Capítulo 40 - Me preocupo por ti

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Cuando Jacaerys era ni más que un niño, odiaba la oscuridad.

De noche, solía llorar hasta que su madre o padre aparecieran y le probaran frente a él que no había nada que temer en las sombras de su habitación.

Era un hijo único entonces.

Cuando se volvió un hermano mayor, se obligó a superar su miedo para poder consolar él mismo el miedo de la pequeña beba de algunas pocas lunas. 

Daenyra, como él, odiaba la oscuridad.

Daenyra, como él, lloraba cuando se quedaba sola.

Pero ella lo tenía a Jace. No hacía falta que su padre o madre fueran a  ayudarla, con que su hermano mayor encontrase el tiempo para verla y quedarse en sus aposentos por si algún monstruo aparecía mientras dormía, era suficiente.

En algún momento, se convirtió en un hábito el dormir juntos.

Con la llegada de Lucerys, había dos niños para protegerlo. Con joffrey fueron tres. Incluso Aegon y Viserys tenían ahora a todo el clan Velaryon a sus servicios de llegar a temer alguna cosa en el mundo.

Jace estaba seguro de que ninguno de todos ellos sabían realmente el por qué de aquel hábito absurdo que solo ellos compartían. No parecían preguntarse si eso era extraño, si otros hermanos a lo largo de todo Poniente tenían la misma costumbre.

Se alegraba de ello, en realidad. Significaba que los cuidó del miedo incluso antes de que lo tuvieran, que había logrado su objetivo de protegerlos de cualqueir cosa.

Aunque...

¿Lo había hecho?

Sus hermanos varones estaban intactos, no eran ellos los que ponían en duda su éxito, pero su prometida ¿qué de ella quedaba luego de la noche del azote carmesí? ¿qué se había perdido como para que ahuyentara a sus dragones hasta Rocadragón, como para que el abuelo que tanto amaba solo la hiciera estar alerta?

De alguna manera, Jace fracasaba con ella, vez tras vez.

Sin embargo, ahora estaba aquí.

Y pelearía por ella como lo hizo por sus hermanos.

...

...

Quizá... quizá no tan igual a con Lucerys y Joffrey.

Quizá, lo haría como sólo estaba dispuesto a hacerlo con ella.

Porque nadie en su vida podía compararse con Dany.

El ruido de una rama quebrándose lo trajo de vuelta a sus pensamientos, alertándolo de la presencia de otra persona. Por isntinto, su mano fue a la empuñadura de su espada, asomando solo un poco el filo de esta cuando se dio cuenta que no había ninguna amenaza.

Solo era Dany.

"¿Así tratas a todos los que invitas a un bosque en medio de la noche o solo es mío el honor?" preguntó ella, delatando que tenía una pequeña sonrisa en su rostro cuando bajó la tela con la que había cubierto su nariz y boca. No tuvo el gusto de ver su cabello bien, no sin luz que lo iluminara y una capucha negra semi holgada cubriéndolo.

"Solo lo mejor para ti, Dan" contestó mientras volvía a envainar su espada. Hubiera llegado el caso en que ella efectivamente quisiera atacarlo, no importaba qué tan rápido fuera sacando su arma: ella lo tendría hecho un cadaver en cuestión de segundos.

La joven fue poco a poco acercándose a donde su hermano, cuidando de no manchar tanto sus botas con el poco de rocío que había comenzado a formarse.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora