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Dan estaba ya bastante adaptado a la dinámica del centro deportivo, moviéndose con seguridad y eficiencia por las instalaciones. Aunque su inglés seguía siendo un desafío, había mejorado considerablemente y podía comunicarse sin demasiados problemas.

Esa tarde, se encontraba en la zona de rehabilitación acuática, trabajando con Sophie Woods, una joven nadadora de nado sincronizado. Sophie había sufrido un calambre intenso en las piernas durante un entrenamiento, un problema común pero debilitante que requería atención inmediata.

- ¿Cómo te sientes hoy, Sophie - preguntó Dan, su acento coreano aún presente pero sus palabras claras y entendibles.

- Mejor Daniel, pero todavía siento algo de tensión - dijo Sophie con una mueca de dolor

- Bien... Vamos a hacer algunos ejercicios para... aliviar la tensión. ¿De acuerdo?

Sophie asintió y siguió las indicaciones de Dan.

Se encontraban en la piscina de rehabilitación, donde el agua templada ayudaría a relajar los músculos. Dan guió a Sophie desde la orilla a través de una serie de estiramientos suaves y movimientos controlados, explicando cada paso con paciencia.

- Primero...estira los músculos... lentamente - dijo Dan, demostrando el movimiento con sus propias piernas - Alza... tu pierna, debería de aliviar... un poco

Sophie imitó sus movimientos, concentrándose en mantener la postura correcta. Dan observó atentamente, corrigiendo su técnica con toques ligeros y palabras de aliento.

- Bien. Ahora... flexiona y estira el pie... así - continuó Dan, mostrando el siguiente ejercicio - Esto mejorará la circulación... y relajará los músculos.

A medida que avanzaban en la sesión, Sophie empezó a sentir una mejoría notable.

El dolor disminuía y sus músculos se sentían menos tensos a comparación del otro día. Dan, aunque concentrado en su trabajo, no pudo evitar sentirse orgulloso de su progreso, tanto en el tratamiento de sus pacientes como en su propia capacidad para comunicarse efectivamente.

Alex lo veía desde su oficina, con una pequeña sonrisa esbozandose, denotando lo bien que Dan estaba haciendo su trabajo... Aunque estaba curioso por saber un poco el porqué hizo un cambio tan brusco de atención a peleadores de artes marciales mixtas a trabajar con altétas de deportes acuáticos de nivel olímpico.

- Lo estás haciendo muy bien - dijo Dan, sonriendo con una calidez que traspasaba cualquier barrera idiomática - Recuerda hacer estos ejercicios... todos los días.

- Gracias, Dan - respondió Sophie, genuinamente agradecida - Me siento mucho mejor... Eres increíble...

Dan asintió, sonando muy satisfecho con su labor.

- Es un placer, Sophie. Sigue así, y... estarás de vuelta en el agua... en poco tiempo.

Mientras Sophie salía de la piscina, Dan se quedó un momento observando su entorno. Había recorrido un largo camino desde su llegada, y aunque había enfrentado muchos desafíos, cada pequeño éxito, cada paciente ayudado, le recordaba por qué había elegido esta profesión.

Se sentó un rato con las piernas cruzadas, al borde de la piscina, mirando su reflejo en el agua, al igual que podía ver el fondo de la piscina, podía notar que ahora su cara tenía un poco más de color, las ojeras habían desaparecido, aunque sus ojos estaban un poco hinchados de lo que aún lloraba en las noches cuando llegaba a soñar con su abuela, repitiendo el sueño del día que llegaron al pueblo, se dan un abrazo y luego ella desaparece.

Acercó su mano a la superficie del agua, rozando tersamente la superficie del líquido dentro del gran prisma recotangular que lo contenía.

Alex, quien ahora era como un amigo cercano de Dan, se acercó y se sentó a su lado. Con una sonrisa amistosa, rompíó el silencio que apenas era perturbado por el sonido del agua movida por la mano del ojimiel, queriendo iniciar una conversación en coreano, sabiendo que sería más cómodo para Dan.

- ¿Cómo te sientes hoy, Daniel? - preguntó Alex con interés genuino.

Dan suspiró suavemente, mirando la superficie del agua.

- Me siento... bien... Trabajando mucho - respondió en coreano, su tono revelando un toque de nostalgia - He estado pensando mucho en mi abuela últimamente.

Alex asintió comprensivamente, inclinándose para poder alcanzar a ver la mirada de Dan, su mirada indicaba lo mucho que la muerte de su abuela lo había afectado.

- No sé mucho sobre ella, pero por las pequeñas cosas que me has contado, seguro que fue una mujer increíble.

Dan asintió, agradeciendo el gesto de comprensión de Alex.

- Lo era... La extraño mucho, hoy cumple ya los 3 meses de su fallecimiento... Hay veces que sueño con ella... Siento que me abraza... Que está aquí físicamente conmigo - dijo Dan, el tono de su voz era muy triste.

- Es bueno que tengas esos recuerdos - comentó Alex, su voz llena de empatía - Ella estaría orgullosa de ti, Dan. Estás haciendo un gran trabajo aquí.

Dan sonrió ligeramente.

- Gracias, Alex. Significa mucho... escuchar eso.

La conversación continuó en coreano mientras ambos disfrutaban del momento de tranquilidad junto a la alberca.

Hablaron sobre la vida en Richmond, las diferencias culturales y cómo Dan estaba adaptándose a su nueva vida y trabajo.

Después de un rato, Dan miró su reloj.

- Es hora del descanso... ¿Te gustaría... almorzar conmigo? - ofreció Alex esperanzado de compartir más tiempo fuera del entorno laboral.

- No quiero ser una molestia Alex...

- No lo eres... Más allá de tu supervisor hasta que obtengas tu licencia, me gustaría conocerte, quizá así pueda haber mejor dinámica entre los dos al momento de trabajar...

- Bueno... Solo porque insistes...

Ambos se levantaron de la orilla de la alberca, listos para disfrutar de un breve pero valioso momento de amistad y compañerismo fuera de las exigencias del trabajo diario en el centro deportivo.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora