CAPITULO 178

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NARRA SEBASTIÁN El ginecólogo

Salía de una consulta y escuché un alboroto, al levantar mi cabeza, vi al esposo de Serena que hablaba con una de mis pacientes, cuando me fije que estaba pasando algo raro y creí observar que ¿estaba llorando? No podía creerlo, sin embargo, simplemente corrió a toda prisa hasta el ascensor y lo abordo, los demás gritaban tratando de detenerlo. Cuando la mujer que hablaba con Él regresaba, la reconocí, era la señora Alessa. La curiosidad me ganó y me acerqué para saludarla y preguntar

—Buenas tardes, señora Alessa, disculpe, pero, vi que algo sucedía con el esposo de Serena, ¿podría saber que pasó? ¿Tiene que ver con ella?

La señora Alessa me miró y me habló pausadamente

—Buenas tardes, doctor. No... esto, no tiene nada que ver con ella. Por el contrario. Danko... (sollozo un poco antes de seguir hablando) Alexander salió del coma, pero... no lo reconoció y lo insultó, lo echó de su lado, le dijo que lo odia.

Alzo su mirada triste para decir con preocupación

—Danko ama a Alexander y esto... ¡Dios mío! Lo volvió loco de tristeza. ¿Se imagina que la persona que amas te desconozca y te diga que le das asco? ¿qué te odia?

Quizá fui imprudente, sin embargo, esto me causaba un poco de alegría, verlo sufrir, parecía que el karma le estaba cobrando su falta de interés para con su esposa Serena. Con este sentimiento le mencioné a la señora Alessa en voz baja

—Parece que el karma le cobro su falta, ¿no cree?

Ella me miró con incredulidad por lo que dije, por lo que mirándome en forma acusatoria reclamo

—Pero, ¿qué es lo que está diciendo, doctor?

Le respondo con mucha seriedad, seguro de mis palabras

—¡Lo que me escuchó! Ese hombre hizo sufrir mucho a Serena con su indiferencia, le hizo mucho daño, por eso digo que la vida le está haciendo pagar con la misma moneda

La señora Alessa estaba por decirme algo cuando la voz de un hombre se oyó preguntando por Danko, entonces la señora Alessa se alejó de mí para acercarse y juntarse con los demás para hablar con ese hombre. Yo preferí irme de ahí, porque todavía tenía varias consultas. La verdad estaba muy intranquilo, por mi mente se cruzó la idea de que a lo mejor si le avisaban a Serena quizá cambiaria de opinión por la preocupación de quien por su ahora es su exesposo

Conociendo lo dulce que es, se preocuparía en demasía por lo que está pasando ese hombre. Hice un esfuerzo por concentrarme en mi trabajo, debo ser profesional y dejar esos sentimientos fuera de aquí por el momento. Respiré hondo para poner mi mente en su punto y trabajar. Pasaron las horas y terminé mis consultas

Estaba sentado ya en el auto, lo encendí para regresar a mi casa, cuando me dio por visitar a mi padre. Iba a llamar a Serena, sin embargo, paso por mi mente que por la hora quizá ya esté descansando. Salí del estacionamiento decidido a ir donde mi padre, lo extrañaba, ya tenía dos semanas que no lo visitaba. Él tenía su vocación a flote, le gustaba ayudar, aunque no tuviese activa su licencia médica. Siempre he estado inseguro del porqué se la quitaron, porque mi padre nunca fue irresponsable en su profesión

Él amaba la medicina, su sueño fue ayudar a las personas con sus dolencias de salud, era su vocación. Entonces se me hizo raro que lo acusaran de negligencia médica. Tuvo que pagar una fuerte indemnización al paciente, que por cierto está muy bien de salud, ya que por coincidencia lo vi en el mall comprando en una joyería

Quería caerle por sorpresa, iba manejando muy contento, en la radio de mi auto escuchaba una canción pegajosa y la iba tarareando. Entre por un camino de tierra muy largo para llegar a su casa de verano y a donde tenía su clínica donde ayudaba a personas sin recursos. Claro que la tenía escondida debido a que no podía ejercer legalmente.

LOS FETICHES DE MI PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora