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Matthew, muy temprano en la mañana, bajó las escaleras con una bolsa de ropa en la mano. Llevaba puesto su usual atuendo deportivo con el que salía a correr, pero sus ojos brillaban con entusiasmo.

Bajando al apartamento de Dan, notó al fisioterapeuta pareciendo que apenas se estaba colocando su uniforme del centro deportivo, aún no traía la filipina puesta por algún motivo, mientras leía un libro para aprender inglés.

Aunque su concentración fue perturbada al notar a Matthew del otro lado de la puerta... Dejó el libro en la mesa del desayunador junto a otros libros de fisioterapia y kinesiología, y fue a abrirle al pelinegro.

— ¡Buenos días, Dan! ¿Qué tal va tu mañana?

—  Está bien, gracias... Solo estoy revisando algunos apuntes para las sesiones de hoy.

Matthew se acercó y dejó la bolsa sobre la mesa de centro, sonriendo ampliamente.

— Eso es bueno... Oye, traje algo para tí — dijo el pelinegro empezando a rebuscar en la bolsa —  Estaba haciendo limpieza en mi armario y encontré algunas prendas que nunca usé porque me equivoqué con la talla... Todo estúpido yo... Y pensé que podrían servirte.

Dan miró la bolsa con curiosidad, terminando de colocarse la filipina.

— No debiste Matt, pero gracias. ¿Qué trajiste?

Matthew sacó las prendas una por una, mostrándolas a Dan. Primero, de la bolsa salió un suéter de lana de color azul marino, suave al tacto y de un estilo clásico.

— Aquí tienes un suéter de lana. Es bastante cómodo y perfecto para el clima de aquí.

Dan lo tomó y lo sostuvo frente a sí, sonriendo con agradecimiento.

— Se siente abrigador.

— Te digo... Bien, sigamos...

Luego, Matthew sacó un pantalón de mezclilla de corte slim, de un color gris oscuro.

— Este pantalón es de corte slim. Creo que te quedará bien.

Dan lo examinó, pensando en cómo le quedaría. Y finalmente, Matthew sacó un par de speedos, uno de color negro, y otro de colores azul con detalles rojos.

— ¿Ropa interior?

— Nop... Estos son speedos...

— ¿Y eso es?...

— Son trajes de baño... Aquí en el Reino Unido son así de cortos. Parecen calzón de stripper, pero te juro que son trajes de baño, y aparte son bastante cómodos, aunque también se venden trajes de baño más largos, sé donde puedes comprar unos de buena calidad... No como los de esa tal Kylie Jenner... Siento que te servirán para cuando tengas que trabajar con los pacientes en el agua... Sé que te vendrán bien.

Dan se ruborizó un poco al ver los speedos, pero asintió, reconociendo la utilidad de la prenda.

— Sí, los necesitaré. Gracias por pensar en eso.

Matthew se sentó en el sofá junto a Dan, sonriendo con satisfacción.

— No hay de qué Dan... Sé que puede ser difícil adaptarse a una nueva ciudad y trabajo, y quiero asegurarme de que tengas todo lo que necesitas. ¿Cómo te sientes con todo esto?

Dan suspiró, mirando las prendas en sus manos.

— Ha sido un cambio grande, pero estoy agradecido. He conocido a gente maravillosa y estoy aprendiendo mucho. A veces es abrumador, pero estoy haciendo mi mejor esfuerzo.

Matthew le dio una palmada amistosa en la espalda.

 — Eso es lo importante, Dan. Y recuerda, si necesitas algo, no dudes en decírmelo. Estamos aquí para apoyarte.

Dan sonrió, sintiéndose reconfortado por las palabras de Matthew.

— Gracias, Matthew. Aprecio mucho todo lo que has hecho por mí.

Matthew asintió, levantándose del sofá.

— De nada. Bueno, te dejo que sigas con tus cosas, ya no te interrumpo, debo saalir a correr. Nos vemos luego.

Dan lo despidió con una sonrisa, sintiéndose un poco más ligero después de la amable interacción. Observó las prendas nuevamente, sintiéndose agradecido por la generosidad de Matthew.

Unas horas después...

Dan le estaba haciendo honor a su espiritu animal, un hámster, ya que estaba completamente nervioso. El día de la cita había llegado. No tenía detalles más que se trataba de un atleta y que era un problema en el hombro, y la incertidumbre le carcomía por dentro.

Caminaba por el pasillo del centro deportivo, sus pasos resonaban suavemente sobre el suelo pulido. Miró su reloj por enésima vez, notando que faltaban solo unos minutos para la cita.

Dan tomó una respiración profunda, tratando de calmar sus nervios. Sabía que debía mostrarse profesional, pero la falta de información le ponía en una situación incómoda. Era su primera vez recibiendo a un atleta sin tener más contexto, y quería asegurarse de que todo saliera bien.

Como forma de poder calmarse un poco, Dan caminó alrededor de las piscinas. El nerviosismo lo envolvía como una segunda piel. 

— Un atleta, necesita rehabilitación postcirugía... ¿De qué deporte? ¿Un nadador? ¿Un corredor? ¿Un levantador de pesas?... Tengo nervios

Con las manos sudorosas, caminaba alrededor de las piscinas, observando a los chicos entrenar.

Oscar practicaba pases con otros jugadores de waterpolo, mostrando su destreza en el agua. 

Valerie estaba en una de las plataformas, calentando antes de su práctica de clavados.

Sam y Marvin realizaban vueltas de calentamiento en la piscina de carreras, sus movimientos eran coordinados y fluidos.

Las nadadoras de nado sincronizado entrenaban en un horario diferente, así que la piscina dedicada a ellas estaba vacía, aunque la entrenadora estaba presente, supervisando a sus atletas.

Dan intentaba calmar sus nervios al observar el ritmo del centro deportivo. Todo parecía en su lugar, funcionando como siempre, pero él no podía evitar sentir una ansiedad creciente. Tomó una respiración profunda, tratando de centrarse en su entorno, pero su mente seguía divagando hacia la incertidumbre de la próxima cita.

Finalmente, la hora llegó. Dan fue llamado a la recepción de las piscinas. Con una mezcla de anticipación y nerviosismo, se dirigió hacia allí, sintiendo su corazón acelerarse con cada paso. Al llegar, se encontró con la recepcionista que lo miró con una sonrisa profesional.

— Tu paciente ya llegó, Dan. Es él alto de ahí.

Dan asintió, tomando otra respiración profunda para calmarse. Caminó hasta donde estaba él, sus pasos resonaban por la habitación mientras el chico parecía mirar los trofeos, las medallas y fotografías de competidores pasados.

— Ehmm...  Hola, me comentaron que vienes a una cita de diagnostico...

— Usted debe de ser el fisioterapeuta de aquí, ¿Verdad?

En cuanto el chico dio la vuelta, también lo hizo el corazón de Dan.

Ahí estaba... Alto e imponente, con un cabestrillo sosteniendo su brazo, su cuerpo notablemente delgado a como es normalmente. Esos ojos grises que fácil podían intimidar a cualquiera.

Así es... Ahí estaba Joo Jaekyung, frente a él, otra vez... Se habían pasado meses desde la última vez que se vieron... Los recuerdos de su tiempo juntos en Corea volvieron de golpe, mezclados con la tensión de su última interacción.

Jaekyung levantó la mirada, y sus ojos se encontraron, y su rostro se tornó de sorpresa también.

— Jaekyung...

— Kim Dan...

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora