirando la puerta. Hace ya unas tres horas que volvió a la cabaña, Cleo se retiró con sus mascotas a descansar y comer algo, mientras que Griffin fue a buscar a Leah, claro que habían hablado bien serio acerca de sus imprudente acciones frente a ese trío de vampiros nómadas.

Seguía recordando la frase de Griffin en su mente: "Sé perfectamente que pudiste haberte defendido bien, pero recuerda que eran tres contra ti. No eres tan antigua como tu padre o yo para saber como combatir contra esta raza vampírica, si te hubiera pasado algo más que un simple susto... Sé perfectamente que tu padre no velará por la paz entre otras especies, ¿Lo sabes no?"

Su familiar no dudaba de sus capacidades para combatir, podría controlar mas de una persona pero tres veloces y casi iguales a ella, podía haber sido muy desgastante de combatir. Entendía la preocupación, el regaño pero no lo pensó muy bien en el momento al hacerse presente, sus fieles amigos y mascotas de Cleo la tenían apoyándola, debía aunque sea intervenir para que ya no volvieran.

Si volvían a matar a otra persona, probablemente se haría un caos, y realmente amaba demasiado la tranquilidad del pueblo como para que se escuchara a cada rato muertes desconocidas por la zona.

Curvada respiró profundo, tratando de darle fundamento a sus acciones, pero solo había sido un reflejo de posesión. Uno distinto, como si se sintiera dueña de estás tierras solo porque Sam lo custodiase en gran parte.

Cerró los ojos por un breve momento, y cinco minutos después, la puerta principal se abre, solo una persona ingresa y el aroma a pino ingresa a la casa. Sam había vuelto, y las pisadas hacia la cocina fueron el primer aviso: hambre y sed, prioridad necesaria.

Lo escuchó tomar agua, se abrazó a sí misma con preocupación de no saber con qué humor o noticias llegaba. Lo escuchó lavar algunos trastes, suspirar y caminar hacia el dormitorio.

Ocultó su rostro con pena entre el hueco de sus antebrazos cruzados sobre sus rodillas, y avergonzada sintió como su pareja se había sentado en la orilla de la cama.

—Mírame Mavis...

Pide la voz ronca de su pareja. Traga saliva y sus pies crujen al estirar sus dedos para relajar su cuerpo, enfrentarlo por consiguiente. Levanta la mirada y conectan ambos ojos.

Encontrándose con algunos rasguños en su piel morena, golpes que van desapareciendo, el aroma fetido de esos vampiros truchos en él, hace que quiera gruñir con molestia. Percibiendo la presencia de sus colmillos asomarse entre sus labios. Cada día se comportaba más posesiva hacia Sam, suponía que era por el lazo establecido.

—Sam, estás lastimado...—susurró cohibida Mavis.

—Sanaré pronto —contesta seguro.

—¿Qué tal les fue con la caza?—pregunta animada al ver que no le grita, ni gruñe aún...

—Escapó uno, el rubio y la pelirroja yacen extintos. Dieron pelea pero no eran más mosquitos ante nuestra presencia, ya no molestarán —contesta mientras parece estar soltando tensión con tal noticia agradable.

Mavis suspira con alivio tras lo escucha, sonríe aunque sea por esa situación controlada ante su instinto de caza.

—Enhorabuena, ¡Eso suena mucho mejor de lo que esperaba!

—Si, aunque Paul ha quedado con una molestia latente ante el frío moreno que huyó de sus garras. Fue ágil, en vez de combatir, eligió huir. —contesta Sam, mientras va subiendo mas a la cama, dejando sus tenis en el suelo.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora