Capítulo 30

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[ D I C I E M B R E ]

Se encontraba totalmente perdida entre sus pensamientos, acariciando la suave tela de su cama, sonriendo con una sonrisa nostálgica, dando la espalda a la ventana de su habitación. Si bien, había ido a tomar un pedacito de nube y poco después dejarlo en la habitación de su padre, como si fuera suficiente para invitarlo a charlar.

Esuchó un revoloteo suave, ligero y poco después un peso cambiar, caer suavemente sobre el suelo del cuarto.

—Sabía que no fallaría la nube.

El silencio los abraza con íntimo y dulce cariño familiar, la pacífica calma gobernaba entre ambos. Con una sonrisa nostálgica envolviendo sus rostros, Drácula no perdió tiempo en tomar lugar a un costado de Mavis, sentándose en el colchón.

—Extraño volar contigo, lagartijita. —finalmente expresó su padre.

—La nube fue mi sutil invitación, ¿Vamos?—pregunta Mavis, volteando su rostro hacia el lado derecho. Mirándolo con ilusión.

—Vamos, mi pequeña lagartijita.

[...]

Ambos murciélago de pelaje negro volaban ágiles, coordinados y plenos por los cielos, hasta llegar por encima de las nubes. Rozando con las puntas de sus alas las emponjosas y suaves nubes blancas, riendo como cuando ella era pequeña e igual a cuando su padre era mucho mas joven. Jugando a las escondidas, disfrutando de la compañía del uno con el otro.

Su pequeño cuerpo era tan liviano que podían dejarse posar sobre un cúmulo de nubes por cierto tiempo.

—Papá...

—No estoy enojado contigo, Mavis.

Ella lo mira sorprendida.

—Habla conmigo papá, por favor.

Dracula suspira, volteando su rostro pelido de ojos negros gigantes hacia aquellos ojos celestes.

—Tan solo me sorprendió todo. No estaba planeando ser suegro por un largo tiempo, ni mucho menos de que tu experiencia con los humanos fuera tan amena como me los describías por mensaje de texto...—expresa sincerandose Drac— Los tiempos están cambiando, y con esto, me ha quedado claro, solo me tomará tiempo digerirlo.

—Perdona por no haberlo pensado con mente más tranquila, es que... —suspira para calmar su entusiasmo— Es que desde que emprendí mi viaje al mundo humano, sentí ese estirón en mi pecho papá... Sentía que debía realizarse esta aventura, y aunque no me creas; al principio creí que podría haber equivocado pero persistí y salí ganando una buena experiencia por más raros que seamos. Conocí a vampiros, pero son todos raros y su humor es tan aburrido, estuve entre humanos y aprendí algo muy importante, papá.

—¿Y eso cuál fue?—pregunta curioso Dracula, tras escucharla hablar con viveza y esperanza.

—Tal vez la humanidad no acepte a los diferentes, a los monstruos o lo desconocido... Pero de ese cien por ciento, existe un dos por ciento que vale la pena rescatar y confiar. Capaz la cantidad no haga mucha diferencia, pero he entendido que no siempre podremos encajar en todas partes, nos pueden quemar, ignorar o aceptar, no nos debe importar lo que crean o no. Solo en lo que querer creer nosotros mismos, si encontramos persona que se conforme con aceptarnos, que así sea. Si nos odian o nos ignoran, ni deben existir para nosotros. —contó Mavis, recordando a sus amigas Angie, Jess y Cora. Sonríe dulcemente— Tal vez no encajo del todo en el mundo, o los monstruos en él. Pero no podemos luchar por encajar entre la sociedad, solo debemos luchar por sobrevivir en la tierra que compartimos como seres vivos naturales y sobrenaturales, ocultos o visibles, podemos existir en paz, solo debemos saber cuándo creer.

Dracula la mira con un sentimiento nostalgico, casi similar a la sensación de estar hablando con su difunta esposa. Al final, su pequeña lagartijita había aprendido la sabiduría del nomada, del solitario y del camino al conocimiento que podía darle paz como algún día lo tuvo su amada.

—¿Todo eso lo aprendiste en un año?

—Aprendí viviendo, experimentando, mirando y escuchando todo lo que me rodea. Y aún me falta mucho por conocer, papá. —contesta Mavis— Solo he estado en un pueblo pequeño, pero su infierno es grande.

—Ya veo, seguirás más tiempo fuera del hotel, ¿No es así? —comenta Drac.

—Mi vida adulta recién acaba de comenzar papá, aún me falta conocer la Reserva donde vive Sam. Aun me falta sentir la magia del Clic, tal como mamá lo sintió contigo. —expresa Mavis llevando su manita hacia la de su papá — Pero no me olvidaré de ti. Siempre seguirás siendo mi papá. Mi protector, y parte de mi vida.

Dracula al escuchar aquello, siente como su muerto corazón se estruja con cariño y calma.

—Creía que con otro hombre..., me reemplazarías de tu vida.—expresó con cierta vergüenza.

—¡Eso jamas lo haría papá! —exclamó Mavis, tirandose a los brazos de su papá murciélago— ¡Siempre estaremos juntos, tu y yo eternamente!

—¿Eso significa que dejarás al perro humano?—pregunta fingiendo ilusión.

—Papaaa —resonga Mavis.

—Ya que, debía intentarlo, Mavis Weibis —bromea Dracula, divertido.

Ambos se miran reconciliados.

—Siempre te voy a querer más que a Sam, porque eres mi papá. Pero es tiempo que empiece a vivir independiente a ti. Sino, no sabré cuidarte tanto como tu lo has hecho en este tiempo, papá —expresó Mavis.

—Ya lo empiezo a comprender, hija. Aunque me falta tener una conversación seria con ese jovencito —comentó serio Dracula.

—Hazlo si te quedas más tranquilo, pero nada cambiará el hecho de que él sea mi alma gemela, papá. Es mi zing/clic, y con esto ya sabido, no hay forma que pueda negarlo. ¡mi corazón se siente tan vivo a su lado! ¡ademas no quema como el sol!—expresa como si fuera la gran maravilla.

Dracula suspira. Y sonríe resignado. Su hija estaba totalmente enamorada de ese jovencito, ahora solo le tocaba comprobar cuánto estaría dispuesto a dar para mantener a salvo, a su pequeño retoño.

—Bien, bien, vayamos un rato más a volar, antes de encarar ese lado tan romántico tuyo. —sugiere Drac, algo empalagado.

—¡Vamos! —exclamó emocionada.

Y tras ello, ambos vampiros se la pasaron parte de la noche y madrugada, volando sobre las nubes.

Una Impronta diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora