Capítulo 80

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20 / agosto / 2006

En el bosque que rodea Forks, Zorah se movía ágilmente en su forma de zorro, acompañada por Jared, un imponente lobo de casi dos metros de altura, con Mavis segura sobre su lomo. Habían estado corriendo durante horas desde el templo, sintiendo el aullido familiar que resonaba en la distancia. Jared, guiando con destreza a su impronta kitsune hacia la Reserva, siguió el sonido de los aullidos hasta llegar a la entrada del territorio.

A medida que se adentraban, los aullidos se intensificaban, indicando la cercanía de la manada. Jared avanzó con determinación por el bosque, mientras la emoción crecía en el ambiente. Pronto, divisaron a Sam, el Alfa de la manada, esperándolos con los demás lobos.

Mavis, al ver a Sam, no pudo contener su alegría. Con la ayuda de sus dones, se lanzó directamente hacia él, transformándose perfectamente de una criatura ágil a una pequeña y mimada mujer ante los ojos del Alfa. Sam la recibió con afecto y protección, reconociéndola como su impronta.

Paul, siempre dispuesto a bromear, comentó con sarcasmo mientras observaba la escena:

—¡Ya llegó la domadora para calmar a la fiera!

Su comentario irónico ganó la mirada seria del Alfa, pero Paul lo tomó con buen humor, agradeciendo con una sonrisa socarrona.

Jared, lleno de felicidad al ver el reencuentro entre Mavis y Sam, con su imponente cuerpo de lobo de pie, quedo encima del kitsune pelirrojo bajo su protección, no quería ningún mal hacia su impronta. Admiraba el encuentro con un profundo sentido de ternura y orgullo, siendo un apoyo firme y protector para su impronta en ese momento especial.

Zorah aprovecha la comunicación telepática para preguntar a Jared:

«¿Es siempre así de público su afecto mutuo?»

Jared respondió con una mezcla de complicidad y diversión:

«Sí, Sam y Mavis son bastante abiertos con su conexión. A veces pueden parecer un poco... intensos para los demás.»

Luego, continuó en la comunicación telepática:

«El que lanzó la broma es Paul. Es un hermano de manada y tiene su manera particular de ser. Ya tiene su impronta, así que no te preocupes demasiado por sus bromas.»

Abrazados Sam y Mavis, entre susurros cargados de emociones profundas. Mavis, con voz suave y llena de emoción, susurró:

—Te he extrañado tanto, Sam. Estar contigo es todo lo que necesito.

Sam, sosteniéndola con ternura, respondió en el mismo tono apasionado:

—Yo también te he extrañado, Mavis. Estar juntos de nuevo es todo lo que importa.

En un momento de conexión profunda, ambos se miraron a los ojos y, al unísono, dijeron:

Ya estoy junto a ti.

El resto de la manada observaba con respeto y alegría, compartiendo el momento de reencuentro entre su Alfa y su impronta con un sentido de comunidad y afecto.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora