Capítulo 21

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Al final, tuvo que pedir indicaciones y molestar al Sheriff Swan. Tras visitar en la hora del almuerzo Caver Café, tras ambos almorzar y pasar un tiempo en una charla sencilla de vecinos, el tema de la universidad salió a flote.

—Entonces imagino que estás buscando donde aplicar unas pasantías. ¿No?

—Si... Tengo miedo de no estar eligiendo la carrera correcta. Por eso estoy intentando encontrar alguna base por donde escalar hacia esa seguridad vocacional —expresa Mavis, mientras se toma encantada el batido de arándanos que Cora le había dado. Al trabajar en ese lugar, ciertas cosas podía tomarla con descuento.

—Me alegra bastante que una señorita como usted se esfuerce por elegir bien. Y si mal no estoy, necesitas mi ayuda para ello, ¿No?—pregunta algo nervioso Charlie Swan. Tras ver como la joven de cabellos negros cortos asiente muy entusiasmada— Me alaga, pero hay muchas personas más experimentadas en el pueblo como para guiarte.

—Quizás lo haya. Pero usted conoce como la palma de su mano a Forks. También la Reserva Quileute... Yo... Estaba pensando si... Usted me podría...¿Podría recomendar a la Reserva para poder auxiliar a algun maestro de la zona en alguna materia? —pregunta nerviosa Mavis, mientras junta sus manos a modo de suplica— Es la única persona que conozco y que me podría ayudar a entrar a ese lugar sin sentir que estoy manchando el suelo con mi presencia. He escuchado que no aceptan gente muy pálida, y usted tampoco está tan coloreado, y lo aceptan en amistad... Por favor... Haré cualquier favor a cambio, si me ayuda, Sheriff Swan —rogó sin escatimar el peso de aquel compromiso.

Charlie se quedó sorprendido. El nivel del chisme era bastante. Pero más que nada, la señorita Drac era tan aplicada que hasta le empezó a dar pena tras escucharla rogar. Hasta Cora lo incitaba desde el mostrador para que la apoyara, claro con gestos mudos.

—Ya, ya. Calma, no hace falta que supliques. Solo un ciego no podría notar las ganas de aprender que tu mirada y entusiasmo muestra. Y que yo sepa, no lo soy ni sordo. —bromea Charlie, un poco nervioso—. Te ayudaré, pero el año que viene tomaré en cuenta para algún favor su palabra, señorita Drac.

Mavis siente como sus terminaciones vibran tras escuchar la bendita frase, sus ojos se iluminan de felicidad.

—¡Santa rabia! Como usted diga, Sheriff. Con su ayuda, es mas que suficiente para que pueda lograr mi meta, al menos debo comenzar mi pasos fuera del Instituto con buen impulso. ¡Muchísimas gracias!—exclama mirando contenta a Cora— ¡Voy a ser auxiliar de maestra, Cora! Lo conseguiré, y estarás orgullosa.

—Ya lo estoy, querida Mavis. —ríe encantada Cora.

Siendo así, como el Sheriff ríe un poco.

—Bien, ¿Qué te parece si nos vamos ahora? Quedé con un amigo, y él te podría guiar dentro de la Reserva. —comenta Charlie.

—¡Perfecto! Nuevamente, muchas gracias por aceptar, Charlie.

El hombre se sonroja por tanta efusividad y alegría que destila la joven adolescente por lo que se levanta, paga por su comida a Cora y se retira. Con una colita siguiendole el paso.

Mavis podría entrar sin insultar a ninguna cultura, con ayuda de Charlie. Esta si que era la mejor táctica que se le hubiera podido ocurrir.

«Tal vez, no nos encontremos tan temprano mi querido lobito. Pero ... Lo haremos, solo hay que tener paciencia»pensó, enchufando la llave en su moto, y siguiendo al carro de policía hacia la reserva.

Un paso a la vez. Un paso para tener más motivos por el cuál tal vez conseguir que su padre acepte la idea, de que viviría por más tiempo en este pueblo. Algo le decía que Sam no era tan libre como pensaba que podría serlo. Tal vez su presentimiento no estaba errado. Sino... No la hubiera dejado temprano ese mismo día.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora