Capítulo 7

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Mavis se había sentido muy tranquila en la clase de Historia, Literatura donde le encantó la materia, aunque el tiempo parecía volar y no darle tiempo de disfrutar todo por lo que poco después llegó la hora de la Clase de Español. Dónde aprendió un poco más de ese idioma, ella si bien sabía muchos idiomas por las diferentes características de monstruos del mundo que iban a descansar y pasar las vacaciones en el hotel, por lo que, no era tan complicado la materia, solo se complicaba en cuánto decían comidas u bebidas que jamás había probado, tanto que le salía el acento raro como cuando un inglés trata de hacerlo.

-Nos vemos en la próxima clase, chicos. No se olviden de hacer la tarea -se despidió la profesora apenas sonó la campana de receso.

Al menos la antepenúltima materia no habían tenido, que era gimnasia, ya que el profesor había avisado que se encontraba indispuesto. Por lo que, directamente agarró su mochila y se fue hacia su casillero, dejandolo allí seguro de que no se le perdería.

Tras ello, caminó influenciada por los susurros de los demas hasta la cafetería, por lo que en cuánto entró miró disimuladamente como hacían el proceso de conseguir la comida, al igual de pagarlo. Por lo que, asentía tras cada nueva cosa que notaba al igual que los aromas que se percibían.

Al final, se decidió por algo extraño pero parecía tener buena pinta, un puré de algo crema con trocitos de algún embutido. Según la cocinera era: puré de papa con trocitos de hotdog. Miró por un momento en general el comedor estudiantil, buscando un lugar vacío, habían dos lugares por lo que, pensó que sería mucho mejor quedarse lejos de los ventanales por si hubiera algun rayo loco de sol. Justo casi detras de las puertas pero a una esquina olvidada de todos.

Agarró los cubiertos envueltos en aquel envoltorio de plastico, los quitó afuera e hizo el acto de copiar los movimientos que había podido recabar en cuánto miró en general donde sentarse. Por lo que supo como comer bien sin pasar vergüenza, aunque apenas lo probó, soltó un sonido de aprobación ahogada. «¡Está delicioso! Quiero aprender a cocinar esto»pensó emocionada. En cuánto iba por la mitad de la comida, tuvo que parar su cometido para beberse un poco del jugo que había podido comprar, no era igual que su bebida de ponche pero era pasable.

Tan gustosa de su comida iba, que no se percató en cuánto alguien la saludó sentandose en la mesa solitaria en la que estaba sentada.

-Oye, ¿te encuentras bien? -preguntó una joven que parecía mucho menos que ella. Pero se notaba la curiosidad y escrutinio en cada poro.

-Perdone, si. Pero, ¿quién es usted? -preguntó incomoda por no tener mas su espacio calmado.

-Soy Jessica Stanley, estoy en primer año. Y como tienes cara de ser nueva, me dije que te haría compañía, te llamas Mavis ¿verdad? ¿De donde vienes?-pregunta la joven interesada.

-Hola, y si, esa soy yo, ¿Tan obvio es que soy nueva? -preguntó Mavis con inocencia, amabilidad y tratando de socializar, pero se sentía nuevamente incomoda. Extraño, porque se pasaba todo el día atendiendo todo tipo de clientes con Cora.

-Siii, es que, todos crecimos desde el kinder aquí y enseguida se nota por su estilo de look o acento que alguien no es del pueblo. Nos conocemos entre todos porque es un pueblo pequeño, sabes, en fin, por tu acento... Desconozco que seas por los alrededores de Washington -contesta Jessica mientras se coloca a comer a su lado, sin cortarse para nada la autoconfianza.

Mavis trata de pasar tranquila esta situación extraña. Al menos alguien se había acercado a hacerle conversación. Era curioso la forma de hablar de la señorita Stanley.

-Es que soy de Rumania.

-Wow, eso está muy lejos. ¿Y a qué se debe que has venido a parar a un pueblo tan pequeño y aburrido como este?-pregunta Jessica sorprendida.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora