Capítulo 66

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Mavis se encontraba comprando insumos para la cabaña, comida normal para sus cachorros. Había obtenido mediante Sue Clearwater un recetario de comidas culinarias para humanos. Por lo que se encontraba muy emocionada por comenzar, tenía bastante dinero ahorrado y comisionado, si... Sam había obligado a los cachorros también a contribuir monetariamente para sus almuerzos y cenas, ya que la casa prácticamente era reunión de la manada.

Por lo que se encontraba con un buen carrito entre sus manos, mirando la lista de cosas que anotó para comprar para sus primeros intentos.

Sin embargo, se detuvo en la sección de enlatados al escuchar murmullo de dos señoras en particular. La madre de Jessica y la madre de Angela, dos señoras muy chismosas.

—Escuchaste la gran noticia que le llegó al Sheriff, Margaret —chusmea la Señora Stanley.

—No, he estado muy ocupada con mis hijos, Leia... ¿Le pasó algo malo?—preguntó curiosa la señora Webber

—No es mala noticia. —cuchichea la señora— Charlie recibió una carta de invitación para la boda de su hija. ¡Se casará con el hijo menor del dr. Cullen!

Mavis percibió como su instinto gritaba: ¡Alerta! Por lo que, disimuló seguir comprando con su oreja más agudizada para seguir al tanto.

—¡Pobrecito! —susurró aprehensiva la señora Webber— Angela aún no me ha dicho sobre esa noticia, estoy segura que será invitada a la fiesta; ambas eran compañeras y muy buenas amigas.

—A Jessica ya le ha llegado la invitación por email. Esta mañana me avisó —chusmea con victoria la señora Stanley.

—Uy, que suerte que has tenido. Pero... ¿No sabes cómo está el Sheriff? Después de su marcha no creo que haya tomado tan bien la noticia, ¿O si?—pregunta la señora Weber

—Eh.. en mi opinión, es su única hija, se alegrará mientras la vea con bien.

—Si... Tenes razón. ¿Vamos a visitarlo hoy? Seguro necesita apoyo. —propone la señora Weber.

De esa parte en más, Mavis decidió enfocarse en lo que quedaba por tomar del listado, e ir a pagarlo.

«Esto me da mala espina...»pensó mientras pagaba por las comidas.

Se cruzó con Mike Newton a la hora de llevarse las cosas a la camioneta. Con ayuda del rubio guardó todo acomodado y finalmente le dio propina.

—Gracias Mike.

—De nada, Mavs. Siempre para ayudar.

Ambos sonríen con amabilidad. Pero el rubio parece recordar algo e inmediatamente de reojo le dice:

—¿Irás a la boda de Bella? Si no te invitó podrías ser mi acompañante...

Mavis finge sorpresa.

—Oh, Santa babia. Y ... La verdad que te agradezco la invitación Mike, pero, déjame ver si no ha llegado a mi buzón y por medio de Jess te aviso. ¿Vale?

Mike asiente encantado.

—¿Y tu celular?

—Eh... Se me cayó al mar. Estoy ahorrando para uno nuevo.

—Oh, suerte y mucho cuidado para la próxima, Mavs. ¡Esperaré el mensaje!—Dijo Mike mientras se devolvía hacia el supermarket con el carrito vacío.

—¡Si! Cuidate también.

Y sin más, subió a la camioneta. Siguiendo el camino hacia la Reservación, había mucho que pensar y reflexionar, en el caso de que hubiera sido invitada a esa boda... «¿Ir o no ir?»pensó golpeando levemente el manubrio de la camioneta.

Una hora y media de viaje.

Iba estacionando la camioneta, pero con solo apagar el motor, Sam salió com semblante turbio, tenso. Sacó de su bolsillo una carta con desagrado.

—Uy esa cara no me gusta —comentó saliendo de la camioneta, mientras se dirigía hacia su pareja.

—El olor es de ellos, Mavis. Y ya sabes lo que significa eso —dice rumiendo Sam, estaba claro que no le gustaba lo que representaba esta carta.

—Tranquilo, yo tengo mas contexto que tu al respecto, cariño —contesta mientras planta un beso dulce en sus labios al quitarle la carta de las manos.

—Chicos, ayuden a Mavis con las compras, Paul, Jared y Jake.

Mavis levanta las cejas ante la mención del último.

—¡Santa babia! Cuanto tiempo sin escuchar a ese cachorrito.

Jacob sale de la cabaña acompañado de los otros mencionados, aunque se lo veía mas cambiado, su expresión era mas sereno y su postura mas recta. Casi pudo verlo como un egipcio digno para su mejor amiga.

—Oh, hola Mavis... Si, Cleo recordó que soy parte de la manada aún...—saluda Jake, nervioso con una sonrisa tímida.

—Me alegra saber que lo ha recordado.

Mavis iba a ir con la intención de ir a abrazarlo como toda mamá loba, pero Sam la atrae hacia él.

—Vayan pronto, que seguro hay lacteos y más cosas que se pueden echar a perder —exigió serio Sam.

—A veces siento que me consideras una muñeca de trapo. No uso la superfuerza porque me da pereza y me gusta tu calor, ya lo sabes, cariño... Pero, esto de que me alejes de mis cachorros no me gusta —aclaró determinada con sus ojos celestes mirando fijamente a Sam, claro desde el punto debajo del mentón del Alfa.

—Comprendo, no te lo tomes personal cariño, solo quiero estar contigo. Además, necesito saber de qué se trata esa carta. Todo lo que venga de los fríos Cullen, nunca es bien recibido.

Mavis se queda callada. Frunce el ceño.

—No te discuto más. Porque también tengo curiosidad, bien, vamos dentro.

Ambos ingresan a la cabaña, mientras que son seguido por los chicos con las diversas bolsas de las compras. Todos ayudaban con la intención oculta, comer porque ya se estaban muriendo de hambre y ya Leah los había espantado de su casa, la comida que Griffin hacía era una delicia también pero esa mujer era una egoísta.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora