Capítulo 87

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Mavis se encontraba encantada de que sus alumnos hayan logrado llegar a sus vacaciones sin aplazarse en ninguna materia, sus esfuerzos estaban dando frutos, mientras que en la manada estaba notando una mejoría. La estabilidad de cada uno de sus cachorros iba escalando un nivel tan equilibrado que podía notar como los viejos de la tribu se mordían la lengua como orgullosos tercos, al parecer no iban a reconocer los meritos que el mestizaje daba a su tribu ni mucho menos la estabilidad que esta parecía dar en fruto para ellos.

Aunque no era como que le fuera importante obtener la aceptación de esos ridículos, había aprendido que en el mundo humano debes decidir si ellos te comen la cabeza en sumisión o tú les comes la cabeza y eres el dirigente de tu propia vida. No solo había aprendido que podía sobrevivir sin su papá protegiendola a cada instante, sino que había estado aprendiendo valiosas lecciones de sobrevivencia vagando entre los vivos como una persona parte de la sociedad pero sin dejarse llevar por las costumbres mundanas ni cambiar ella por la sociedad.

Cada tarde, casi noche se sentaba en las escaleras de su casa para observar la tribu. Mientras esperaba a su lobito volver, pudiendo ver como cada persona perteneciente y conocido en esa tribu iba a su propio ritmo; a veces podía ver al cachorro de Cleo nervioso, cohibido y preocupado pero siempre la saludaba con una sonrisa, para luego ya no verlo por un buen tiempo una vez que entraba al territorio de su amiga egipcia. Suponía que las cosas entre ellos al fin se había solucionado, y según sus cachorros Jacob estaba más maduro, pensaba en cosas más varoniles. Paul había mencionado algo como: «Nuestro hermanito se está volviendo machito, hombre todavía no pero solo el tiempo falta para que lo sea»; mientras que Jared tiraba bromas hacia Jacob, diciendo algo como: «Los sueños húmedos nos pertuban, lleva esos pensamientos a otros lados, ¡ugh!»

Con esas dos menciones en relación a Jacob, pudo comprender que tal vez su amiga egipcia todavía no satisfizo sus deseos carnales pero iba de camino a ello, si el cachorro soñaba eso... Significaba que la atracción estaba escalando sus ramas naturales y en tiempo justo, solo debían esperar que en cuánto cedieran al instinto carnal nadie fuera impertinente y quisiera separarlos. Frunció el ceño al darse cuenta de ese detalle.

Billy Black ya estaba consciente y postrado en cama, sus hijas lo tenían bien cuidado; la relación de padre e hijo se había vuelto justa y necesaria. Cuando le convenía ser padre lo era, cuando debía saludar a Cleo la respetaba, y cuando la miraba su mirada cambiaba a una sombría. Sabía que el concejo había dictado que el sangrado hemorrágico que el ataque de Jacob causó había dejado secuela de perdida de memoria, e invalido de cuerpo, ya no podía hacer sus mañas de viejo tóxico pero sus ojos seguían mostrando y evidenciando que nada había olvidado. Fingía no saber para sobrevivir, ser el más débil de la manada lo dejaba expuesto al peligro.

Sus hijas Rachel y Rebeca eran agradables, Rachel pasaba más tiempo con Paul que con su padre; mientras que Beca había venido a cuidar a su padre con su esposo una temporada, aunque se rumoreaba que se llevaría a su padre a Hawaii, donde ella pudiera mantenerlo estable. Rachel estaba de acuerdo, aunque le doliese admitir ella quería vivir con su novio pero su moral le venía castigando por no cuidarlo como prioridad. Mientras que Jacob, en ese caso solo sabía por Sam que todas las tardes libres que Cleo parecía darle y que casualmente coincidía con las vigías libres en la manada, este se sentaba a conversar con su padre.

Aunque siempre que lo veía salir de esa casa, y coincidía con el cachorro, lo abrazaba fuertemente. Sabía el pesar que el estado de su padre ocasionaba en él y el hecho de que el señor solo lo escuchase y no le contestara, debía doler al alma de Jake.

—¿En qué piensas, cariño?

Sam había estacionado la camioneta, hoy era día muy laborioso en el taller, mientras que Jared y Paul vigilaban el territorio, el conseguía el dinero para pagar los gastos por la cabaña: luz, agua e internet. Mientras que Mavis se encargaba de la comida.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora