Capítulo 49

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Mavis llega por fin a su dulce hogar después de un largo día, se despide de sus amigas y estás se retiran hacia el pueblo, llegando justamente para las siete de la noche. Abre la puerta e ingresa buscando a su pareja a través de sus sentidos mientras se dirige a su heladera para tomar un poco Vampire Punch, suelta un sonido placentero al contacto con sus papilas gustativas ante el sabor fresco de su bebida favorita.

Unas pisadas se escuchan acercarsele, mientras ella se bebe todo el líquido de la botella, como si la sed no saciara.

—Bienvenida a casa, te extrañé mucho en tu ausencia, cariño...—saluda Sam, deslizando sus brazos por la pequeña cintura de su impronta, abrazándola con esa calidez hacia sí mismo. Reclamando todo de ella para él, con ese gesto de recibimiento pasivo.

Inmediatamente el cuerpo de la joven vampira se relaja, dejando a duraa penas la botella  en la encimera de la cocina, para luego ceder por completo hacia su pareja. Quedando a su merced.

—¡Santa rabia! Yo lo que te extrañé Sam, debí haberte llevado conmigo...—admite mientras sus frías manos deslizando por esos brazos fornidos y calidos como un sol de ensueño— Me probé muchas ropas, pero no tuve tiempo para comprar algo que me gustara, ¿Sabes?

Sam se arrimó ligeramente hacia el cuello de su impronta, olfateando algo irregular en ella.

—Hueles a ellos, ¿Porqué? ¿Te hicieron algo?—preguntó instantaneamente preocupado por ella, volteandola para verla completa y buscando algún rasguño o daño colateral.

—Todo se enfoca a ella, Sam. A causa de Bella me encontré con uno de ellos. —resopla incomoda al recordarlo. Haber recibido miradas de incredulidad por parte del cobrizo al estar comiendo con sus amigas la hizo sentir tan acosada que no pudo disfrutar como quería con sus amigas de la cena— Te advertí que su curiosidad era diferente, y no me quisiste creer.

Sam frunce el ceño. Incrédulo por lo que escuchaba. Arrincona a su impronta contra la puerta de la heladera y la mira en busca de algún gesto que indicara que lo estuviera tomando del pelo.

—¿De qué me estás contando?

—La hija del Sheriff tuvo un accidente una semana atras, probablemente debía haber muerto en ese tiempo pero... El vampiro cobrizo que me acosó un tiempo, se involucró y evitó la muerte de Bella. —le comenta— Angie me lo dijo, esa mocosa está muy rara, tiene una fijación en donde no le incumbe investigar.

Sam estupefacto la mira sin poder debatirle, no podía creerselo.

—Me imagino que le advertiste que los pálidos son mala influencia, y que lo dejara por seguridad. —opina finalmente el nativo.

—Le advertí que no eran buenas relaciones si quería sobrevivir en este pueblo. Pero si no hace caso ni siquiera a mis amigas, te crees que una desconocida como yo soy, ¿Me va a hacer caso siquiera?—reclama mirándolo taciturna.

—Bien, cumpliste con nuestro acuerdo. Personalmente voy a encargarme de que el mensaje sea claro para los fríos, no te preocupes por ese punto, ¿Si?—comenta Sam, tomando el rostro de su impronta al verla mirarlo así— No estés a la defensiva conmigo, no quiero verte indiferente hacia mi, por favor.

Mavis hace una mueca.

—Eres tú quién me pone en duda. Me obligas a socializar más de la cuenta con una persona que no es de mi propio interés solo por un conocido en común en ambos, me comprometes en una situación que no me incumbe Sam. —replica mirándolo con sus ojos celestes molesta.

—Charlie es un hombre muy querido, no creo que estés siendo tan fría.

—Si lo veo en peligro, lo salvaré. Si tuviera una relación amistosa importante con la hija, también sería la misma opción. Pero, en estos momentos quieres que haga cosas que realmente no me incumben, no soy ni su compañera de clases ni su vecina, y eres tú quien se está equivocando conmigo al querer manejar por encima de mis decisiones —Mavis, lo enfrenta con la mente fría y calculada.

—Charlie es como parte de la tribu, por mantener una relación amistosa con los consejeros de la tribu, tal como has aceptado ser mi mujer, también debes entender que la prioridad es nuestra gente de la tribu, es mi familia. —aclara Sam mientras la toma del mentón.

Mavis trata de separar la mano posesiva y dominante de Sam de su mentón, no muy grata ante la sensación que transmitía ese agarre.

—Sam, es tu gente. A mi a rasguñazos me aceptan, y te reiteraré por última vez: si veo a alguien en peligro que conozca propiamente, intervendré. Sino, no me incumbe absolutamente, recuerda eres tu el guardián de proteger a los tuyos, yo no tengo ninguna obligación de hacerlo y según Harry Clearwater, mi deber como impronta es ofrecer ayuda y cobijo a integrantes de la manada o tribu. Nada me obliga a hacerlo como a ti te lo han impuesto desde que te convertiste en metamorfo. —aclara lo más pacífica posible, quitando de un manotazo la mano de Sam y lo empuja sutilmente, sin dañarlo. Rompiendo esa atmósfera de dominancia.

—Mavis...

—Sam, estoy realmente cansada como para debatir acerca de este tema contigo. Me voy a duchar, eliminaré el aroma de esos fríos truchos y me iré a vagar por la noche sin ti si no cambias de actitud, recuerda esto no es lo que yo quiero para nosotros ni necesito, tu siempre me dices que serás lo que necesito o necesite, ¿Donde ha quedado eso con esta charla?—pregunta irónica y apatica, yendose de la cocina.

Sam se queda estático en su lugar. Pero la molestia se percibe latente en el lazo.

—Carajo.

Tal vez, las costumbres y formas de pensar entre ambos eran disparejas, ¿Podrán sobrellevarlo o la llegada de Bella hará su relación un infierno?

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora