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Jaekyung había pasado los últimos días probando distintos lugares para su fisioterapia en Londres, pero ninguno había cumplido sus expectativas. Mamón como siempre, me cae soberbio jaja...

Algunos centros eran demasiado toscos en su forma de trabajar, mientras que otros tenían un personal que apenas mostraba interés en su recuperación. La impaciencia de Jaekyung, conocida por su temperamento fuerte, solo hacía que estas experiencias fueran aún más frustrantes.

Un  centro tuvo un enfoque más mecánico, casi robótico. Los terapeutas apenas hablaban con él, siguiendo procedimientos como si estuvieran reparando una máquina en lugar de tratar a un ser humano. Jaekyung salió de allí más frustrado que nunca, sintiendo que su tiempo, dinero y energía se estaban desperdiciando.

En el más reciente esa tarde, el fisioterapeuta intentó manipular su hombro lesionado de una manera que le causó un dolor agudo. Jaekyung se levantó de la camilla, empujando al fisioterapeuta con una mirada furiosa.

— ¡¿Qué carajos estás haciendo?! — gritó, su voz resonó en la sala. El terapeuta, visiblemente intimidado, intentó calmarlo, pero Jaekyung ya estaba de camino a la salida, murmurando sobre la incompetencia del lugar.

Ya de regreso en su casa en Liverpool, se desplomó en el sofá, agotado y con el hombro palpitando de dolor. Decidió buscar en internet un centro de rehabilitación que pudiera ofrecerle algo diferente. Fue entonces cuando dio con un centro deportivo de Richmond-upon-Thames. A 2 horas de donde vive en tren rápido.

La información y las reseñas que encontró sobre el lugar hablaban de un enfoque cuidadoso y personalizado, especialmente para atletas de alto rendimiento. Algo en los testimonios le dio una buena sensación.

Mientras revisaba la página web, encontró información detallada sobre la metodología de trabajo de los fisioterapeutas del centro. Le gustó lo que leyó: un enfoque individualizado, con atención a los detalles y una comunicación clara con los pacientes.

—Esto suena mucho mejor — murmuró el azabache para sí mismo, guardando la información.

Decidió que probaría este lugar. Se sentía más esperanzado de encontrar una solución adecuada para su rehabilitación.

El día de la cita para su diagnóstico llegó, se levantó temprano, decidido a llegar al centro deportivo. El viaje en tren fue tranquilo, y a medida que se acercaba a Richmond-upon-Thames, sentía una mezcla de nervios y anticipación.

Después de unas horas, Jaekyung llegó al centro deportivo, todo era increíble, los campos de fútbol soccer, americano, rugby, tennis estaban muy bien cuidados, las fachadas de las oficinas, del gimnasio, y de lo que sospechaba que era el área de las albercas estaban muy bien cuidadas.

Iba vestido con un juego de ropa deportiva gris, y bajo la chamarra estaba ocupando un buzo negro por el frío que hacía esa mañana, y sus tenis blanco con negro. Para mantener un perfil bajo llevaba un cubrebocas negro puesto.

Caminando por 10 minutos, Jaekyung entró en la recepción de las albercas.

— Buenos días.

— Buen día, agendé una cita de diagnóstico para rehabilitación la semana pasada.

— Oh, perfecto, déjeme contactar con el fisioterapeuta para que lo reciba — indicó la mujer detrás de lo que parecía ser un mostrador, sacando su teléfono para contactar al fisioterapeuta.

Jaekyung asintió con la cabeza, y se empezó a pasear por la recepción admirando el lugar... el azabache caminaba lentamente por el área de trofeos del centro deportivo, observando con detenimiento las vitrinas repletas de medallas, trofeos y fotos de campeones. Cada logro reflejado en esos objetos le recordaba sus propias victorias y el arduo trabajo que había invertido para llegar donde estaba. Sin embargo, algo en el ambiente del centro le resultaba extraño, casi familiar.

Mientras examinaba una vitrina que contenía una gran cantidad de trofeos, escuchó una voz detrás de él.

— Ehmm... Hola, me comentaron que vienes a una cita de diagnostico — sonó una voz que le resultaba parcialmente familiar pero no reconocía del todo.

— Usted debe ser el fisioterapeuta ¿Verdad? — Jaekyung se giró lentamente para responder con la mirada baja, reconociendo unas manos, y posteriormente confirmó sus sospechas al alzar la mirada, sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. 

Ahí estaba nuevamente, el hombre que puso de patas arriba su vida y el motivo principal del porqué viajó a Londres... Ahí estaba Kim Dan. Visiblemente delgado, la cara ya no tan pálida, pareciese que recuperó un poco su color, sus ojeras habían desaparecido, vestido con su pijama quirúrgica color vino y sus tenis grises, sosteniendo una tabla de madera con algunos papeles ahí.

— Jaekyung — dijo Dan en un susurro de sorpresa.

— Kim Dan — dijo Jaekyung con un tono grave pero sonaba bastante... nostálgico.

— B-bienvenido al centro deportivo, soy el fisioterapeuta de aquí, soy Daniel Kim... — dijo Dan en inglés, con algunas pausas, sorprendiendo un poco al azabache — Mi compañero normalmente es el que recibe a los externos cuando vienen a revisiones y diágnostico, por ahora no se encuentra aquí, así que hoy lo recibo yo.

—Con que Daniel ¿eh?

— Acompáñene señor...

— Joo... Jacob Joo.

— Bien, acompáñeme, le mostraré las instalaciones y posteriormente le revisaré para su diagnóstico...

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora