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Jaekyung llegó a una clínica de fisioterapia al horario en el que su cita estaba acordada. El ambiente es moderno pero frío, con paredes blancas y equipos médicos brillando bajo la luz fluorescente. Se sienta en una silla mientras espera al fisioterapeuta.

Al poco tiempo, un hombre alto y robusto, el fisioterapeuta entró en la sala con una mirada severa, casi como si repudiase su labor.

— ¿Jacob, cierto? Vamos a empezar con tu historia clínica. ¿Qué te pasó en el hombro?

— Soy peleador de artes marciales mixtas, mis articulaciones glenohumerales no tienen cartilago por sobreesfuerzo, llevo dos cirugías en el hombro izquierd...

— ¿Fecha exacta de la cirugía más reciente? — interrumpió tajante el fisioterapeuta, molestando un poco al ojigris

— Fue hace tres meses. Pero el problema es que...

— Sí sí sí sí sí ¿Nivel de dolor del 1 al 10?

— A veces es un 8, pero...

— Bien, vamos a mover ese hombro. Necesito ver tu rango de movimiento.

El fisioterapeuta se acercó a donde estaba sentado Jaekyung y empezó a manipular el hombro de Jaekyung de forma brusca. Jaekyung frunció el ceño de dolor, pero el fisioterapeuta no parecía siquiera notarlo.

— ¡Carajo! ¡Más despacio! Me estás lastimando.

— Así es la terapia. No te preocupes.

Jaekyung soltó un gruñido que indicaba dolor a todo lo que daba, y sin poder contenerse, le da un golpe al fisioterapeuta en el brazo. El fisioterapeuta se tambalea hacia atrás, sorprendido.

— Cálmese

— ¿¡Que me calme!? ¿¡Que me calme!? ¡Me estabas lastimando maldita sea!

— No exagere por Dios, puede aguantar eso... y no puedes irte hasta que pagues

Jaekyung, incrédulo y furioso, sacó un fajo de billetes, escogiendo cada billete para pagar la cantidad exacta del costo de la consulta y se los avienta a la cara del fisioterapeuta.

— Aquí tienes tu dinero, y te puedes ir mucho a la mierda...

— Más resp-

— Respeto, ni mierda...

Jaekyung se giró y salió de la clínica, con el rostro tenso y los ojos brillando de ira. Sentía una mezcla de furia y dolor palpitante en su hombro. Sentía que lo había tratado como a un objeto, manipulándolo sin cuidado ni compasión (irónico). Cada movimiento brusco había sido una tortura, y la falta de empatía del fisioterapeuta solo había agravado su frustración. Mientras caminaba, no podía dejar de comparar esta experiencia con las sesiones que había tenido con Dan.

Dan siempre era firme, pero nunca lo lastimaba de esta manera. Sabía cómo encontrar el equilibrio entre el dolor necesario para la recuperación y el cuidado para evitar lesiones adicionales. Con Dan, cada sesión se sentía como un paso hacia adelante, no una regresión.

Mas tarde ese mismo día, Jaekyung acudió a otra clínica, más pequeña y acogedora. Esta vez, el ambiente es cálido, con paredes en tonos de azul y música suave de fondo. El fisioterapeuta, que era un hombre más joven y de aspecto tranquilo, estaba sentado detrás de su escritorio, concentrado en su computadora.

—Jacob Jaekyung Joo, 27 años ¿verdad? Siéntate. Cuéntame sobre tu lesión.

— Me lesioné el hombro por sobreesfuerzo, soy peleador de artes marciales mixtas... Hace 4 meses tube una cirugía de hombro, y hace tres otra en el mismo hombro... No lo puedo mover porque está muy rígido, no lo pueod alzar mucho...

— Bien, bien, necesitaré que hagas algunos ejercicios. Levanta el brazo así..— el fisioterapeuta hizo un gesto vago con la mano — Y luego así...

Jaekyung, confundido y frustrado, hacía los ejercicios, pero el fisioterapeuta no se molestaba siquiera en observarlo realmente, solo miraba la pantalla de su computadora.

— ¿Vas a mirarme en algún momento? Necesito una evaluación adecuada.

— Sí, sí. Haz los ejercicios y listo. Puedes irte.

Jaekyung suspiró exasperado. Se levantó, sacó billetes y los dejó sobre el escritorio del fisioterapeuta.

— Asegúrese de tomar los billetes, no vaya a ser que por estar ahí se lo robe su siguiente paciente — dijo para luego retirarse.

Jaekyung salío de esa clínica, sintiéndose aún más frustrado que antes. La experiencia fue diferente pero igual de insatisfactoria. El fisioterapeuta parecía más interesado en lo que hacía en su computadora que en el paciente frente a él. Jaekyung se sintió ignorado, como si su dolor y sus necesidades no importaran. Hizo los ejercicios indicados, pero sin la guía y la atención que necesitaba, no se sentía seguro de estar haciendo las cosas correctamente. Al salir, la comparación con Dan fue inevitable. El castaño siempre estaba presente, atento a cada movimiento que hacía. Su enfoque y dedicación me hacían sentir que realmente le importaba su recuperación. No era solo su habilidad técnica, sino también su capacidad para escuchar y adaptarse a mis necesidades lo que hacía la diferencia.

Caminando por la calle, frotándose el hombro dolorido, sus pensamientos giraban en torno a los fisioterapeutas ineficaces y la necesidad de encontrar a alguien que realmente pueda ayudarlo. Su mente volvía a Dan, recordando sus manos firmes pero cuidadosas y su habilidad para tratar las lesiones sin causar dolor innecesario, su capacidad para comprender y tratar el dolor iba más allá de lo físico.

Tal vez era su experiencia con el sufrimiento lo que lo hizo tan efectivo. Necesitaba encontrar a alguien como él... o a él

Mientras Jaekyung caminaba por las calles de Londres, el peso de la frustración y el dolor en su hombro se mezclaban con un sentimiento de vacío. La falta de conexión y empatía de los fisioterapeutas que había visitado le hacía extrañar aún más a Dan.

A pesar de sus conflictos personales, Dan había sido un profesional excepcional, capaz de equilibrar la firmeza con la compasión. Jaekyung se dio cuenta de que no solo necesitaba la habilidad técnica de Dan, sino también su humanidad.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora