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El sol ya se estaba poniendo y los tonos dorados y naranjas iluminaban el jardín del hospicio. Las risas y conversaciones de los asistentes llenaban el aire. Dan, dudoso, se acercó a la señora Kang, que estaba sentada en un banco de madera, disfrutando del ambiente.

— Señora Kang ¿cómo se siente hoy?

— Oh, Dan, me siento bien — dijo la señora Kang, dendole una sonrisa calida a Dan — Este evento resultó en algo... maravilloso...

Dan se sentó junto a ella, tomando una profunda respiración antes de hablar. Sabía que principalmente, ella, la mujer que le ofreció un lugar donde quedarse y que había sido una gran e importante fuente de apoyo durante esas últimas semanas, merecía saberlo más que nadie...

— Señora Kang... Yo... Yo quería contarle algo — dijo Dan, notablemente nervioso — Probablemente en poco tiempo... No sé... Me iré a Londres... Puede que me salga una oportunidad de trabajo allá...

La señora Kang lo miró con una mezcla de tristeza y orgullo.

— Oh, Dan... Londres... Eso suena emocionante... Recuerdo un poco como en el puente de Westminster, mi esposo me pidió matrimonio... Fue lo más romántico del mundo — dijo la señora Kang, dejando salir unas pequeñas lágrimas — Aunque, he de admitir que... me entristece el saber que pronto vas a partir, te deseo el mayor de los éxitos. Eres un joven muy valioso y te mereces todo lo mejor.

— Gracias... Significa mucho para mí escuchar eso de usted.

— Y recuerda, hijo, si alguna vez vuelves, te estaré esperando con los brazos abiertos, es más, si nos dices que vuelves, yo misma iría por ti al aeropuerto — dijo la señora Kang llorando un poco, pero agregando un poco de humor al final para ella y Dan reír un poco entre tanta tristeza y nostalgia.

Ambos se levantaron y se dieron un abrazo fuerte y lleno de cariño. La conexión entre ellos era palpable, una mezcla de despedida y esperanza.

Al escuchar a Dan contarle sobre su posible mudanza a Londres, la señora Kang sintió una oleada de orgullo y emoción. Aunque sus manos temblaban ligeramente, su corazón latía con fuerza, y una calidez inundaba su pecho. Observó a Dan con una mirada tierna y llena de amor, admirando su determinación y coraje.

— Dan, hijo, has pasado por tanto... Verte levantarte después de un golpe tan duro y encontrar un nuevo camino para su vida me llena el alma de orgullo puro... Esto es algo que siempre quise para mi hija. Ella también tuvo sus sueños y ambiciones, su esposo, su hijo... pero la vida no siempre fue amable con ella.

Mientras abrazaba a Dan, la señora Kang sentía una profunda conexión y un deseo sincero de que él lograra todo lo que se proponía. En sus ojos brillaba una mezcla de lágrimas de alegría y una ligera tristeza por su partida, pero sobre todo, un inmenso orgullo.

— Si mi hija estuviera aquí, estaría tan orgullosa de ti como yo lo estoy ahora — dijo la señora Kang, deshaciendo un poco el abrazo y mirando el rostro de Dan, quien también mostraba que en ese abrazo había llorado — Has mostrado una fortaleza increíble, Dan, y estoy segura de que harás cosas maravillosas en Londres.

— Nunca olvides que tienes un hogar aquí, en Gureumhae, y una familia en mí. Siempre estaré esperando con los brazos abiertos.

Dan asintió, conmovido por las palabras de la señora Kang. Mientras se despedían, ella se quedó observándolo, sintiendo un profundo orgullo por el hombre que había llegado a ser.

Horas después, el evento estaba terminando y la mayoría de los asistentes se estaban yendo. Dan estaba ayudando a limpiar cuando Matthew llegó con él.

— Dan, ¿puedo hablar contigo un momento?

— Claro, Matthew. ¿Qué sucede?

Matthew lo llevó a un rincón tranquilo del jardín.

— Dan, quería decirte que en no mucho tiempo regresaré a Londres... Como sabes, estaba aquí de vacaciones, pero debo seguir trabajando... Recibí una notificación importante: ya tienes cita en las oficinas donde trabajo para el examen de inglés.

—¿En serio? Eso es... más rápido de lo que esperaba.

— Sí, y estaba pensando... — dijo Matthew, sacando se su pequeño morral, un boleto de avión con destino a Londres, en un día —  Tengo un boleto de avión extra. ¿Qué te parece si te vienes conmigo? Sería una buena oportunidad para que te prepares y comiences a adaptarte.

Dan sintió un nudo en el estómago, una mezcla de miedo y emoción. Miró a Matthew, viendo en sus ojos la confianza y el apoyo que necesitaba.

— Me asusta un poco, pero... sí, acepto.

— No te preocupes, Dan. Estarás bien. Londres te espera.

Ambos se dieron la mano.

Dan sentía un sinfín de emociones. Inicialmente, había un destello de emoción y esperanza, pero tan pronto como se quedó solo, el miedo comenzó a apoderarse de él.

Mientras caminaba por la playa de camino a la casa de la señora Kang, cada rincón parecía llenarse de recuerdos y conexiones. Cada edificio, cada tienda, cada persona que pasaba representaba una parte de su vida que tendría que dejar atrás. Al pensar en abandonar todo lo que conocía le causaba una sensación de vacío en su estómago.

El miedo se intensificó al pensar en dejar a la señora Kang y a los otros residentes del hospicio. Había sido un refugio, un lugar donde sabía que su abuela estaba segura en sus últimos días. 

Recordó las sonrisas de los ancianos, las historias compartidas y los momentos de cariño. Se preguntó quién cuidaría de ellos cuando él se fuera. Pensar en la posibilidad de que ellos también lo extrañaran hizo que su corazón se encogiera.

Luego, sus pensamientos se volvieron hacia sus amigos del gimnasio. Yoongu, Daehyun, Changmin y Heesung. Habían sido su apoyo durante tiempos difíciles, y la idea de no verlos todos los días le causaba una profunda tristeza.

Y finalmente, Joo Jaekyung. Aunque su relación había sido complicada y estaba llena de altibajos, no podía negar el profundo impacto que Jaekyung había tenido en su vida. Había momentos de frustración y enojo, pero también había momentos de cercanía y comprensión. Sentir que dejaba a Jaekyung atrás, sin saber qué podría haber pasado entre ellos, llenaba a Dan de una mezcla de tristeza y nostalgia.

El peso de la decisión lo aplastaba, pero entonces pensó en su abuela, Hyejin. Recordó su sonrisa, sus palabras de aliento y el amor incondicional que siempre le había mostrado. Sabía que ella siempre había querido lo mejor para él, y aunque estaba asustado, también sabía que su abuela habría querido que aprovechara esta oportunidad.

No sería fácil, pero también sabía que su abuela lo hubiera apoyado en su decisión. Ella siempre había querido que él siguiera adelante, que encontrara su camino y que viviera una vida plena y feliz. Al pensar en esto, Dan se prometió a sí mismo que, aunque el miedo persistiera, no dejaría que lo detuviera.

El viaje sería al día siguiente por la noche.

Dan pasó el resto del día diciendo sus despedidas, empacando sus cosas y tratando de prepararse mentalmente para el cambio que se avecinaba.

Cada acción era un recordatorio de lo que estaba dejando atrás, pero también un paso hacia un futuro que, aunque incierto, estaba lleno de posibilidades.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora