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Dan, respirando entrecortadamente, se apoyó contra la puerta del baño, tratando de calmarse. Escuchó pasos pesados acercándose y sintió un nudo en el estómago cuando Jaekyung golpeó la puerta.

—Kim Dan, abre la puerta. Tenemos que hablar — la voz de Jaekyung era firme, pero había una nota de urgencia.

Dan se negó, su voz temblando.

—No, Jaekyung. No quiero hablar contigo ahora. Estoy... estoy asustado.

Jaekyung golpeó la puerta con más fuerza.

—Dan, por favor, abre la puerta.

La desesperación en la voz de Jaekyung solo aumentó el pánico de Dan.

— ¡Este es uno de los motivos por los que renuncié a seguir trabajando para ti! — gritó Dan, Jaekyung podría jurar que se había rasgado la garganta, pero también había pintado raya entre los dos.

Jaekyung se quedó en silencio al otro lado de la puerta. Dan sabía que Jaekyung podía derribar la puerta fácilmente, pero no lo estaba haciendo. La tensión en el aire era palpable.

Después de unos segundos de silencio, Dan escuchó la puerta de la habitación abrirse y cerrarse. Conteniendo el aliento, esperó un momento antes de abrir lentamente la puerta del baño.

La habitación estaba vacía. Jaekyung se había ido. Dan salió del baño, sintiéndose como si estuviera caminando sobre una cuerda floja.

Su mente era un torbellino de emociones contradictorias: miedo, desconfianza, y algo que tal vez podría ser amor. No sabía a qué extremo ir, era una gran niebla que estaba abrumando su juicio y alimentando su confusión.

Se dirigió al balcón para recibir un poco de aire fresco, esperando calmarse. La brisa y el característico aroma del mar y el aroma de las plantas y las flores del jardín.

Mientras tanto...

Jaekyung se encontraba en el vestíbulo del hotel, tratando de calmarse y pensar con claridad. Caminó hasta una zona más tranquila y se sentó en uno de los sillones del área común, apoyando los codos sobre las rodillas y frotándose las sienes.

— Eres un completo pendejo Joo Jaekyung — se reprochó en silencio, recordando el miedo en los ojos de Dan y su propia reacción impulsiva. 

No era la primera vez que actuaba así, y el impacto de su comportamiento en Dan era ahora más evidente que nunca. Sentía una mezcla de arrepentimiento y frustración, emociones que rara vez permitía aflorar.

¡Este es uno de los motivos por los que renuncié a seguir trabajando para ti!

Sabía que Dan tenía razón. Había sido demasiado duro, demasiado exigente, y había confundido profesionalismo con crueldad.

¿Porqué me molesta tanto eso? — pensó el pelinegro, sintiendo un nudo en el estómago.

Jaekyung respiró hondo. Sabía que no podía simplemente regresar y hacer que las cosas siguiesen igual. Tenía que mostrarle a Dan que estaba dispuesto a hacer lo necesario para enmendar el embrollo.

— Nuevamente rompes una promesa imbécil... — pensó. 

Debía admitir sus errores y sus celos, y sobre todo, escuchar a Dan y respetar sus límites. Pero le costaría demasiado

Finalmente, después de unos minutos de reflexión, Jaekyung se levantó decidido. Tenía que hablar con Dan y hacerle saber lo que sentía, pero de una manera que no lo asustara ni lo hiciera sentir incómodo. 

— Tengo que ser diferente esta vez — se dijo a sí mismo — No seas tan animal, animal.

Con pasos firmes, volvió a subir las escaleras y se dirigió hacia la habitación.

Se detuvo frente a la puerta, respirando hondo antes de girar la manija y entrar. Encontró a Dan en el balcón, observando el jardín.

Se acercó lentamente, sin querer sobresaltarlo. Al llegar a su lado, tomó su brazo, metiéndolo a la habitación, haciendo que Dan girara para mirarlo. Vio la mezcla de emociones en sus ojos: confusión, miedo, pero también una chispa de algo más, tal vez esperanza. La intensidad en la mirada gris de Jaekyung era inconfundible

— Lo siento, Dan — empezó Jaekyung, su voz más suave de lo habitual— Tal vez... Sí... Estoy celoso... 

El azabache sonaba como si estuviera luchando con sus propios demonios internos.

—Nunca he sido bueno con las palabras, Dan, el ver a Alex tan cerca de ti, ver cómo te hacía sonreír... me hizo sentir algo que no había sentido antes.... Me sentí insignificante... Te sentí lejano.

Dan miró a Jaekyung, su mente aún seguía luchando por procesar lo que estaba escuchando.

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, y Jaekyung lo abrazó, envolviéndolo con fuerza. Se sentía patético por hacer eso, porque no era el tipo de persona que mostraba tanta vulnerabilidad... pero en este momento, era lo que menos importaba. Dan, aunque quería creerle, se sentía atrapado en un mar de dudas.

—No sé qué sentir, Jaekyung, estoy confundido... tu comportamiento, la forma en que me has tratado... me has maltratado tanto cuando trabajé para ti — dijo Dan, todas esas palabras eran como dagas que se iban clavandlo una a una en su pecho — Y me enamoré de ti, lo cual solo hizo todo más difícil... por eso quiero mantener nuestra relación como doctor-paciente. No quiero sufrir más, y no quiero volver a lo de antes.

Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, y Jaekyung, sorprendentemente, limpió sus lágrimas con una rara delicadez que demostraba tener.

Dan empezó a sentir un alivio momentáneo en el calor del abrazo de Jaekyung. Aunque sus sentimientos seguían siendo un caos, en ese momento, solo necesitaba sentirse comprendido y querido.

Jaekyung aún sentía cómo el temblor en su cuerpo empezaba a calmarse un poco. Lo condujo suavemente hasta la cama, donde ambos se sentaron. Dan seguía llorando, sus sollozos resonando en la habitación en un ritmo triste y doloroso. Jaekyung lo abrazó con firmeza pero con ternura, apoyando la cabeza de Dan contra su pecho.

— Llora todo lo que necesites... —murmuró Jaekyung, acariciando su espalda en un torpe intento de reconfortarlo.

Dan, agotado emocionalmente, pronto se quedó dormido en los brazos de Jaekyung, aferrándose a él como si fuera su única ancla en un mar de tormentas, hasta que finalmente se quedó dormido.

Pasadas las horas, y con las luces apagadas, Jaekyung no podía dormir. Su mente estaba inundada de pensamientos y emociones que no podía simplemente apagar. Miró a Dan, sintiendo un peso en su pecho.

Había pasado tanto tiempo siendo un hombre estoico, fuerte, millonario, exitoso e implacable, que se había olvidado de ser una persona que podía amar y ser amada. Dan había despertado algo en él, algo que no podía ignorar.

Mientras la noche avanzaba, Jaekyung había llegado a una conclusión clara.

Observó a Dan, tan frágil y vulnerable, y sintió una determinación creciente dentro de él. Quería cambiar, quería ser mejor para Dan. Quería aprender a amar de verdad, y no solo eso, quería reenamorar a Dan, demostrarle que podía ser alguien en quien confiar y con quien sentirse seguro.

Pensó en todas las veces que había sido duro y frío, y en cómo eso había afectado a Dan y a otros... Ya no solo necesitaba cambiar por él, sino también por sí mismo. Necesitaba redescubrir su capacidad de amar y ser amado.

La resolución se fortaleció en su mente: para poder empezar, necesitaba una cosa.

Jaekyung cerró los ojos por un momento, permitiéndose un suspiro profundo. Abrazó a Dan más fuerte, como si al hacerlo pudiera transmitirle todo lo que sentía y no sabía expresar en palabras.

Finalmente, ambos, hayando consuelo en el otro, cayeron profundamente dormidos.

[FANFIC/AU] Prometo Hacer Las Cosas Bien: ACTO I (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora