Capítulo 43

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Griffin se encontraba sentado sobre una cobija roja y blanco a cuadros sobre el pasto verde de aquel bosque, habían terminado de comer hace unos instantes, por lo que cada uno procedió a llevar su bebida con ellos y sentarse para compartir la conversación seria que prometía esta reunión.

Aunque, fue bastante divertido notar los predominancia, el marcaje de territorio y celos de Leah en ese momento, ya que se había sentado en su regazo, dejandola entre sus brazos a voluntad propia y su espalda acolchandose por su cuerpo, al ser un hombre medio fornido, su amada parecía mas pequeña y ponzoñosa en esa posición. Lo cuál no pudo evitar sonreír de dicha, no por la actitud tóxica, sino porque ya lo aceptaba como suyo aún cuando el rechazo de los primeros instante le hubiera dolido como agua caliente en su rostro, pero aquello ya era agua pasada, por suerte.

La abrazó y aceptó dichoso. Mientras que el cuerpo de la nativa se relajaba considerablemente entre ese gesto.

—Bien, como ya sabrás, nuestra gente desde que tenemos memoria nos han contado historias de nuestros antepasados, nuestros ancestros, y has comprobado en estos meses que la habilidad de proteger mágicamente se ha vuelto una parte de ti. —empezó Sam, quién también envolvía entre sus brazos a su impronta, no perturbado por la escena romántica sino por el nerviosismo de volver a hablar con Leah, después de tantos meses sin haberlo hecho.

—Papá está al tanto de lo que soy, no te preocupes por mi. Ya nada nos une. —Leah resopla incómoda.

—Me parece que te estás equivocando, cachorra. —interviene Mavis, incapaz de no ser parte de la conversación. Solo para aplacar el nerviosismo de su lobito— Como ya eres una loba, parte del mágico cargo de protector de estás tierras, debes saber que ya hay una manada formada mucho antes de que despertaras la genética.

—¿Y porqué me interesaría saber eso? Nadie estuvo para cuando cambié, solo estuvieron Griffin y Cleo. —Leah contesta a la defensiva.

—Ups, esa puede ser culpa mía. Disculpa esa gran molestia para ti. —Mavis contesta apenada— Te debe interesar porque tu tribu ha colocado a Sam, por ser el primer en cambiar, como el Alfa de esta generación de lobos protectores. Y como Alfa, eres parte de la manada, quieras o no.

Leah tiembla totalmente molesta por la forma en que lo dice. Escuchando en su cabeza palabras propias de su padre: "Todo lo que pasó entre Sam y tú estaba predicho, no estaban destinados para estar juntos y éste era el motivo. Eres una protectora hija, es un gran honor y responsabilidad absoluta. Serás una hermana más dentro de la manada. Es tu deber, ser unida y pertenecer a una."

—Me rehuso. No lo necesito.

—Leah, sé que en estos momentos no soy la persona a quién quiera tener cerca. Pero necesitas unirte a la manada como tal, eres una hermana y todos debemos unir fuerzas para cuidar nuestro territorio de los fríos —interviene con una actitud pacífica, aunque el tono de voz parecía imperceptiblemente molesta.

—¡Si claro, me quieres ahora como hermana, después de todo lo que me has hecho pasar! —Leah grita molesta. Indignada y dolida— No quiero estar cerca de ti imbécil. ¿cómo se te ocurre haberme hecho pasar por el infierno que dejaste atrás? Ah, claro, debió ser porque te enamoraste de la fría, alguien mas linda que yo, ¿No?

Sam se contrae de dolor. Endurece su mirada y se hace de valor.

—Fui estúpido. Debí haberte dicho mi motivo, no huir como cobarde. No voy a pedirte perdón ni lamentarme más de lo que puedo hacer, sería hipócrita de mi parte. —Sam acepta los improperios— Cuando desperté como lobo una semana antes de nuestro casamiento, no sabía ni como volver a ser persona por eso desaparecí un tiempo. Luego me presenté frente a Billy, me enseñó a cambiar y mantener la calma, al día en que pude conseguirlo fui a verte a escondidas... Tu padre dijo que no sería correcto hacerlo, que podía lastimar a quienes me importaban, pero hice caso omiso y quería aunque saber si eras lo que tanto proclamabamos. Pero con solo verte a los ojos en una oscura noche, lo confirmé. No eramos almas gemelas, Leah. No caí postrado a tus pies, mi lobo no te reclamaba y eso me partió la ilusión de toda una vida. Por eso me fui, corté nuestra relación potque tu padre al verme dijo que era mucho mejor sentar cabeza a la realidad que seguir dandote una vida de una ilusión sin sentido.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora