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Después de otras rondas más de sexo y de una ducha caliente indicidual, Dan se encontraba exhausto.

Jaekyung le ofreció su propia ropa seca: una camiseta holgada y pantalones de pijama.

— Supongo que la lluvia no parará hasta mañana — dijo Jaekyung, tomando la ropa mojada de Dan y llevándola a la lavadora en el piso de abajo — Quédate aquí esta noche.

Dan, demasiado cansado para objetar, asintió y se dejó caer en la cama de Jaekyung. La cama era amplia y cómoda, y en poco tiempo, Dan se quedó profundamente dormido.

Inicialmente, decidió dormir en el sofá de la sala, queriendo darle a Dan el espacio y la comodidad que necesitaba. Se acomodó en el sofá, pero después de unos minutos, no podía conciliar el sueño.

Con un suspiro, el peleador se levantó y caminó de regreso a su habitación. La lluvia continuaba golpeando suavemente contra las ventanas, creando un ambiente tranquilizador.

Jaekyung se acercó a la cama, observando a Dan, quien seguía profundamente dormido y varios cabellos estaban colocados con gracia en su cara. Después de pensarlo un momento, decidió que no tenía sentido pasar la noche incómodo cuando su cama era lo suficientemente grande para ambos.

Se deslizó silenciosamente bajo las sábanas al lado de Dan, cuidando de no despertarlo. Lentamente, Jaekyung extendió su brazo izquierdo con mucho cuidado y lo pasó suavemente sobre Dan, abrazándolo.

Sentir el calor de su cuerpo era reconfortante, y pronto, Jaekyung también se quedó dormido, encontrando finalmente la paz en la proximidad de Dan.

Al día siguiente, la luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas, y Dan se despertó lentamente. Sintió el calor del cuerpo de Jaekyung a su lado y el brazo fuerte alrededor de su cintura. Abrió los ojos y se encontró cara a cara con el rostro de Jaekyung, quien aún dormía profundamente. Su rostro relajado y pacífico, libre de las tensiones habituales, revelaba una vulnerabilidad que Dan rara vez veía.

Dan se tomó un momento para admirar el tatuaje de Jaekyung, una obra de arte que tenía en su hombro. Sentía una mezcla de ternura y dolor, recordando los buenos y malos momentos que habían compartido.

Con cuidado, se deslizó fuera del abrazo de Jaekyung, tratando de no despertarlo. Se puso de pie y fue a buscar su ropa mojada. La encontró en la lavandería de la casa, aún húmeda y fría, y la metió en la secadora. Mientras esperaba, escribió una nota rápida para Jaekyung en un pedazo de papel que encontró en la cocina, dejando la nota en la isla de la cocina.

La secadora terminó su ciclo, y Dan se cambió la ropa de Jaekyung, vistiendo con su ropa ya seca. Olía tan bien. El aroma del suavizante que usó era tan agradable.

Echó un último vistazo a la ventana de la habitación de Jaekyung, quien seguía profundamente dormido, antes de salir silenciosamente de la casa.

La lluvia caía débilmente en comparación con la noche anterior. Pero ahora, era un problema tan grande, Dan se puso su chaqueta gris con capucha y comenzó a caminar hacia la estación.

Mientras caminaba hacia la estación de tren, Dan reflexionaba sobre la noche pasada. Había algo reconfortante y al mismo tiempo perturbador en la cercanía que había compartido con Jaekyung.

Mientras tanto...

Jaekyung se despertó con la suave luz de la mañana filtrándose a través de las cortinas. Al girarse, se dio cuenta de que el lugar junto a él en el sofá estaba vacío. Se incorporó lentamente, parpadeando para despejarse del sueño, y miró a su alrededor, buscando a Dan.

— ¿Kim Dan? murmuró Jaekyung, su voz era más grave y ligeramente ronca por el sueño. Se levantó y recorrió la casa en silencio, pero no había señales de Dan. Fue entonces cuando notó que la mochila de Dan ya no estaba en la entrada.

Con una sensación de vacío en el pecho, Jaekyung entró en la cocina, y allí, sobre la isla, encontró una nota escrita a mano. La tomó y leyó en voz baja

— Gracias por dejarme pasar la noche. Nos vemos el lunes en el centro Sr. Joo., Kim Dan.

Sus labios formaron una línea delgada mientras sus pensamientos se arremolinaban. Aunque entendía que la relación entre ellos había cambiado, no pudo evitar sentir una punzada de tristeza al despertar solo.

Fue entonces cuando algo en la isla de la cocina llamó su atención: un plato de comida cubierto con una tapa.

Se acercó y levantó la tapa, revelando una comida cuidadosamente preparada. Dan había cocinado algo para él, sabiendo que su hombro aún le impedía moverse con facilidad. ¿Cómo no se despertó cuando escuchó el sonido de los utensilios de cocina y la carne en la sartén?

Jaekyung sonrió suavemente, sintiendo una cálida gratitud y una nueva esperanza. A pesar de las tensiones y los malentendidos, este pequeño gesto le recordaba que aún, posiblemente hubiese un vínculo entre ellos, algo ya no solamente físico.

Tomó el plato y se sentó en la mesa, dispuesto a disfrutar de la comida que Dan había preparado.

Jaekyung tomó el primer bocado con curiosidad y una ligera sonrisa. Apenas la comida tocó su lengua, sus ojos se abrieron de par en par. Era como si una explosión de sabores inundara su boca, cada uno perfectamente equilibrado y complementando al otro. Era la primera vez en mucho tiempo que probaba algo tan bueno, tan casero y reconfortante.

El pollo del plato estaba perfectamente cocido, jugoso y tierno, con una marinada que le daba un sabor profundo y complejo, ligeramente dulce pero con un toque de especias que dejaba una calidez en el paladar. Las verduras añadían una variedad de texturas y sabores que contrastaban y complementaban el pollo. El arroz integral, esponjoso y bien sazonado, absorbía los jugos del plato, uniendo todo en una armoniosa sinfonía de sabores.

Mientras comía, Jaekyung empezó a tener vagos recuerdos de días en los que Dan solía cocinar para él antes y después de los entrenamientos, preparando comidas que no solo eran deliciosas, sino también cuidadosamente balanceadas para mejorar su rendimiento. Cada bocado le traía recuerdos de esos tiempos, de la dedicación que Dan ponía en cada plato. En aquel entonces era inútil pensar en ello, pero ahora... Era una lente diferente.

Al terminar, Jaekyung se recostó en la silla, cerrando los ojos por un momento, disfrutando de la sensación de saciedad y satisfacción.

Era más que solo una comida; era un recordatorio del vínculo que compartían, de los momentos tranquilos y felices que habían pasado juntos. Sentía una mezcla de gratitud y melancolía, pero también una renovada determinación de trabajar para reparar lo que se había roto entre ellos.

Finalmente, se levantó y limpió el plato, guardando cuidadosamente la nota de Dan en un cajón de la cocina. Sabía que este pequeño gesto significaba mucho más de lo que las palabras podían expresar. Supuso que todavía le importaba a Dan.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora