Capítulo 28

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Drácula no perdió tiempo y tomó enseguida a su hija en brazos. Ambos abrazándose tan fraternalmente, padre e hija de nuevo estaban reunidos.

—No sabes cuánto te he extrañado, Mavis Weibis. —dice Drac, besando la sien de su pequeña.

—El sentimiento es mutuo, papá.

Ambos se voltean al sentirse mirados. Murray los miraba con una expresión tan divertida y empalagosa.

—Oww, que tierno. ¡momento padre e hija!—estalló en risas, la momia.

—¡Te ves muy sana, Mavis! ¿Cuánto sangre con colágeno has tomado?—pregunta divertido Frankie. Mientras abre los brazos para recibir su merecido abrazo también.

Mavis ríe divertida, niega pero se despega de los brazos de su padre para ir a abrazarlo. Frankie es uno de sus tíos divertidos y favoritos, por lo que es obvio que lo abrazaría.

—No he tomado tanta sangre. Solo he absorbido la vida citadina, Frankie —contesta mientras es recibida por un gran abrazo que la levanta por encima de la pasarela de alfombra roja.

—Me alegra que hayas escuchado el consejo. Aunque yo que tu, cuidaría a tu acompañante —comenta a modo de susurro, a sabiendas de que Drac pudiera escucharlo.

Wayne era el más consternado al estar mirando en dirección de Sam. Y el nativo Quileute era el más sorprendido de entre los dos. Mavis sabía el choque cultural que habría en esta situación por lo que inmediatamente hizo caso al consejo de Frankenstein.

—¿Qué significa esto? —gruñe amenazante el hombre con cabeza de lobo, mientras se cruza de brazos.

—Hija. Sabes perfectamente que humanos no son bienvenidos al hotel —asevera Drácula con rictus serio.

—¡Es que no es humano, papá! Bueno no un simple humano. Es un metamorfo o cambiaformas de lobo. —expresó nerviosa Mavis, colocándose frente a Sam como si lo protegiera.

—Vemos claramente que tiene más pinta de humano, de lo que dices, Mavs —dice Murray incómodo la momia, mientras sonríe y se acomoda contra el hombro de Wayne con un codo apoyado.—Aunque huele a perro mojado como tu.

—Es eso lo que me confundió. —admitió Wayne mientras gruñe por lo bajo ante la caradurez de Murray. Pero se lo deja pasar, por ahora.

—Soy nativo Quileute. Mi tribu tiene la capacidad de tomar forma de lobo para proteger a nuestra gente de los vampiros, mi residencia actual está en Forks, Washington. Más específico en la Reserva de la Push. —interviene Sam totalmente seguro de su linaje— Soy Sam Uley, y digo la verdad.

Todos al escuchar el motivo por el que cambia de forma a lobo, les da risa a todos los monstruos presentes. Al mirar a su amigo y Mavis, quienes eran sus supuestos enemigos naturales.

—Vemos otra cosa por aquí. Si dices que eres enemigo de los vampiros, ¿Porque sigues calmado a lado de nuestra sobrina?—pregunta severo Wayne.

—Vosotros no son enemigos míos.

—¿Por qué?—pregunta Dracula, mientras se cruza de brazos totalmente severo ante la incomodidad de esa presencia desconocida.

—Porque él es mi Clic, papá. Y yo soy el suyo. Así de sencillo. —contesta Mavis. Con necesidad expresa de intervenir.

Drácula al escuchar aquello, tiembla, tratabilla un poco para atrás. Dramático. Aterrado. Y perturbado.

—¿Cómo es que dijiste?—preguntó totalmente abrumado.

—En mis tierras, tenemos el destino de encontrar a nuestra compañera de vida. A esa persona especial, la llamado impronta. Somos lo que ella necesita: su amigo, su amante, su confidente o su pareja romántica. —expresa Sam sin titubear, tratando de sobrellevar la tensión palpable— He venido en esta ocasión con ella, con la intención de tener una charla respetuosa, para poder cortejar a su hija con todo el respeto que merece usted.

—¿Qué...?—susurra Drac totalmente ido. Perdido en la peor pesadilla de todo padre.

—Aunque ella me ha dado la libertad de aceptar sus sentimientos, ser su pareja. Me pareció correcto primero presentarme ante usted y pedir permiso como corresponde. Sé que suena muy precipitado y...—empieza a decir Sam, pero Drac aleja abruptamente a su hija de él.

Logrando que Sam, perciba el susto en su impronta. Y su piel empiece a humear, como fogata al contacto precipitado de agua helada.

—¡No! ¡No lo acepto! Ella es mía, mi niña no... Esto no puede ser real —sisea contrariado Drac.

—No nos puedes alejar. Usted no puede.

—Claro que puede, ¿O si no que harás un humano raro como tú?—defendió Wayne a su amigo, empujando lejos al joven de piel morena.

Y eso había bastado como para orillar a Sam a que su instinto natural saliera. Saltando para atrás, rugiendo fuerte y claro como un gran lobo negro de casi dos metros de altura.

—No te aflijas tanto Wayne. Dracky, al menos vemos que si es un monstruo como nosotros, hay que hacer una fiesta ¡Ya tienes yerno, pronto nietos!—Murray bromeó divertido. Para aligerar los nervios que aquella escena causó.

Drácula se había quedado totalmente sorprendido. Mavis se separa totalmente preocupada por el gran lobo, logrando que su papá la mire.

—¿Estoy alucinando o en verdad se ha vuelvo un lobo gigante?—pregunta totalmente aturdido.

Aquello sin duda para todos los monstruos presentes en la recepción dejaba absorto y asombrado. Petrificado sin saber que decir o pensar, la época actual estaba actualizandose demasiado.

—Así es su naturaleza verdadera papá. Sam puede cuidarme y protegerme, tanto o más de lo que pudieras imaginarlo. Él es mi clic, por favor papá, no me hagas elegir bando. Yo lo amo... Por favor —suplica Mavis.

Drácula al escuchar la voz suplicante de su hija pequeña, la suelta incrédulo y dolido. Ahora su pequeña atesoraba y admiraba a otro hombre que no fuera él mismo. Otra persona estaba robando toda su atención.

Mavis corre hacia Sam. Al ver que Wayne se acerca como para proteger a los suyos, arremangandose las mangas de su camisa blanca.

—No lo hagas. ¡Es mi pareja destinada! Yo no quiero que peleen. Si lo traje fue para que convivieramos todos juntos, ¡He crecido, y madurado! Ya no soy la vampirita e hija de papi que temía a los humanos, he crecido y quiero echar raíces así como papá lo hizo con mamá. —expresó seria, asustada y tratando de proteger a su pareja.

Sam no entendía porque los monstruos mismo se sentían tan tenso con su presencia. Por lo al sentir la preocupación de su impronta, roza su hocico contra ella, tratando de calmarla. Mavis lo mira con ternura.

—¿Lo has traído para presentarnoslo como tu pareja o para darnos un choque cultura? Diablos, Mavis. Has traído una criatura totalmente extraña para nuestros conocimientos —maldijo Wayne tras acariciarse su nuca. Tenso.

—Ambos. Aunque lo segundo solo iba a ser para Sam. Él no está acostumbrado a lidiar con otros monstruos. Solo con vampiros truchos. —expresa sincera Mavis — Creí que se llevaría bien contigo, por ser casi de la misma especie, tío.

—Pues creo que hubiera sido mejor ir por paso, pequeña Mavis —comenta Frankenstein tras el revuelo visto.

Mavis sonríe alicaida al caer en cuenta en ello. Creyó que su papá le dirigiría unas palabras más, pero en cuanto lo buscó, el ya no se encontraba tras Murray, por lo que su estado de ánimo decayó totalmente.

—Me precipité.

—Dale tiempo, pequeña. Mientras tanto, sería bueno que fueran a descansar. El viaje habrá sido bastante largo y agotador —expresó Murray, optimista e intentando animarla.

—Gracias, Tío Mummy. —lo abraza a modo de agradecimiento. Y luego gira su cabeza a su gran lobito— Vamos Sam, nuestro equipaje ya debe estar en la habitación que mandé preparar.

—Esta curioso esto. Digo, que nos entienda pero nosotros a él no, en esta forma. ¿Estás seguro que no entiendes su idioma Wayne?—bromea Frankie.

Wayne gruñe por lo bajo. Directo al ascensor, yendo a quien sabe donde.

—Pero qué amargado. —bufó Murray.

Y así sin más, todos dejaron de mirarlos. Para seguir con sus actividades respectivas. Este sin lugar a dudas había sido un encuentro que digo un gran giro de emociones.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora