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[Por motivo de mi cumpleaños (sí jsjs, el autora ya es un año más viejo jaja, ya cumplí 21 ayer jsjs), voy a subir partes a todos los fanfics de Jinx]

Jaekyung se sentía más relajado con la presencia de Dan a su lado. El peso de sus miedos, que lo había mantenido despierto y atormentado empezó a desvanecerse lentamente.

Se recostó en el sillón, dejando que Dan se acomodara junto a él. Sin querer se dio cuenta de que el simple hecho de tener a Dan cerca era suficiente para lograr calmar su mente y su corazón agitado.

Dan apoyó su cabeza en el hombro de Jaekyung, y ambos se quedaron en silencio, escuchando la lluvia que seguía cayendo afuera. Poco a poco, el cansancio fue venciendo a Jaekyung, y antes de darse cuenta, su respiración se hizo más lenta y profunda. Con Dan a su lado, la inquietud que lo había mantenido despierto se desvaneció, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz.

De un momento a otro, Jaekyung suspiró profundamente, se giró un poco, y empujó a Dan, dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre él. Dan, aunque sorprendido al principio, se fue inlcinando hacia atrás, quedándose acostado en el sillón. La diferencia de tamaño entre ellos era evidente: Jaekyung, con su estatura de 1.92 metros, su musculatura definida y su espalda ancha, cubría completamente el cuerpo delgado y más pequeño de Dan, que medía apenas 1.75 metros.

Dan sintió el peso y la calidez de Jaekyung sobre él, y aunque cualquier otra persona podría haberse sentido aplastada, él se sintió protegido. Con una mano, acarició la espalda de Jaekyung, notando cómo los músculos bajo la piel se relajaban lentamente. La cabeza de Jaekyung descansaba en el pecho de Dan, y en la quietud de la noche, el único sonido que rompía el silencio era la lluvia golpeando suavemente las ventanas.

De vez en cuando, Jaekyung emitía unos pequeños quejidos, suaves y guturales, que a Dan le recordaban a los sonidos que hacen los lobos cuando están en calma. Le resultó inesperadamente adorable, y no pudo evitar sonreír mientras seguía acariciando el cabello negro y suave de Jaekyung.

— ¿Estás bien? — preguntó Dan en un susurro, su voz apenas era audible sobre el murmullo de la lluvia.

Jaekyung no respondió con palabras, pero asintió ligeramente, rozando su rostro contra el pecho de Dan en un gesto que parecía más instintivo que consciente. Dan sintió una oleada de ternura, algo que no había esperado sentir tan pronto después de todo lo que había sucedido entre ellos. Acarició la nuca de Jaekyung, sintiendo cómo el gigante de acero que solía ser, se convertía en alguien vulnerable, alguien que necesitaba consuelo. Como si fuese un pequeño cachorro, que había sido abandonado o exiliado de su manada, encontrando cobijo en otro lugar.

Mientras Dan acariciaba el cabello de Jaekyung, su mente comenzó a vagar hacia un recuerdo que juraba que había enterrado, uno que mezclaba ternura y dolor. Cerró los ojos, dejando que la imagen de aquella noche en Corea se deslizara por su mente como si estuviera viendo una película.

Era la noche antes del cumpleaños de Jaekyung, y el equipo había decidido celebrarlo, a pesar de que el entonces campeón no era alguien que disfrutara de las fiestas ni del alcohol. Dan, siempre consciente de la seriedad de su paciente hacia su entrenamiento y salud (bueno... salvo por lo del hombro), había decidido no beber esa noche. En lugar de eso, vertía el soju que le servían en un vaso aparte, sustituyéndolo con agua. No quería arriesgarse a estar ebrio y perder la compostura delante de este (como aquella vez que se tomó un megatarro de cerveza).

Sin embargo, en un momento de descuido, Jaekyung tomó el vaso de Dan y, sin darse cuenta de que contenía una mezcla de soju diluido, bebió de él. Dan había intentado advertirle, pero ya era tarde había dado un trago, y en cuestión de minutos, su rostro cambió por completo.

Dan nunca había imaginado que Jaekyung, un hombre tan fuerte, estoico y resistente, tuviera una tolerancia tan increíblemente baja al alcohol. Apenas con un vaso de soju diluido, Jaekyung ya estaba ebrio, tambaleándose ligeramente y siendo empalagoso de una manera que Dan nunca había visto antes. La sombra de la dureza que siempre parecía acompañarlo no se encontraba.

Esa noche, Jaekyung había sido diferente. Lo abrazó sin la habitual distancia que solía imponer, y en ese abrazo, Dan había sentido un calor y una suavidad que nunca había asociado con el luchador.

El recuerdo de esa noche era agridulce para Dan. Fue la primera vez que habían tenido sexo sin el peso del ritual y la obligación entre ellos. Jaekyung había sido gentil, más humano, más cercano. Dan, que había estado profundamente enamorado de Jaekyung, había permitido que su corazón se llenara de esperanza, creyendo que tal vez, solo tal vez, Jaekyung sentía lo mismo por él.

Pero esa esperanza se hizo añicos al día siguiente. Dan había pasado días buscando un regalo perfecto, siendo un llavero costoso que había comprado con el dinero de un trabajo de medio tiempo. Quería darle algo especial, algo que simbolizara lo que sentía por él.

Sin embargo, cuando se lo entregó, Jaekyung lo rechazó con frialdad, recordándole que su única obligación era hacer su trabajo, nada más. No necesitaba regalos, ni atenciones, ni nada más allá de lo estrictamente profesional.

Dan había sentido su corazón romperse en ese momento. La ternura de la noche anterior se desvaneció, dejando en su lugar un dolor que tardaría mucho en sanar. Ese rechazo fue un golpe directo a su amor, recordándole que para Jaekyung, él no era más que una obligación, una transacción.

Ahora, mientras Jaekyung dormía sobre él en el sofá, Dan no pudo evitar sentir el contraste entre el pasado y el presente. La diferencia en la forma en que Jaekyung lo abrazaba ahora, con una necesidad que parecía genuina, y cómo lo había abrazado esa noche en Corea, lo llenaba de una melancolía profunda, estaba sobrio.

Dan se mordió el labio, tratando de evitar que las lágrimas brotaran. Aquella noche lo había dejado con cicatrices, pero aquí y ahora, con Jaekyung en sus brazos, algo se sentía diferente. Sentía el peso del hombre que aún después de todo, amaba, la calidez de su cuerpo, y escuchaba esos pequeños quejidos, casi como los de un lobo, que salían de su garganta.

Mientras la lluvia seguía golpeando suavemente las ventanas, Dan seguía con sus manos, acariciando ahora la espalda de Jaekyung, dejándose llevar por el presente, con la esperanza de que este nuevo capítulo entre ellos no terminara como el anterior.

La forma en que Jaekyung lo sostenía ahora, algo en esos pequeños quejidos que se escapaban de sus labios, que hacía que Dan quisiera creer que las cosas podrían ser diferentes. Por ahora, no pensaría en el pasado ni en el futuro. Solo en el presente, en el aquí y ahora, donde, al menos por esta noche, ambos parecían haber encontrado un refugio en los brazos del otro.

Los ojos de Jaekyung se cerraron lentamente mientras se acurrucaba más cerca de Dan, como si su cuerpo, grande y poderoso, encontrara un refugio en el pequeño espacio que compartían. Dan sintió su propio corazón latir con fuerza, pero no era por miedo ni por incertidumbre, sino por la sensación de estar compartiendo algo genuino y profundo con el peleador.

Poco a poco, ambos se dejaron llevar por el sueño, envueltos en una burbuja de paz que les permitió, al menos esa noche, olvidar miedos y dudas. Jaekyung, que al principio había estado tan inquieto, se fue relajando más y más con cada segundo, hasta que su respiración se volvió suave y rítmica. Dan, a pesar del peso sobre él, se sintió cómodo, incluso seguro. Algo que necesitaba sentir con demasía después de un largo episodio lleno de dolor.

Antes de caer completamente dormido, Dan empezaba a comprender lo mucho que significaba este momento. Tal vez, pensó, Jaekyung no era tan inalcanzable como había creído. Tal vez, había mucho más detrás de esa fachada de fuerza y control.

Quizás... Jaekyung también estaba luchando con sus propios demonios, quizá le temía al abandono y a la insuficiencia... Quizás, esta vez, las cosas podrían ser diferentes.

— S-solo... dí que sí — se pudo entender en un pequeño quejido que salió de los labios de Jaekyung — N-no-n... No m-m-me... No me dejes... Solo.

Y así... El silencio reinó en la casa... La lluvia solo brindaba más relajación y paz... la necesitaban demasiado.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora