Capítulo 51

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Mavis y Sam hubieran seguido una dulce reconciliación en su cabaña de no ser por la precipitada aparición de los chicos en la puerta, habían venido a avisar del descenso de Waylon Forge, un habitante muy querido por el Sheriff y conocido por los viejos de la tribu, todo parecía indicar que había vampiros de ojos rojos vagando por la zona y cenandose a pueblerinos.

—Iré a investigar.

—Mavis...

Sam no estaba muy contento con esa idea, la sola imaginación de tenerla con un mínimo rasguño lo hizo arder en molestia y preocupación.

—Ni una sola palabra más, volveré.

—No irás sola —refuta Sam.

—No iré sola, de hecho... Cleo ya está por la zona.

Sam se quedó con las palabras en la boca tras verla transmutar a vampiro.

—Búscame en cuánto encuentres algún rastro, cariño —pide el Alfa.

—O simplemente chilla, de seguro Sam te encuentra más rápido —bromea entredientes Paul.

Si las miradas matasen, estaba fijo que Paul había caído como yunque al suelo en ese mismo instante por la mirada de Sam, no le había gustado la broma.

—No te pases, viejo —opinó Jared.

—¡Da igual! Cuídense, nos vemos.

Siendo así, como el murciélago se fue alejando del grupo de personas, quiénes inmediatamente siguieron sus metas por régimen, es decir, trasmutar a lobos y seguir las huellas del enemigo.

Billy, Harry y el viejo Quil estaban inquietos por la pérdida del amigo. No era un secreto que a quien habían asesinado era el Papá Noel del pueblo, o al menos quién se tomaba el carisma a pecho de serlo en cada festividad a fin de cada año.

«Asegurense de no perder el rastro. ¿qué saben del hecho?»pregunta el lobo negro(Sam), por el link de manada.

«Si, Alfa.»acatan ambos por reflejo.

«Charlie comunicó que el ataque parecía ser de un oso. Pero todos sabemos que un oso no ataca a la yugular»el lobo gris oscuro(Paul) pensó con obviedad y molestia en la respuesta.

«Muéstrenme dónde fue»pidió Sam.

Los dos lobos corriendo hacia el pantano, donde habían encontrado el cuerpo los detectives y las coordenadas que Harry Clearwater había otorgado.

Mientras que ellos se dirigían a la ubicación con maestría, Mavis sobrevolaba el cielo, por via terrestre iba en compañía de dos de las mascotas de Cleo, es decir: Hissette la serpiente, y la intervención especial de Bastet la Diosa gata egipcia, quién saltaba de rama en rama entre los pinos del bosque, siguiendo el aroma.

Cleo se encontraba esperando ya en el pantano para encontrar algo más de muestras para saber a qué exactamente estaban buscando y si realmente podrían ser un peligro.

«No me agrada nada esto de que apenas las cosas se vayan asentando, el caos salga a flote. No me gusta nada»pensó Mavis en cuánto pudo ver un borrón por la zona hacia Canadá.

Gruñó por lo bajo, pudiendo ver a tres personas extremedamente pálidas como la familia Cullen, sus ojos rojos brillaban ante la luz tenue de la luna.

Bajó lo más cerca posible pero prudente.

Escuchando todo lo que estaban charlando los tres desconocidos.

—Patéticos humanos, creer que pudieran atraparnos ha sido un total desperdicio de refuerzo —exclamó con una sonrisa un tipo pálido de cabello rubio atado en una cola corta.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora