Capítulo 6

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Forks - Agosto, 2004

Mavis bajó de su hermosa stella-scooters color 7459C (verde aqua opaco), bajo de la misma para quitar su mochila del compartimiento bajo el asiento. Se quitó el casco y lo dejó candadeado a la vespa. Inhaló profundamente el aire para calmar sus nervios pero en medio de esa acción tan natural pudo olfatear algo extraño en el ambiente, buscó la mirada entre la mayoría de personas curiosas que estaban en el estacionamiento del Instituto de Forks y los encontró mirandolos, a aquellas personas que la miraban con incertidumbre.

Ella frunció el ceño, pero agarró sus llaves y las guardó en el compartimiento de la mochila. Entrando al Instituto obviando esas miradas, trotó un poco entre los escalones de la entrada. Su outfit le permitía mucha movilidad, una calza negra con unas botas cortas negras, una remera de lana pegada al cuerpo de color rojo con una junto con una camisa a cuadros negros con gris la cubría del frío, y complementaba. Su mochila era de cuerina color negro, ancha lo justo y suficiente para que entraran los libros.

Caminó sin ningún problema hasta el escritorio de la secretaria Cop, sintiendo los nervios a flor de pie, saltó ligeramente en un impulso, tras decir un simple y divertido saludo:

—¡Boo!

La secretaria saltó en su escritorio. Y al llevar su mano a su corazón, mirándola con sorpresa.

—Buenos días Sra. Copper, he venido tal cual me ha pedido hacer —saludo con una sonrisa divertida.

«Que sencillo es asustarlos o tomarlos por sorpresa. ¡Los humanos son divertidos!»pensó Mavis con emoción.

—Oh, ay señorita Drac. Casi se me sale el corazón, me has asustado jovencita —regañó con un ligero tinte de broma— Al menos te veo con buena salud... —admite aliviada tras una sonrisa mientras intenta tranquilizar su corazón ataviado.

—Sii, estoy demasiado ansiosa por comenzar las clases. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Me guiará usted a la primera clase o debo pedir ayuda a...?—preguntó Mavis nerviosa y ansiosa.

—Primero que nada, deberás hacer que este papel sea firmado por cada maestro al que asistas a clases. Luego al final de la semana, me la traes para sellarla, y archivarla. Con esto, nos quedará claro tu compromiso y constancia con nuestra Institución. —explica la señora Cooper, tras darle un papel con un listado de materias— Tan solo dame un momento querida, te acompañaré a la primera clase... Nuestro alumno guía no podrá asistir aún, por lo que, mañana o tal vez el jueves puedas conocerlo para que te haga una buena guía general del lugar.

—Comprendo... —acepta el papel, teniendolo entre sus manos— Sin problemas la espero, sra. Cooper.

Y tras ello, se la ve caminar a la secretaria hacia el despacho general, donde había un cartel que decía: «Director», al abrir la puerta y cerrarla, supuso que debía ser una conversación breve con el superior.

Se sentó en una de las sillas de espera, sin embargo, una presencia vino caminando hacia ella. Sentándose cerca de ella, y saludarla con gran confianza al igual que una gran sonrisa.

—¡Hola! ¿Cómo te llamas? —exclama la voz cantarina y demasiada entusiasta de la pálida joven de ojos dorados— Yo soy Alice, Alice Cullen.

Y allí fue cuando, Mavis se sintió mareada, no le agradó saber que el aroma extraño venía de ellos, ni siquiera los ojos raros le daban confianza. Se mordió ligeramente los labios, absteniéndose su cara de amenaza tras la cercanía incomoda de la Cullen.

—Mavis Drac... —murmuró reservada.

—¡Oh, un gusto Mavis! Espero poder coincidir contigo entre clases, pareces una muy buena persona... Además que me encanta tu perfume y tu outfit, ¡Te queda divino!—expresó Alice mientras la mirada de pies a cabeza.

Pero eso no le gustó mucho a Mavis, alejándose de ella, para tomar su espacio personal de nuevo. Sus hombros dolían por lo tensa que se sentía, totalmente incomoda pero trataba de sobrellevarlo.

—¿Puedes... Puedes bajar un poco tu volumen de voz? Me da jaqueca —pidió mientras se mareó un poco. Sintió secos sus labios, y su sed aumentó por lo que, tras la desconfianza que le generaba esa joven adolescente que a leguas su instinto decía que «no» era humana.

Alice retrocedió preocupada. Y pidió disculpas con su mirada. Aunque justo cuando la secretaria salió, Mavis la vio y volteó después hacia la joven barullenta, pero ya no estaba.

—Ven, te llevo a tu primera clase. Perdón por tardarme tanto, querida —pidió disculpas la sra. Cooper.

—Descuida, no hay problema.

Y tras ello, ambas se encaminaron a la primera clase. Historia.

Este día sería uno muy largo, y su instinto ya lo sabía.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora