Capitulo 123.

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Volvimos a la mansión, esta vez en el auto, el viaje fue silencioso, Fernando conducía mientras yo estaba pérdida en mis pensamientos mirando por la ventana. Mi cabeza estaba hecha un caos ahora debía pensar en los preparativos de la boda, yo preferiría hacer algo pequeño pero estoy totalmente segura que Fanny ya esta bastante metida en esto, y no va a permitir que haga algo así además por la forma en que Fernando hizo la pedida de mano la boda debía ser algo maravilloso.

Fernando.

El viaje fue bastante silencioso, Ana se quedo dormida cuándo íbamos a mitad de camino. Me sentía demasiado feliz, cada día sentía que por fin podríamos ser felices sin ningún obstáculo, podremos disfrutar para siempre de nuestra vida como familia sin que nadie nos quiera hacer daño.

Estacione el auto frente a la mansión, iba a despertar a Ana cuando el celular me sonó.

Fernando: bueno?

Abogado: Buenos días señor Lascurain.

Fernando: buenos días -frunciendo el seño- sucede algo?

Abogado: no no mucho, solo quería decirle que ya se concreto para esta tarde la citación con el señor Basurto.

Fernando: Enrique?

Abogado: si señor, usted me había pedido que cuando el señor fuera trasladado necesitaba hablar con el.

Lo había olvidado totalmente, de repente sentí como sudaban mis manos, no sabia si esto seria bueno o no.

Fernando:muy bien, a que horas debo ir?

Abogado: a las 16 horas señor.

Fernando: muy bien muchas gracias -colgando-

Voltee a ver a Ana y me estaba mirando, involuntariamente le sonrei.

Fernando: dormiste bien mi vida?

Ana: si -estirándose un poco- quien te llamo?

Fernando: el abogado -mirandola- hoy hablare con Enrique Basurto.

Ana me miro fijamente y luego miro hacia el frente saltando un suspiro.

Ana: tu crees que de verdad sabe quien fue? O si no lo va a decir?

Fernando: no se, con este tipo no se que pueda pasar.

Ana: y si es una trampa? Digo... y si el ordeno a que hicieran eso, el contrato la enfermera solo para sobornarte para que lo ayudaras en lo del cambio de pabellón?

Fernando: ya lo había pensado pero... el también sabia lo de Diego Nicolás, simplemente me pudo sobornar con eso y ya, además el me dijo que no tenia dinero y que había perdido contactos, para hacer algo así necesitaba ambas cosas.

Ana: pues eso si -hagachando su mirada y pasando su mano por su vientre-

Al ver la mano de Ana en su vientre sentí como mi corazón se arrugaba.

Ana: dejame entrar contigo

Fernando: que? -frunciendo el seño-

Ana: eso, yo quiero pasar a hablar con ese tipo contigo.

Fernando: Ana no...

Ana: dejame por favor.

Fernando: no -secamente-

Ana: porque?

Fernando: porque no.

Ana: así de simple? -enojada-

Fernando: así se simple -hablando entre los dientes-

Ana: no puedes decidir por mi Fernando.

Fernando: sí, si puedo y no, no vas a pasar a verlo.

Las pruebas del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora