Capítulo 12

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La fiesta de primavera, llegó y por fin se pudo sentir dichosa. Estar envuelta de personas juveniles y para nada seniles era una dicha sin igual. Escucharlos reír, bailar, estar nerviosas por los chicos y viceversa. La música no era de un tiempo calmado pero tampoco muy barullento, por lo que era soportable.

Jessica y Angela habían ido muy temprano a su casa para alistarla. Por lo que en cuánto llegó al instituto, sus compañeros de clase alucinaron, escuchaba muchas frases que la tenían avergonzada tras no haberselo esperado ese tipo de reacción.

Al ser centrada en el estudio. Rara y reservada, muchos habían optado por charlar con ella cuando fuera realmente necesario, y no se sentía muy sola por la compañía de sus amigas de cursos menores.

«Que guapa se encuentra hoy, Mavis»

«Miren, la rarita es toda una mujer guapa, ojala haberla visto antes así, uf»

«Wow, entonces si se puede ser guapa, aún siendo emo» susurró la presidenta de la clase.

«Esta muy buena, la rarita»

«¿Quién será su pareja de baile?»preguntó una chica con curiosidad, la tesorera.

«¿Si quiera alguien la invitó para bailar? No escuché nada al respecto, pobrecita...»dijo otra compañera.

Prácticamente todos habían ido emparejados por lo que empezaron a verla con pena. Mavis no se dejó intimidar, solo posó para la foto como toda una estrella, una hermosa adolescente que estaba feliz con participar nomas en esta ocasión tan juvenil y especial.

Sin embargo, en cuánto iba a cruzar el portal después del arco de flores, donde cada persona se iban a quitar fotos de recuerdo. Su papá llegó para cerrarles las boca como se lo merecían. Chilló de emoción cuando lo vio, tirándose hacia él y abrazandolo, mientras Drac se carcajeaba de dicha como ella.

Iba trajeado, con un hermoso esmoquin hecho para la ocasión. Su aroma que tanto había extrañado estaba allí. Su cercanía que había extrañado tanto. Sus abrazos que la hacían sentir el refugio y el cobijo. Su super amigo y confidente, su papá estaba allí. La fiesta no tardó en comenzar, el baile mucho menos se hizo esperar.

Sus compañeros la miraban asombrada. Mientras ellos seguían en su mundo, la conexión padre e hija se sentía por cada poro, cada mirada, cada sonrisa. En todo el año no habían visto a la figura paterna, y ahora que lo veían no podían quitar la mirada de encima. Su baile sincronizado y la envidia de su conexión se notaba aún cuando algunos quisieron evitar que se les notara.

—Estás muy linda, mi Mavi Weibi.

—Tu muy guapo, papá. Gracias por hacer este baile el mejor —murmuró abrazandola con una sonrisa plenamente feliz.

—Nada me iba a separar de un momento como éste, si debía recorrer medio mundo solo para verte, lo haría para toda una eternidad, mi niña —besó su sien, encantado de poder verla y tenerla entre sus manos. Bailando juntos como siempre lo habían hecho.

—Gracias por siempre ser mi pareja de baile, por venir y lucir juntos, algo que nadie podrá tener. Porque tu y yo, siempre vamos a ser ese duo único en este mundo... Te amo, papá —susurró solo para ellos, mientras sus pestañas se humedecían por la emoción.

—Es todo un placer para mi, Mavi Weibi —sonríe encantado Drac.

Bailaron hasta que la fiesta se empezó a calmar por botacas, por humanos alcoholizados porque se había colado algo entre el ponche humano. La fiesta no duró mucho porque creían, pero tampoco fue para tanto.

Aunque... Cuando iban de regreso en su moto, Drac notó algo en el ambiente alrededor de la cómoda casita de su hija, tensando sus hombros. Observando a la lejanía, encontrando mirones de ojos dorados, disimuló no verlos, pero aquello no le había agradado ni un poquito.

Al parecer, Griffin tendría que quedarse por más tiempo con su hija, porque a pesar que tuvieran el mismo aroma a muerto, nada le aseguraba que quienes miraban de lejos fueran agradables. Ni mucho menos de los suyos, los ojos rojos no la tocarían ningun pelo, entre ellos se respetaban.

«No me gusta para nada lo que he visto. Pero mi niña no los ha sentido, quiere decir que nisiquiera sabe de su existencia o los ignora. Ella nunca se mezclaría con alguien que solo sea un peligro para su integridad. La eduqué muy bien...»pensó Drac.

Y aunque a la distancia, dos del Clan Cullen habían sido captados. Ninguno estaría al tanto de la cruda verdad que protegía bajo leyes a Mavis, por más agradables que pudieran ser entre monstruos los Drácula, no quería decir que otros vampiros que no respetaban y honraban la sangre, fueran aceptados. Traidores o fraudulentos vampiros no serían aceptado ni mucho menos considerados amigos.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora