[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)

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Dan y Alex se sentaron en una mesa del comedor del centro deportivo, cada uno con sus tuppers, de esos que si eres latinx, si lo pierdes es chanclazo seguro.

El ambiente era tranquilo, permitiéndoles disfrutar de su descanso. Alex abrió su tupper, revelando una comida cuidadosamente planificada: pollo a la parrilla, quinoa y una ensalada de espinacas.

— Veo que tu dieta es bastante estricta, Alex — comentó Dan con una leve sonrisa, mientras sacaba un tupper que contenía una pechuga de pollo asada con verduras al vapor y una manzana.

Alex se rió suavemente.

— Sí, estoy en una fase de definición. Trato de mantenerme en forma para mis entrenamientos en el gimnasio — explicó el británico, tomando un bocado de su comida — Antes era bastante delgado, como no tienes idea... pero empecé a ir al gimnasio después de una ruptura difícil... Necesitaba mantener mi mente ocupada

— Eso suena... difícil — dijo Dan, empatizando con su amigo.

— Sí, lo fue — admitió Alex, sacando su teléfono y mostrando fotos de su progreso en el gimnasio — Aquí estoy antes de empezar — señaló una foto de un joven delgado — Y aquí, después de unos meses de entrenamiento.

Dan observó las fotos, impresionado por el cambio. Definitivamente el entrenamiento le hizo justicia a su cuerpo... En la segunda foto lucía con más masa muscular en brazos, pecho y piernas.

— Es increíble, Alex. Has trabajado muy duro

— Gracias — respondió Alex, sonriendo con gratitud — ¿Y tú, Dan? ¿Cómo era tu vida antes de venir aquí?... Mera curiosidad nada más

Dan suspiró, tomando un pequeño bocado de su comida.

— Vivía en Seúl con mi abuela... No era una mansión ni nada tan malo... alcanzaba para que dos personas pudieran vivir bien... La salud de mi abuela empeoró luego de un despido injustificado, le dio cáncer... yo... me fui a vivir con una familiar y ella se quedó en el hospital por un tiempo... Luego nos pasamos a un pueblo llamado Gureumhae después de que su tratamiento experimental para el cáncer dejó de funcionar... Nos instalamos en un hospicio.

Alex escuchaba atentamente, sintiendo la tristeza en la voz de Dan.

— Tuviste una vida dura Dan.

— Sí, lo fue, aún a pesar de eso era feliz, tenía a mi abuela — continuó Dan, sus ojos reflejando la melancolía de los recuerdos — Unas semanas después de llegar, un día que fui a despertarla, la encontré... fallecida mientras dormía... Ella era como una madre para mí... Me crió desde que era niño.

— Te comprendo... Así me pasó con mi papá... — dijo Alex — Él desarrollo un problema en sus arterias, que se volvieron rígidas... Un día viendo la televisión, ambos nos quedamos dormidos, cuando lo quise levantar, me di cuenta de que ya se había ido para siempre... Y digamos que un niño presencie eso es... Impactante...

— Bastante...

— Y en realidad esa es la razón por la que me hice médico... Para ser diferente a los que atendieron a mi papá...

— Eso es bueno — dijo Dan, mostrando una sonrisa que denotaba admiración — ¿Y qué te hizo trabajar aquí?

— Bueno... Yo soy de Sussex, algunos de mis amigos de la universidad eran de aquí Richmond, un día me invitaron a un concurso benéfico navideño para recaudar fondos para un orfanato de por aquí... Me gustó el ambiente, y años después de trabajar en un hospital, vine apenas se abrió la vacante de médico... Y aquí estoy yo, 5 años y contando...

— Vaya... Eso es increíble — dijo Dan, quien terminó la pechuga de pollo y comenzó a comer las verduras — Alex... ¿por qué Marvin es como es? — preguntó Dan, su voz mostraba curiosidad y un poco de frustración — Desde que llegué no han parado sus comentarios xenófobos y soberbios.

Esa era una pregunta que le había estado rondando la cabeza desde que llegó al centro.

Alex suspiró, dejando su tenedor a un lado.

—Es una historia complicada, Dan, trataré de resumirla — empezó a contar Alex — Hace unos años, Marvin fue escogido para participar en las olimpiadas, y se llevó una medalla de plata, lo cual es un gran logro, pero eso también alimentó su ego.

Dan asintió, recordando las numerosas ocasiones en que Marvin había alardeado de su medalla mientras reprendía a otros que iban lento o se equivocaban ligeramente en una brazada o patada...

— Pero hay más — continuó Alex, acomodando sus plumas en el bolsillo de su filipina— Lo de su xenofobia viene de una experiencia personal... Los jefes de su papá eran de Japón y los hacían trabajar como burros... Al final, no reconocieron el trabajo de su padre.

— Entiende ese sentimiento...

—Igual yo, y que mal... El golpe final fue cuando vendieron la empresa en la que trabajaba... Ellos alegaron que estaban en números rojos y no les dieron ninguna bonificación a ninguno de los empleados... Su papá se quedó sin nada después de años de esfuerzo.

— Golpe bajo

— Lo fue — dijo Alex, asintiendo — Marvin creció viendo eso y desarrolló un resentimiento profundo hacia cualquiera que no fuera inglés... Piensa que todos los extranjeros son unos malagradecidos, que quitan empleo, bla bla bla...

Dan se quedó pensativo, comprendiendo un poco más el comportamiento de Marvin.

— No lo justifica, pero ahora entiendo de dónde viene su actitud... Es triste que lleve tanto odio dentro de él...

— Comparto la opinión... Solo espero que con el tiempo su perspectiva cambie. No podemos controlar lo que nos pasa, pero sí cómo respondemos a ello.

Dan asintió, agradecido por la explicación de Alex.

— Gracias por contármelo, Alex. Intentaré ser más paciente con él, aunque no sea fácil.

— Dímelo a mí, llevo muchos años lidiando con ese loco — dijo Alex, notablemente cansado del capitán de carreras masculino — Oh Dios... tenía hambre.

— Se notó un poco — dijo Dan, riendo junto con Alex.

Los dos compañeros que al parecer empezaban a establecer una amistad fuera de lo laboral aprovecharon lo que quedaba del horario de descanso para conocerse aún más fortaleciendo su vínculo, algo que sería esencial para enfrentar los desafíos que vendrían en el centro deportivo.