Capitulo 53 - Hojas de cedrón

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Dany despertó con un dolor agudo en su abdomen.

Intentó sentarse, intentó moverse, pero cada centímetro que su cuerpo recorría le causaba una punzada insoportable justo en el lado izquierdo de su estómago .

No seas débil, levántate, se regañó mentalmente.

"Abrirás los puntos si no te quedas quieta" la voz de la reina consorte, tranquila pero firme, resonó en la habitación. La princesa esperaba ver a cualquier persona menos a ella, y aún así allí estaba: sentada cómodamente en uno de sus sofás, leyendo alguno de los libros que robó de la biblioteca.

Era bastante estúpida si pensaba que Daenyra la obedecería. Intentó levantarse, insitiendo en que podría soportar el dolor, en que debería poder.

Su actitud terca le ayudó a lograr su cometido, era verdad, pero el costo del sobre esfuerzo se evidenció enseguida cuando la sangre de su herida nuevamente abierta comenzó a manchar su blanco camisón. Bufó, adolorida, pero aún así no molestó a ver a la reina.

Alcanzó uno de los cajones en su mueble con hierbas cojeando,  encontrando la aguja y el hilo que robó para poder ayudar en sus visitas a la capital a mayor cantidad de personas.

"Eres terca, nieta, casi tan terca como tu madre" siseó la monarca, revoleando los ojos ante la falta de respuesta de la chica. Quizás fue porque logró verla tomar uno de sus tan famosos alfileres para cortar la parte teñida de su atuendo y expuso la grotesca herida.

"Y como mi padre, según la princesa Rhaenys, o tan impulsiva como Daemon, según mi madre" agregó Dany mientras enhebraba la aguja. Sabría que no sería placentero el resolever el tema de inco puntos rotos, pero no tenía otra opción. Se rehusó a gritar, se rehusó a llorar, pero mierda si dolió sentir el pequeño pedazo de metal atravesando su piel. Aún así, supo como disimular su debilidad de la reina, habilidad importante, según su madre.

A pesar del dolor, volvió a pasar la aguja.

"¿Sabes por qué estoy aquí?" preguntó la reina con tono tenso, dejando el libro a un lado para mirar el rostro de la chica en busca de alguna respuesta.

Lo único que obtuvo fue una pequeña negación de cabeza.

"Tu hermano ha causado una gran escena hoy" declaró entonces, casi escupiendo al autor del dolor de su hijo mayor. Lo hizo ver vulnerable, fácil de matar, débil.  "Golpeó a Aegon un par de veces, arremató luego contra sus amigos".

"¿Estuvo ahí, majestad?" preguntó Dany, usando la voz más calmada que una chica cosiendo su propia carne podía usar. "¿Me vio luchar contra mi padre? ¿Vio cuando conseguí esta herida? ¿Entendió que hizo que mi prometido abandonara su cara de procupación por mi para volver sobre sus pasos para lidiar con Aegon?" por unos segundos, Dany levantó la mirada de su trabajo, encontrándose justo con los ojos asesinos de la reina.

En verdad, nunca habían tenido una mala relación.

Pero Alicent era una madre.

Y Daenyra mataría por los suyos.

"No necesito verlo para saber lo que pasó: al menos quince testigos vinieron a mi a comentarme sobre el ataque".

"Espero entonces que hayan escuchado a su hijo llamar animal rabioso a mi prometido. Me gustaría saber, ya que es más cercana a su desendencia maculina que yo, cómo reaccionaría Aemond llegara mi hermano Lucerys a decir tal cosa" entre dos mujeres enojadas, no había palabra que escupieran que no fuera veneno.

Alicent realmente se veía sobrepasada. No estaba acostumbrada a enfrentarse a personas con la guardia tan en alto como la princesa Velaryon, pero aún así no quiso soltar el tema, no aún. Algún tipo de información debería de ser delatada, sabía que podía conseguir eso.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora