Capítulo 56

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Sam Uley se había dirigido con una expresión calmada, seria y adulta. Bajó de su camioneta, debía ser prudente a la hora de exponer a Billy el problema que había causado Jacob por ser indiscreto. Respiró hondo antes de presionar sus nudillos en un balanceo contra la puerta, tap, tap, tap.

Cinco minutos después, el pequeño Black fue quién lo atendió. Quedando tieso al verlo, carraspea antes de hablar con firmeza.

—Buenas noches, ¿Se encuentra Billy?

—Sí, espere le digo.

Y seguidamente a eso, Jacob retrocedió a buscarlo en dirección a los cuartos dentro de la casa. Unos minutos más, empezó a escuchar el sonidos de la silla de ruedas sobre la madera de la cabaña. Encontrándose con una mirada de sorpresa al conectar su vista con el mayor, hizo un intento de sonrisa por cortesía pero terminó en una mueca.

—Buenas noches, Sam. No te esperaba hoy, ¿Verdad?

—No, pero surgieron algunos inconvenientes que lo involucra. ¿Podemos hablar un momento?

—Bien, si lo necesitas, que así sea muchacho. Hijo puedes retirarte a tu...—iba diciendo Billy con una mirada seria dirigida a Jacob.

—No lo excluya, su hijo también esta involucrado en dilema.

Los ojos negros del señor de cincuenta y tantos lo mira sorprendido. Cambiando su expresión rapidamente a una ceñuda. Intrigado.

—¿Cómo? Y-yo no hice nada. A mi no me interesa sus asuntos de señores adultos —se queja Jacob.

Sam tensa la mandíbula.

—¿Cómo que no? Si hablamos de la hija del Sheriff entonces si es asunto tuyo. No seas un niño hipócrita, Jacob. —gruñe tratando de mantener la compostura, no podía atacarlo.

—¿Qué le pasa a Bella? ¡dime!

—Hijo no levantes la voz a tus mayores, no te he educado de esa forma —regañó Billy, totalmente descompuesto.— ¿Por qué la mencionas? ¿En qué problema te has metido Jacob?

El joven de quince años mira tembloroso a su padre.

—No es asunto de él —replicó bufando, en un tono bajo.

—¡Claro que lo es! —bramó molesto Sam— Señor Black, su hijo expuso información de nuestras leyendas a la hija de Charlie, le dijo sobre los fríos y de nuestra descendencia.

Billy palmó su rodilla en ¡Ploft! Tan potente que hizo saltar a Jacob en el asiento del sofá. Y nisiquiera así pudo ver el gran golpe del mayor en dirección a la nuca de su hijo.

—¡Las leyendas y nuestras historias son exclusivamente para nuestra tribu, Jacob! ¿Cómo has podido traicionar nuestra tradición que con tanto empeño buscamos reservarlo?—bramó tan molesto, que Jacob lo miraba aterrado y con lágrimas en sus ojos.

—¡No hice nada malo, son puros cuentos para niños! ¿qué es lo que tiene de malo? Ella me preguntó y es hija de tu amigo, ¡Prácticamente es familia!—se defendió Jacob con ojos llorosos.

—Pero no debías compartirlo con gente externa a la tribu. Es una ley, y lo has roto. —sentenció Sam. Aliviado de que no tuviera que explicar mucho, ya que las actitudes defensivas de Jacob lo exponían como un culpable absoluto.

—¡Cállate! ¿qué vas a saber tu?-...

Plaf! Se escuchó el sonido hueco de un golpe en chasquido contra la mejilla de Jacob, hecha por la mano de Billy.

—¡Cállate tú! Has ensuciado nuestro apellido, has incumplido una ley importante de la tribu. Ni siquiera estás viendo cuán avergonzado me siento, ¿Verdad? —bramó tan enfurecido Jacob, mientras parecía perder color.

—P-papá, yo...y-yo no sabía...

—¡Mientes! Estudias en la reserva, vas a las fogatas, ¡ERES TAN IGNORANTE! —se consterna Billy, trata de respirar y calmarse, sintiendo que en algun momento le va a dar algo. Mira a Sam con pavor — ¿T-todavía no has notificado de esto a los demás, verdad?

—Al Viejo Quil, si. Fui primeramente con él —responde levantándose del sofa, yendo a llenar un vaso con agua, y ofrecerle a la figura paterna Black.

—H-has hecho todo bien...—susurró Billy tenso, aceptando el agua para empezar a beberselo con necesidad. Ya nisiquiera dirigía mirada a su propio hijo, quién lloraba en silencio, con la mano en la zona de su mejilla hinchada por el golpe—... ¿Cómo supiste de todo esto? —preguntó después de unos diez tragos de agua.

—En la tarde, Isabella Swan fue a acosar a mi mujer. Habló sobre los fríos y sus sospechas en relación a los Cullen. La acusó de ser algo... Que no es. —respondió Sam encriptado.

Billy tuerce la boca, al par que deja el vaso con agua sobre la mesita de noche de la sala. Lugar donde había dejado pasar previamente para conversar de este asunto serio.

—Esperaba que estuvieras equivocado... —murmura ya más tranquilo. Pero aún se le notaba desganado.

—Lamento mucho tener que notificarle esto, pero no puede seguir ocurriendo esta impertinencia ignorante de Jacob en cuanto a gente externa a la tribu. Nos expone a peligros. —expresó respetuoso y sincero.

Billy mira a Jacob que en estos momento ya tenía la cabeza cabizbaja, y solo sus sollozos se escuchaba en la sala, hipeos suaves y poco perceptibles.

—Jacob.

El joven adolescente levanta la mirada acuosa, sintiendo calor y dolor en la mejilla, incapaz de decir algo. El shock mermaba todo su ser, su padre nunca antes parecía haber reaccionado así.

—Mañana iremos juntos a apelar por tu perdón, y esperar piedad. —Billy fija su mirada y postura tan emblemático, serio que parece perdido en una compostura muy fría dirigido al hijo. Hijo que nunca puso mucha mano dura porque no lo veía tan necesario.

—Pero mañana hay clases de recuperación...

—Faltarás. Ahora mismo solo importa apelar por una sanción menor, eso si... Por tu culpa podemos estar exiliados. ¡Haz roto todas mis esperanzas y las de tus ancestros de un solo tajo!—exclamó tan apesadumbrado Billy, que la vergüenza no parecía abandonar su expresión facial.

—P-pa-pá...

—Mañana también pediremos perdón a tu mujer, y a la tribu. Perdona que no haya podido prever esto, Sam.

—Ninguno sabía que podría ocurrir esto... No se culpe, señor Billy. —dijo Sam compadecido.

—No... Yo sabía lo ciego que está Jacob por la hija de Charlie, solo que no preví que fuera tan estúpido —suspiró apesadumbrado, pero negó levemente y lo miró nuevamente— Es tarde, Sam, ve a casa que tu mujer ha de estar angustiada o molesta por tu ausencia.

Sam lo confirma al notar la hora en el reloj de la cabaña, donde las manecillas  denotaban las once de la noche.

—Si, gracias por la consideración.

—Hasta mañana, Sam. Jacob ábrele la puerta a nuestra visita. —ordenó friolento Billy.

El chico tembló y asintió, mientras se limpiaba el moco con su mano. Tratando de calmarse a sí mismo.

—S-si...snif

Siendo así, como Jacob lo despidió. Pero Sam supo que esto solo era el inicio.

Mañana sería el verdadero reto.

Por ahora, Jacob no mostraba las características de estar despertando el gen, por lo que debía atender este asunto más pronto que tarde. No iba a tolerar que este mocoso fuera a creerse con prepotencia con la información de ser el próximo Alfa, no era un misterio ni secreto que el Jacob Black debía ser el próximo Alfa de la manada.

Pero con lo ocurrido, dudaba que fuera a ocurrir. Y si ocurría un caos, que no fuera tan caótico, solo eso esperaba para su propio alivio.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora