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Dan mentiría si dijera que no estaba nervioso por lo que iba a pasar y el lugar en donde estaba. Los nervios lo iban a carcomer de  poco o de golpe.

El castaño estaba de pie frente al gimnasio, su mirada estaba fija en la puerta de entrada. Aunque el edificio no había cambiado desde la última vez que estuvo allí, algo en el ambiente era diferente. Había una determinación en su postura, una firmeza en su expresión que no se había visto antes.

Sus hombros estaban rectos, su mandíbula apretada con determinación. Cada paso que daba hacia la entrada estaba lleno de propósito. Aunque el pasado había dejado cicatrices en ese lugar, Dan estaba decidido a enfrentarlo de frente.

El viento soplaba suavemente a su alrededor, pero él apenas lo notaba. Su atención estaba completamente enfocada en el objetivo que tenía delante: recuperar el documento que necesitaba para avanzar en su nueva vida en Londres.

Con cada paso más cerca del gimnasio, Dan se sentía más fuerte, más seguro de sí mismo. Había superado tanto en su vida, y esta era solo otra prueba que enfrentar. Con determinación en sus ojos y un corazón lleno de coraje, estaba listo para enfrentar lo que sea que encontrara dentro de ese gimnasio.

Dan atravesó la puerta del gimnasio con paso firme, su respiración era tranquila a pesar de la anticipación que sentía. Al entrar, observó cómo todos estaban inmersos en sus entrenamientos, algunos levantaban pesas, otros se ejercitaban en las máquinas y algunos más practicaban en los rincones designados para cada disciplina, pegando y pateando a los sacos,, unos con paletas y esquivando para mejorar reflejos...

El entrenador Park, que estaba al otro lado de la sala, notó la presencia de Dan y se acercó con una expresión de curiosidad en su rostro. Dan le devolvió la mirada con determinación cuando el entrenador se detuvo frente a él.

— Hola Dan — dijo el entrenador con una voz profunda y resonante — ¿Qué te trae de vuelta aquí?

Dan asintió con seriedad.

— Hola entrenador... Olvidé un documento aquí hace un tiempo... no sé si de casuelidad siga aquí — respondió Dan, su tono era tranquilo pero decidido.

El entrenador asintió.

— Entiendo... Tu oficina sigue igual que siempre... No hemos tocado nada desde que te fuiste — dijo Namwook, señalando hacia la puerta en la esquina de la sala — No ha llegado ningún fisioterapeuta bueno...

— Vaya... Bueno, deje voy rápido por mi documento.

Dan respiró profundamente, sintiendo un alivio momentáneo al saber que su objetivo estaba al alcance.

Mientras caminaba por el gimnasio, notó las miradas furtivas que recibía de algunos de los atletas. Recordó los días en los que había ayudado a cada uno de ellos, trabajando incansablemente para alcanzar sus metas. Ahora, su camino lo llevaba en una dirección diferente, pero la determinación seguía ardiendo en su interior.

Al llegar a la puerta de la oficina, Dan inhaló profundamente antes de abrir y entrar. El espacio estaba igual que lo recordaba: los mismos estantes llenos de papeles y carpetas, el escritorio despejado con la silla vacía frente a él. 

Se dirigió directamente hacia donde estaban las carpetas de los expedientes de los chicos que entrenaban arduamente para volverse deportistas de renombre, que al primer descuido lo llamaron un traídor.

Mientras revolvía los papeles, su mente vagaba por los recuerdos de los días pasados en este lugar: las largas horas de trabajo, las conversaciones con los atletas, los momentos de frustración y triunfo. Pero ahora, todo eso parecía pertenecer a otra vida.

Dan estaba tan enfocado que no notó que su presencia había paralizado por completo al gimnasio, muchos se acercaron a la puerta de la oficina para poder comprobar con sus propios ojos si era realmente Kim Dan. Murmullos recorrían el gimnasio, y algunos de los que eran sus amigos, Yoongu, Daehyun y Changmin, se acercan rápidamente.

—¡Dan hyung! — dijo Yoongu completamente emocionado, Dan se giró y miró con una sonrisa a sus amigos para darles un abrazo muy fuerte a los tres.

— Hola chicos — dijo Dan.

— No podíamos contactarte hyung ¿Ocurrió algo?

— Perdí mi teléfono... — dijo Dan, quien deshizo el abrazo y siguió con su objetivo — Aún no tengo un teléfono nuevo chicos, espero pronto tener uno...

— Oh ya... Entonces...

— Dan... ¿Vas a volver?

— No... — respondió Dan a Yoongu firme pero suave — No después de lo que pasó, supongo que aún me llaman traidor

— Hyung — dijo Daehyun, rehaciendo su cola de caballo — ¿No viste las noticias?... Fuiste declarado inocente

—Sabemos que fue injusto todo lo que pasó. Hay gente aquí que quiere de verdad, disculparse contigo.

—Dales una oportunidad de explicarse.

Finalmente, entre los documentos, el castaño encontró lo que buscaba: su título. Con una sensación de alivio, tomó el documento y lo guardó cuidadosamente en la mochila que traía.

— Realmente agradezco esto, chicos, pero... No voy a volver aquí... Seré fisioterapeuta, pero será en otro lado, ya no aquí... Estoy pensando en irme a otro país.

— ¿Otro país? — dijeron los tres peleadores al unísono.

— Después les cuento... Me sé sus números de memoria, en cuanto tenga teléfono los contacto... Me tengo que ir, el último tren de regreso sale en hora y media, traigo algo de prisa.

Los chicos comprendieron, y salieron para que el castaño pudiese salir de la oficina.  A nada de llegar a la puerta para salir, un grupo de chicos que solían burlarse de él, se encontraban bloqueando la puerta.

—Dan, queremos hablar contigo.

—Lo sentimos, de verdad. No sabíamos...

Sin decir una palabra, Dan intenta abrirse paso, pero los chicos se arrodillan frente a él, inclinándose en una profunda reverencia.

—Por favor, vuelve a trabajar para el equipo... Necesitamos tu ayuda.

La sinceridad en sus voces es palpable, pero Dan se mantiene firme. Con suavidad y sin perder la calma, responde.

— Yo siempre dije la verdad, y aún así me dieron la espalda y se burlaban frente a mí... Yo ya no pienso volver a trabajar para gente que a la primera desconfiaron de mí.

Los chicos levantan la cabeza, sus ojos mostraban un arrepentimiento genuinon. Dan se giró hacia el entrenador Park, que observa la escena desde la distancia.

—Entrenador, espero que encuentren a un fisioterapeuta increíble, incluso uno mejor que yo... éxito a todos en sus próximos combates... Y si ven a Jaekyung, díganle que le deseo una pronta recuperación.

Dan le entrega un sobre con dinero al entrenador.

—Dan, por favor, piénsalo una vez más... — dijo el entrenador — El equipo te necesita.

—Ya tomé mi decisión entrenador. Cuídese... Y entréguele esto a Jaekyung por favor.

Con esas palabras, Dan se dirigió nuevamente hacia la puerta, y la cruzó. La atmósfera en el gimnasio era pesada, llena de tensión y remordimiento. Mientras sale, sus antiguos amigos y los otros chicos lo miran con tristeza, comprendiendo que han perdido a alguien invaluable.

— Bien hecho chicos... Ahora apechuguen su decisión, y a entrenar — sonó la voz de Yosep, y todos volvieron a lo suyo.

Dan salió del gimnasio, su figura iba desapareciendo mientras los murmullos se reanudaban, y el entrenador Park miraba el sobre con dinero, sintiendo un peso en su corazón.

Dan respiró hondo al salir, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que dejar el gimnasio y a la gente que una vez consideró su familia era doloroso y difícil, pero era lo mejor para su bienestar. Era hora de irse a la estación.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora