8

857 105 3
                                    

En la tenue luz de la habitación, después de aquella ronda de sexo, Yoongu y Heesung, aún desnudos y abrazados, comparten confidencias mientras yacen en la cama del actor.

— Bien... La última vez que vi a Dan, fue en un funeral.

— ¿Funeral?

— De su abuela

— Dan jamás mencionó que tuviese una abuela — Yoongu se giró un poco, dejando su cabeza recostada en el pecho de Heesung.

— Bueno... Ya sabes que él nunca exterioriza ese tipo de cosas, es muy reservado... Fue una sorpresa para mí también, nunca supe que tenía una abuela.

Yoongu parece sorprendido por esta revelación, asimilando la información recién adquirida.

— Nunca pensé que Dan tuviera tanto que ocultar. Siempre parecía tan reservado.

Heesung asiente, entendiendo el desconcierto de Yoongu.

— Supongo que tenía sus razones — dijo el actor — Pero... sé que él renunció y se fue al pueblo natal de su abuela junto con ella... Unas semanas después ella falleció...

La conversación se desvanece en un silencio reflexivo mientras Yoongu y Heesung procesan la nueva comprensión de la vida de Dan y las razones detrás de su naturaleza reservada.

— ¿Que tan lejos está?

— Algunas horas... hay que tomar un tren para llegar más rápido porque en coche se tarda más.

— Bien... Aunque no se te ocurra intentar cosas sin antes decirme que serán — dijo Yoongu, pellizcando con sus dedos la nariz del actor — Mañana por la mañana iré, no tengo entrenamiento ese día.

— Bueno... Al menos quédate a dormir — dijo Heesung, que lo abrazó, pegandolo a su pecho — Haré el desayuno...

Al día siguiente...

Yoongu, con una mirada decidida y una mochila al hombro, llegó a la estación de tren justo unos 45 minutos antes de la hora que marcó su boleto de tren. Su expresión reflejaba una flamante determinación mientras observaba el tablero de horarios, buscando la plataforma correcta para abordar.

La estación estba sumida en un bullicio con demasiada actividad, con pasajeros que corren de un lado a otro y anuncios que resuenan en los altavoces. A pesar del caos a su alrededor, Yoongu mantiene la calma, enfocado en su objetivo de llegar al pueblo donde Dan se encuentra.

Con su mochila repleta de provisiones para dos días llevando ropa y articulos de aseo personal, Yoongu abordó el tren, encontrando un asiento junto a la ventana desde donde puede observar el paisaje que pasa velozmente. A medida que el tren avanzaba, su mente se llena de pensamientos sobre el próximo encuentro con su amigo y las posibles ramificaciones de sus acciones.

Durante el trayecto, el pelinegro observaba cómo el sol empezaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados, rosas y naranjas. El paisaje le traía recuerdos de sus días en el campo, cuando solía trabajar en los campos de papa con su familia.

El suave traqueteo del tren lo llevaba de vuelta a esos momentos tranquilos, lejos del bullicio de la ciudad y del mundo de peleas profesionales al que ahora pertenece. A pesar de haber dejado atrás esa vida, los recuerdos de su infancia en el campo siempre permanecen cerca de su corazón, recordándole sus orígenes y la sencillez de la vida rural.

Con cada paisaje era enmarcado por la ventana del tren, Yoongu reflexionaba sobre su decisión de buscar a Dan, recordando sus días en el gimnasio y la amistad que compartían. Sabía que Dan probablemente no estaría tan accesible a hablar por estar todavía de luto y con sentimientos a flor de piel, pero iba a e enfrentar lo que sea que encuentre al llegar al pueblo y para ayudar a su amigo en cualquier forma.

Pasadas las horas, Yoongu llegó al pueblo, rústico y acogedor.

Después de instalarse en un acogedor hostal del lugar, Yoongu se adentró en las tranquilas calles, decidido a explorar cada rincón en busca de pistas sobre el paradero de Dan. El ambiente sereno y acogedor del pueblo contrasta con la agitada vida en la ciudad, y Yoongu se siente agradecido por el cambio de ritmo.

Mientras caminaba por las calles iluminadas por farolas, observaba las pequeñas tiendas y casas pintorescas que daban al pueblo su encanto característico. Ocasionalmente se detenía para saludar a los lugareños amistosos que se cruzan en su camino, preguntándoles discretamente si conocen a Dan o tienen alguna idea de dónde podría estar. Muhcos reconocieron al chico, siciendol e que era el chico de mirada apagada de la tienda de conveniencia y de la gasolinera cerca de la carretera. Al caer la noche, llegó a la modesta tienda de conveniencia. Observó el edificio, sintiendo un cosquilleo de emoción y nerviosismo por la posibilidad de quizá encontrarse con su hyung después de tanto tiempo. Con paso decidido, entró en la tienda, listo para iniciar su búsqueda y esperando encontrar a Dan.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora