Jaekyung, de unos 8 años, está de pie en la sala de su casa, con su uniforme de primaria impecable. Su padre, un hombre alto y severo, lo observa con una expresión dura. Tiene en sus manos un examen de matemáticas con una calificación de 99
- ¿Qué es esto, Jaekyung?
- Es mi examen de matemáticas, papá - dijo Jaekyung.
- ¿Un 99? ¿Otra vez un 99? -interrumpió su padre, notablemente molesto, y gradualmente alzando la voz - ¡Te dije que quería un 100! ¿¡No puedes hacer nada bien!? ¿¡Cuántas veces tengo que repetírtelo!?
- Fui el mejor de la cl-
- ¡Eres un malagradecido! ¿Sabes cuánto trabajo y esfuerzo pongo para darte una buena vida? Y tú no puedes ni siquiera sacar un 100 en un simple examen de matemáticas.
Las palabras del padre golpean a Jaekyung como una bofetada, un nudo se le empezó a formar en el estómago y las lágrimas parecían llenar sus ojos.
- No mereces nada de lo que tienes. No eres más que una decepción como para tener nuestro apellido.
Jaekyung cierra los ojos con fuerza, deseando que todo termine, no notando que su padre se quitó el cinturón y la expresión en su rostro se endureció aún más. Su madre estaba presente, mirando la escena con una expresión vacía. La mujer no pensó ni un segundo en intervenir. Quizá era lo que su hijo se merecía por no ser excelente en todo.
- ¡Papá, por favor, no! - la voz de Jaekyung sonaba desesperada, reconocía muy bien el sonido de la hebilla cuando su padre se quitaba el cinturón.
El padre ignora las súplicas de Jaekyung y comienza a golpearlo en el brazo con el cinturón. Cada golpe provoca un grito ahogado de dolor en el joven Jaekyung que retumbaba en la casa.
- ¡Papá! ¡Detente, por favor! ¡Lo siento! ¡Para! - los gritos de Jaekyung retumbaban en toda la casa.
La madre de Jaekyung miraba, inmóvil, mientras las súplicas de su hijo llenaban la habitación. Los golpes continuaron, el sonido del cinturón contra la piel del brazo del pequeño resonaba en el aire.
Jaekyung sentía cada golpe como si fuera una descarga eléctrica recorriendo su cuerpo. La desesperación y el miedo lo tenían paralizado, convirtiendo cada segundo en una eternidad de dolor y humillación. Su voz se quebraba con cada súplica, pero sabía que no había nada que pudiera hacer para detener a su padre.
- ¡Eres un malagradecido! ¡Nunca serás lo suficientemente bueno! ¡Tenerte como mi hijo será la mayor humillación de la historia!
El joven Jaekyung solo podía llorar y rogar, su cuerpo temblaba por el dolor, el terror y la desesperación.
Jaekyung se despierta de golpe, respirando agitadamente. El sudor cubre su frente y sus ojos están llenos de angustia.
— No soy una decepción... no lo soy... — susurró en jadeos Jaekyung.
Se sentó en la cama, intentando calmarse. La realidad lentamente reemplazaba la pesadilla, pero el dolor de los recuerdos y los golpes persistía. Jaekyung se colocó una mano al pecho, su corazón latía rápido y fuerte.
La voz de su papá, llena de desaprobación y desprecio, seguía resonando en su mente, recordándole constantemente que, sin importar cuánto esfuerzo pusiera, siempre sería insuficiente.
Jaekyung miró lentamente a su alrededor, buscando algo que lo ancle a la realidad.
Sus ojos se detuvieron en la figura dormida de Dan en la cama contigua. La paz en el rostro de Dan le proporciona un pequeño consuelo.
— Carajo... No puedo dejar que esos recuerdos me controlen — pensó el azabache.
Jaekyung se sentó en la cama, tratando de calmar su respiración. Esa pesadilla aún pesaba sobre él. Se levantó y caminó hacia la cama de Dan, que estaba dormido al otro lado de la habitación.
Dan, sintiendo una presencia, abrió los ojos ligeramente, con ayuda de la voz de la luna logró ver a Jaekyung de pie junto a su cama, con una expresión de vulnerabilidad que rara vez muestra.
- Jaekyung... ¿estás bien?
Jaekyung no respondió.
En lugar de eso, se acostó cuidadosamente al lado de Dan, buscando cercanía y consuelo que solo Dan aparentemente puede ofrecerle. Dan no le pidió una explicación, simplemente dejó que el azabache de 1.92m de estatura se acomodase junto a él.
Dan extendió un brazo y rodeó a Jaekyung, abrazándolo con suavidad. La calidez del abrazo de Dan comenzó a calmar gradualmente los nervios de Jaekyung. El toque de su mejilla cercano al pecho de Dan podía percibir el latido constante del corazón de Dan y, poco a poco, la tensión en su cuerpo iba disminuyendo.
Dan no necesitaba palabras para entender lo que Jaekyung necesitaba. Su abrazo era una prueba de que iba a estar para él sin juzgarlo ni exigirle nada. Jaekyung, que rara vez permitía que alguien viera su vulnerabilidad, se sentía sorprendentemente en paz en los brazos de Dan.
Jaekyung cierra los ojos, permitiéndose relajarse completamente por primera vez en mucho tiempo. La cercanía de Dan lo envuelve en una sensación de seguridad que había olvidado que existía.
- Descansa, Jaekyung - sonó un armonioso susurro proveniente de los labios de Dan, que era como un bálsamo para las heridas emocionales de Jaekyung.
Se acurrucó más cerca de Dan, sintiendo cómo la calidez y el consuelo lo envolvían.
En los brazos de Dan, Jaekyung encontró una paz que no había conocido desde hacía mucho. La pesadilla se había disipado, reemplazada por la certeza de que, al menos en ese momento no estaba solo del todo. Mientras el sueño lo tomaba nuevamente, Jaekyung soltó un pequeño y grave quejido, como si de un lobo a yendose a dormir se tratase.
Jaekyung finalmente se quedó dormido, su respiración iba volviéndose suave y regular. Dan, con una sonrisa tranquila en los labios, siguió abrazándolo, asegurándose de que su presencia sea una fuente constante de consuelo. Él mas que nadie sabía lo que es sentirse vulnerable, desolado, impotente y nunca hallar consuelo.
- La última vez que nos abrazamos así fue cuando él estuvo ebrio... Nunca pensé que fuese a hacer eso estando sobrio - pensó Dan.
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[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)
Fanfiction[La mayor parte de los personajes no me pertenecen, solo los estoy usando para crear una historia. Créditos a sus respectivos creadores] [ESTA SÍ ES UNA HISTORIA JAEDAN] Joo Jaekyung se encuentra luchando contra sus propios demonios internos y las c...