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Jaekyung estaba sentado en su asiento de primera clase, mirando por la ventana del avión mientras los primeros rayos del sol despuntaban sobre el horizonte. El zumbido constante del avión le daba una sensación de calma, aunque su mente estaba lejos de estar tranquila.

Había aceptado la propuesta del entrenador Park de tomarse un descanso en Londres, reorganizando su agenda para que las sesiones de fotos y otros compromisos ocurrieran allí. Lejos del gimnasio, lejos del mundo de las peleas

El ambiente dentro del avión era tranquilo, con las luces tenues y la mayoría de los pasajeros dormidos o entretenidos con sus dispositivos. Jaekyung, sin embargo, no podía dormir, pero no era por su sueño ligero, sus pensamientos estaban ocupados por Dan. La última vez que lo había visto, Dan tenía una mirada que reflejaba un dolor profundo. La idea de encontrarlo en Londres y asegurarse de que estuviera bien, y que estuviese dispuesto a un apoyo mutuo y un acuerdo entre los dos era ahora su principal motivación.

Aceptó la propuesta con la esperanza de que el tiempo libre en una ciudad nueva le daría la oportunidad de recuperarse, aprovechar que pudiese reencontrarse con Dan y quizás, de alguna manera, redimirse por el pasado.

A medida que el avión avanzaba, los paisajes cambiaban bajo sus pies, desde las montañas y campos verdes hasta los vastos océanos. Jaekyung pensaba en cómo sería su vida en Londres, una ciudad llena de oportunidades y con un ritmo completamente diferente al que estaba acostumbrado.

Sabía que el desafío de adaptarse a una nueva cultura y entorno sería grande, pero estaba dispuesto a enfrentarlo si eso significaba encontrar a Dan y ofrecerle su apoyo.

Se imaginaba recorriendo las calles de Londres, visitando lugares icónicos y, quizás, por casualidad, encontrándose con Dan. Pensaba en lo que diría, en cómo podría ayudarlo a encontrar un nuevo propósito. Y para por fin darle final a la maraña de sentimientos dirigidos hacia Dan, quería conocerlo mejor.

Con el corazón lleno de esperanza, Jaekyung cerró los ojos, intentando descansar un poco antes de que el avión aterrizara. Sabía que el camino por delante sería complicado, pero estaba dispuesto a enfrentarlo. Londres era una ciudad de nuevas oportunidades y, para Jaekyung, también una oportunidad para redescubrirse y quizás, encontrar una conexión que siempre había deseado pero nunca había tenido el valor de buscar.

3 horas después, el avión aterrizó... Jaekyung, para mantener un perfil bajo se colocó un cubrebocas, y para que no tuviese problemas, esta vez no usaría una gorra.

Jaekyung caminaba con paso firme por el aeropuerto, observando a su alrededor mientras se dirigía hacia el área de aduanas. A medida que se acercaba al mostrador de inmigración, notó que los funcionarios luchaban un poco al intentar pronunciar su nombre.

— Bienvenido a Londres señor... ¿Jekyong, JayKyung, yaekyu?

—Jaekyung, mi nombre en inglés es Jacob — dijo Jaekyung con un dejo de frustración.

Los funcionarios asintieron agradecidos por la sugerencia y continuaron con el proceso de verificación de pasaportes y visados.

Jaekyung se sentía un poco molesto por la constante dificultad que las personas tenían al pronunciar su nombre coreano, pero entendía que era común en un lugar donde los nombres extranjeros no eran tan familiares.

Después de resolver rápidamente el trámite de entrada, Jaekyung recogió su equipaje y se dirigió hacia la salida del aeropuerto. Ahora oficialmente en Londres, se sentía motivado para comenzar esta nueva fase de su vida, recuperarse adecuadamente con un fisioterapeuta local y, por supuesto, buscar a Dan en medio de la vasta ciudad que ahora era su hogar temporal.

El ojigris observaba por la ventana del tren mientras este avanzaba hacia Liverpool, admirando la belleza de los paisajes que desfilaban ante sus ojos. El viaje a Liverpool desde Londres sería largo, con varias horas por delante y transbordos en el camino, así que mientras oía música a través de sus AirPods, iba viendo las vastas praderas verdes, los pintorescos pueblos y las ondulantes colinas eran un contraste marcado con la vida urbana que conocía tan bien. El paisaje pasaba de campos verdes salpicados de ovejas a pequeños pueblos con casas de piedra y tejados cubiertos de musgo.

Jaekyung nunca había tenido mucho tiempo para explorar más allá de las ciudades donde peleaba. Ahora, mientras el tren avanzaba, se sentía como si estuviera viendo un lado completamente nuevo de Inglaterra, lejos de las luces brillantes y la intensidad de la vida urbana.

Para él, quedarse unos días en el extranjero por las peleas era una cosa, pero mudarse para vivir allí durante un año entero era un desafío completamente nuevo.

Mientras el tren avanzaba, Jaekyung contemplaba la belleza del campo inglés que se extendía ante él, muy diferente al bullicio de la ciudad al que estaba acostumbrado. 

A medida que el tren hacía sus paradas y los paisajes cambiaban, Jaekyung reflexionaba sobre los próximos pasos. Si bien debía buscar un fisioterapeuta, esperaba que en su búsqueda se encontrase con Dan en cualquier momento. No sabía cómo sería ese encuentro después de todo lo que había pasado entre ellos, pero estaba decidido a intentarlo.

El viaje largo le dio tiempo para pensar, para imaginarse cómo sería su vida en Liverpool, cómo sería recuperarse y, tal vez, volver a conectarse con el ojimiel de una manera que no había sido posible antes. A medida que el tren se acercaba a su destino final, Jaekyung se sentía listo para enfrentar los nuevos desafíos y las oportunidades que le esperaban en esta nueva etapa de su vida.

El tren finalmente llegó a Liverpool, y Jaekyung recogió sus maletas. Mientras caminaba por las calles de la ciudad, cada detalle le parecía fascinante y nuevo. Las casas de ladrillo rojo, las tiendas locales y los parques llenos de gente disfrutando del aire libre eran una vista refrescante y diferente de la agitada vida urbana de Seúl.

Jaekyung había hecho su tarea; conocía la dirección de su nueva casa. Tras un corto trayecto, finalmente llegó a la casa, donde su casero ya lo estaba esperando en la puerta.

— Bienvenido, señor Joo — dijo el casero con una sonrisa, extendiéndole la mano — Espero que haya tenido un buen viaje, aquí tiene las llaves.

Jaekyung tomó las llaves y observó la casa con detenimiento. La casa era justo como la había visto en las fotos: moderna en diseño tanto arquitectónico como interior. Amueblada, y ubicada en un tranquilo vecindario residencial, destacando por su fachada de líneas limpias y ventanas amplias que dejaban entrar mucha luz natural. El exterior de la casa estaba bien cuidado, con un pequeño jardín al frente y una entrada acogedora.

El casero le mostró rápidamente los alrededores y le explicó algunas cosas básicas sobre la casa. Jaekyung prestó atención a cada detalle, desde el funcionamiento de la calefacción hasta la ubicación de la piscina, la razón principal por la que había elegido esta casa en particular. Después de un recorrido rápido, el casero se despidió y dejó a Jaekyung solo para que se instalara.

Entrando a la casa, Jaekyung se tomó un momento para absorber el ambiente. La sala de estar era espaciosa y luminosa, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol. En una esquina, notó la chimenea, una característica que le daba un toque acogedor al lugar.

Después de deshacer algunas de sus maletas y acomodar lo esencial, Jaekyung decidió explorar más a fondo la casa y sus alrededores. Sabía que esta era solo una parte del viaje, y aún le quedaba mucho por descubrir y hacer, pero por primera vez sintió una paz genuina.

Sabía que había mucho por hacer: desempacar, instalarse y, por supuesto, comenzar su búsqueda de un fisioterapeuta para continuar con su recuperación. Pero por ahora, se permitió disfrutar del momento y de la satisfacción de haber tomado esta decisión que marcaba un nuevo comienzo en su vida.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora