Sam se encontraba con una postura bastante seria, en la forma lobuna caminando por los bosque de su territorio. Estaba demasiado estresado, aún cuando estar a lado de su impronta le diera la paz y relajación que le faltó tiempo atrás, y le da mucho más efectivo cuando está a su lado, no es suficiente y sabe que eso ya es gula.
Su impronta Mavis aún no estaba marcada, ni siquiera aún habían tenido afecto más allá que solo besos, no es porque no quisieran. La química y la tensión estaba latente, el motivo se reducía a dos simples cuestiones: el tiempo libre y los cachorros de la manada, en este tiempo Paul y Jared se habían unido a él como protectores de la Tribu Quileute, fornidos y con actitudes cambiantes e iracundos, desequilibrados en sus emociones. Aunque la parte más cuestionada era su actitud en relación a su impronta, sabía perfectamente que en cuánto se encontraran los dos con Mavis, el instinto natural saldría al asecho. Más cuándo aún no la había marcado, pero se había asegurado en dejar su aroma por toda ella para que no tuvieran la caradurez de atacarle.
Sin embargo, su presencia y aroma, le indicaban que ella era intocable. Pero cuando ella los tocaba, los hablaba o simplemente era ella al estado natural hacia ellos, quién más lo parecía llevar mal era Paul Lahote.
Gruñó tan molesto, que dió un zarpazo a un árbol caído. No le gustaba que quiénes serían sus hermanos de manada rechazaran a su mujer.
«¡Ah! ¡Todo era más sencillo en Rumania! Si estuviera Wayne... Seguro sabría qué aconsejarme»pensó frustrado por la situación.
Aquel tiempo de vacaciones, había sido muy revitalizante, optimista, y fructifera, tener a una persona mayor que él viviendo más como un hombre lobo era mucho más gratificante aprender de él. Aunque los Quileute pudieran ser más naturales como lobos, no se enfocaban en practicar la pacífica, solitaria y fortaleza actitud que eran poseedores, la mayoría del tiempo se convertían solo para proteger, para cuidar sus tierras o simplemente para saber sobrevivir con esa nueva modificación a su vida. Mientras que Wayne, tenía más relación de su vida alimenticia y social al de como un lobo.
Buscó entre sus pensamientos y recuerdos, algo que pudiera siquiera ayudarlo a concebir la tranquilidad, neutralidad y respeto que un lobo dominante debía poseer en una manada o no. Entre que cerró los ojos, recordó sus competencias de carreritas con el hombre de cabeza de lobo, los consejos acerca de la crianza de cachorros, la protección de su mujer y otras situaciones. En una de ella, pudo recordar una frase, que lo hizo sonreír.
«Recuerda una sola cosa, Uley. Si eres un lobo feroz, debes ser respetado como un lobo feroz. Si debes derrumbar casas, lo harás con un mal carácter justo y necesario para la situación. Si debes ser astuto, ve con calma y lentitud, haz la caza de la presa tan limpia como te permita tu velocidad.» se escucha la voz rasposa del monstruo. La firmeza con la que defendía su naturaleza era tal que podía envidiarse con facilidad.
«Si tanto te parece mas lobo que nosotros, ¿Porqué no te quedaste en Rumania?»lo interrumpe unos pensamientos repentinos.
«Porque soy el Alfa de esta manada, tengo compromiso con nuestra gente, además en el hogar de Mavis solo van para vacacionar»respondió Sam.
«Tch, patrañas. ¿Y bien? Aquí me tienes, suelta lo que tengas que decir para que pueda largarme de aquí»replica Paul con malhumor.
Ese lobo grisaceo oscuro de unos centímetros menor que el propio lobo negro Alfa, se lo notaba impaciente. Justo al momento en el que llegó para verse ambos enfrentados.
«Perfecto. Directo al punto, no está permitido tu actitud en contra de mi impronta, debes saber respetarla es lo más importante para un lobo, es mi mujer y hembra como Alfa, debes respetarla como un mayor, como yo. Somos familia, no debes estar a la defensiva con ella, no hará nada malo. Ella es buena, ella es una impronta diferente, ¿Entiendes?»pregunta Sam con la voz Alfa.
Las orejas del lobo de Paul se bajan en sumisión, con las fauces mostrando su disgusto evidente.
«¡Ella es una puta chupasangre, Sam! Un frío, una vampiro. ¡Nuestro enemigo natural! ¿Estás consciente de lo que me estás pidiendo realmente»gruñó el lobo grisáceo resistiendo un poco al tono de dominancia.
El gran lobo negro saltó sobre el gris, y mostró sus fauces afiladas, con todos los dientes y saliva descarrilada.
«Escúchame bien, Paul Lahote. Toda impronta es respetada, sea humana, bebé, de otra especie. Si yo muero, morimos todos, si un hermano de manada fallece de tristeza todos lo sentiremos y seremos débiles al momento de cumplir con nuestra misión de defender nuestro territorio de los enemigos. ENEMIGOS, son aquellos que usurpan nuestros territorios, toman y matan a gente al consumir su sangre, vampiros sanguinarios y quienes se revelan en nuestra contra.» gruñó fuerte y claro, relamiendo cada frase con su lengua y dientes amenzando el cuello del lobo gris«Mavis Drac es la mujer del Alfa, es vampiro, se alimenta de más cosas que un vampiro promedio. Los Drácula solo se alimentan de sangre en épocas festivas y de manera legal. DEBES comprenderlo, DEBES proteger a una impronta tal como a nuestra tribu. SINO LO CUMPLES, me aseguraré de reñirte las veces que entiendas porque... El día en que encuentres a tu huella, sabrás lo que se siente que todos los malditos días un hermano de familia la mire desagradable, ella no es la mala del cuento en esta situación.¿ENTIENDES?»gruñe demandante el Alfa, el gran lobo negro.
Paul aunque pudiera oponer resistencia. Su cuerpo no respondía a su voluntad de pelea, con aquel tono de voz oscura, no podía actuar en contra. Sino que permanecer dócil. Sumiso. Y atento a lo que ordenaba el Alfa de la manada, quién debía guiarlo según los viejos del concejo.
«¿Q-...qué? ¿Q-que te asegura que ... No lo vaya hacer?»gruñó molesto el lobo grisáceo, inconforme por como lo estaba rebajando por esa sangre fría.
«Ella sabe como comportarse. Es un monstruo, lo sabe. Pero tanto tu y el resto de los Quileute somos iguales a los monstruos, somos más humanos pero lo somos. No debemos menospreciar a quienes tienen similitudes como nosotros, Paul. Dale una oportunidad, déjale demostrarte que no es como nuestros enemigos, no me gusta verla pasando mal entre los míos.»pidió como Alfa, amigo y enamorado, Sam Uley a Paul.
Paul no estaba muy seguro. Él mas que nadie, sabía cuánto una mujer podía lavarte el cerebro con tal de conseguir sus objetivos de embusteras. Y que fuera vampira le hacía mucho más dudar de la comprensión del Alfa. Mejor dicho, la rendición del Alfa.
«Lo intentaré, pero no prometo nada«decidió proponer Paul.
Sam no estaba muy feliz con esa respuesta. El gran lobo negro había apretado mas la presión en la yugular del lobo gris.
«No dudaré en hacerles saber al concejo del hecho que no respetes nuestra ley máxima del respeto, protección y cuidado de una impronta. Pero por esta vez, te la pasaré pero porque somos hermanos de manada es que te pido mas comprensión y menos actitud antipática hacia ella, es mi mundo.»expresó fiel a su impronta Sam y las leyes de las tribu. Como todo buen Alfa que se inculcaba ser.
«Bien.» acepta a regañadientes. «Pero solo por ti lo haré.»
Y con eso se dio por finalizada, el ataque de agresión de lobos.
Aunque lo único que debían hacer es, simplemente ver como se cumplían estás intenciones.
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Una Impronta diferente
FanfictionCRÓNICAS DE AMOR Y MAGIA SOBRENATURAL - TOMO#1 Mavis Drácula emprenderá una nueva aventura, lejos del Hotel Transylvania. Su instinto dicta un lugar perdido del mundo, un pueblo pequeño llamado Forks, Washington. ¿Qué encontrará siguiendo su instint...