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El sol brillaba suavemente sobre el hospicio, arrojando una luz cálida y acogedora sobre el jardín.

Dan, con el corazón lleno de recuerdos y emociones, caminaba hacia la entrada principal.

Había sido citado por los antiguos trabajadores y varios habitantes del pueblo, incluidos algunos de los ancianos que había cuidado. Al llegar, se sorprendió al ver a Matthew también presente.

— ¿Qué está pasando aquí Matthew? — dijo Dan.

— Ni idea Dan... Pero los cuidadores llamaron a casi todos en el pueblo...

La sala común del hospicio estaba decorada con globos y guirnaldas, creando una atmósfera festiva. Los ancianos, sus rostros llenos de alegría y cariño, se acercaron a Dan, dándole la bienvenida con abrazos y palabras afectuosas.

— Dan... Cariño, oh Dios, me alegro de volver a verte por aquí — dijo la señora Park, una mujer mayor que era amiga de la infancia de su abuela — Sabía que no faltarías.

— No me lo perdería Sra. Park... Este lugar no ha cambiado en absoluto... Todavía se ve bonito.

— Todavía te extrañamos aquí, hijo, tienes tal luz dentro de ti que siempre iluminaste nuestros días — dijo el Sr. Park, esposo de la Sra. Park.

— Yo... estoy triste por dejarlos a todos aquí... Pero ya saben... Desde que mi abuela... no lo hice, todavía no tengo el corazón para estar aquí a veces, la extraño demasiado...

— Todos la extrañamos Dan, ella era un rayo de luz... Igual que tú — dijo la señora Kang, quien parecía llegar al hospicio después de visitar la tumba de su hija en el río, haciendo que todos los ancianos se acercaran a Dan y lo abrazaran, sabiendo cuánto vacío había en Dan después de la muerte de Hyejin.

Unas horas después...

Después de comer, uno de los antiguos trabajadores del hospicio se levantó y llamó a Dan al frente

— Bien... Como saben, hoy es una ocasión especial para todos aquí y para el Hospicio Badeul... Me gustaría traer a Kim Dan aquí ya que todos los residentes y el personal tenemos una sorpresa para él.

Todos aplaudieron y Dan se acercó al que hablaba, quien junto con los ancianos, y los habitantes presentes se dirigieron hacia el jardín del hospicio.

El jardín era el corazón del hospicio, siempre lleno de vida, risas, hermosas flores y siempre teniendo un verde perfecto su césped natural.

Había una nueva estructura con un techo, un lugar que él reconoció al instante.

Era la realización de una idea que alguna vez había compartido con los demás.

— Kim Dan, queremos que seas el encargado de inaugurar esta nueva zona ya que está es una idea tuya... La señora Kang, nos entregó una hojita con el diseño que tenías en mente y entre todos ayudamos para que viese la luz — dijo el señor Moon, la persona mas mayor del hospicio, entregándole unas tijeras doradas.

Conmovido, Dan tomó con cuidado las tijeras y cortó el listón amarillo que marcaba la entrada.

Al hacerlo, una ovación de aplausos resonó en el aire.

Así, Dan entró en la nueva sección del hospicio, su idea, la zona del memorial... donde miles de flores estaban plantadas y algunas arrancadas, había espacios dedicados a las fotos de los ancianos fallecidos en la historia del hospicio.

Y... en el centro de todo, Dan vio la foto de su abuela, Hyejin, enmarcada con cariño, esbozando una blanca sonrisa. Notó el marco, viendo que era del mismo estilo del marco que Joohyeon pintó y le regaló....

Este gesto lo conmovió profundamente, tocando las más sensibles de sus fibras... Sus ojos se llenaban de lágrimas mientras se giraba para abrazar a todos los presentes.

— Gracias  dijo con la voz entrecortada por la emoción — Esto significa mucho para mí.

Los ancianos, el personal y los habitantes se acercaron, rodeándolo en un abrazo colectivo. Matthew estaba entre ellos, sonriendo con orgullo.

— Esto es para ti, Dan —  dijo uno de los ancianos — Dejaste una marca en cada uno de nosotros... Esta es nuestra manera de darte nuestro más profundo agradecimiento hacia ti... Tu abuela estaría muy orgullosa de ti, hijo.

Dan, abrumado por el cariño y la gratitud, se quedó allí, sintiendo el amor y el apoyo de todos los que habían formado parte de su vida.

En ese momento, supo que, sin importar a dónde lo llevara la vida, siempre tendría un lugar al que volver si las cosas no funcionaban en Londres.

Después de la conmovedora inauguración, los ancianos y el personal se dispersaron lentamente, dejando a Dan en el jardín, envuelto en sus pensamientos y emociones.

Mientras caminaba alrededor del memorial, notó algo inusual cerca de la foto de su abuela Hyejin

Había un pequeño sobre, cuidadosamente colocado en una esquina, con su nombre escrito en la conocida y delicada caligrafía de su abuela.

Con manos temblorosas, Dan recogió el sobre y lo abrió. Dentro había una carta. Sus ojos recorrieron las líneas escritas con amor y dedicación, un poema que su abuela le había dejado. A medida que leía, las palabras resonaban profundamente en su corazón.

El Ave en el Cielo Lluvioso

Un ave volaba en un cielo lluvioso, 
Con una cadena en una pata, su vuelo era doloroso. 
Las gotas de lluvia pesaban en sus alas, 
Y las nubes oscuras ocultaban las estrellas.

Pero arriba de las nubes, en un cielo resplandeciente, 
Había un sol brillante, cálido y acogedor, siempre presente. 
El ave sabía que, aunque la tormenta fuera intensa, 
Más allá del gris, un sol glorioso la recompensa.

La cadena que llevaba, símbolo de su lucha constante, 
No era más que un recordatorio de su espíritu valiente. 
Con cada batir de sus alas, buscaba la libertad, 
Sabiendo que el cielo azul estaba a su alcance, en su realidad.

Mi Dan, mi fuerte y amado nieto, 
Tú eres esa ave, enfrentando el viento y el trueno. 
Nunca olvides que, aunque la tormenta parezca infinita, 
Arriba de las nubes, hay una luz que te invita.

Vuela alto, mi amor, no temas caer, 
El sol siempre brilla después del amanecer. 
Y aunque la cadena parezca pesada y persistente,
Tu espíritu es libre, fuerte y resplandeciente.

Te ama por y para siempre, tu abuela, Kim Hyejin.

Dan terminó de leer, sus ojos nuevamente eran una cascada por las lágrimas que se deslizaban con gracia por las mejillas del ojimiel. La profundidad del amor y la sabiduría de su abuela lo tocó profundamente.

Se quedó allí, en silencio, permitiendo que las palabras del poema lo envolvieran como un abrazo cálido.

Se sintió increíblemente conmovido y fortalecido por la metáfora del ave en el cielo lluvioso. Las palabras de su abuela le recordaron que, a pesar de las dificultades y el dolor que había enfrentado, había un futuro brillante esperándolo. Arriba de las nubes, el sol siempre estaría allí, listo para darle la bienvenida.

Guardó la carta con cuidado, llevándola cerca de su corazón.

En ese momento, Dan sintió una paz renovada y una determinación firme. Su abuela, incluso en la distancia, seguía guiándolo y brindándole la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

— Gracias abuela.

Con una nueva resolución, Dan se dio la vuelta y caminó hacia el camino que lo llevaría a su próxima aventura, sintiendo el amor de su abuela acompañarlo en cada paso del camino.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora