Capítulo 44 (+18)

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Abril, 2005

—Soy yo, ¿O el tiempo está pasando demasiado veloz?—se queja Mavis.

Produciendo en Sam una sonrisa, por lo tierna que la había escuchado.

—Así es cuando disfrutas algo con tanta pasión, el tiempo pasa volando. Me suele pasar bastante en el taller. —comenta Sam, mientras ambos disfrutan de ese domingo tranquilo.

—Es que, siento que el tiempo ya no me alcanza para disfrutarlo contigo. Con las prácticas en la escuela, las clases de apoyo y las horas en Caver Café, siento que nuestros findes son demasiados cortos, ¡No es justo!—replica Mavis totalmente dramatica, mientras trata de relajarse pero algo en ese día se lo impedía más que otros.

Sam sabía que su impronta empezaba a sentir algo entre ellos, un tipo de tensión que los empezaba a dejar tensos. Los besos se volvían insaciables y la necesidad de mas contacto iba rozando lo vulgar.

—Mavis, si lo que quieres es disfrutar tiempo a mi lado. Creo que es momento de subir un escalón más a nuestra relación como pareja —opina Sam.

Los ojos celestes como el cielo, lo observan inocentes y perdidos.

—Vamos a solucionar por fin está sensación de incomodidad entre nosotros, con eso que propones me imagino —comenta Mavis.

—La incomodidad no es exactamente lo que nos pasa, sino que hace como seis meses que estamos como pareja, y aún no hemos comcluido el ritual de imprimación —sugiere delicadamente Sam— Es decir...

—Que el lobo quiere comer a la caperucita. Entiendo. Entonces, ¿Cómo dices que se llamaría está tensión entre los dos?—pregunta comprendiendo de a poco el tema de conversación.

—Tensión sexual.

—Oh, ¿Y ya quieres tener bebés conmigo para disolver esa tensión?—pregunta recordando la concepción del termino sexo, en que su padre alguna vez se lo mencionó.

—¿Cómo has llegado a esa conclusión?—pregunta sorprendido Sam.

—Papá dijo que cuando un hombre decide dar el siguiente paso en la relación, es porque ya quiere dejar su sucesor y tener una familia. —aclaró.

—Vaya, es un padre muy sabio. —comentó Sam, por no decir:«muy anciano, no disfrutó de su juventud»pensó reservándose su opinión completa.

—¿Ya quieres tener bebés o a qué te referías?— Mavis, pregunta un poco avergonzada ante su curiosidad.

—Mi intención aún no es tener nuestros cachorros, Wayne me mataría primero si hago eso sin pensar en la estabilidad de nuestra familia. Y segundo, me refería a que la tensión sexual, podría aliviarse con hacerte el amor, darte muchas caricias, mutuamente...—empieza a decir Sam, mientras se sube encima de su impronta en la cama, besando humedamente los labios de su mujer, marca una distancia íntima, notando el hambre nuevo en las pupilas de su impronta— Te he respetado mucho, pero debo serte sincero, necesito hacerte mía y que tengas mi aroma sobre ti... Sé que suena raro pero es como me asegura que los demás se limiten a cuidarte y no atacarte por culpa de nuestro instinto o leyendas.

Mavis se siente cohibida ante tal muestra de afecto hambriento. Traga saliva como si empezara a tener hambre pero no era una sensación común en ella. Esos ojos dilatadas o cristalizados en Sam, ansiaba demasiado saber qué hacer con ellos, y qué significaba realmente saciar esa necesidad que ambos sentían.

—Bien, entiendo... Pero yo, esto... No tengo experiencia en ese sentido, nunca antes he estado con alguien más... No sé qué se hace en estás circunstancias —contesta avergonzada, siempre quiso investigar profundo ante eso, pero siempre que lo intentaba su padre cerca no ayudaba a evitar pasar vergüenza. Ver porno o una revista acerca de eso, era demasiado vulgar para su padre.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora