Dany amó el vestido que su madre le había enseñado, en especial porque fue hecho a medida para ella.
Sin embargo, sabía que no podía engañar a nadie.
En tan solo unos cortos días, ella tendría quince veranos. El rey ya había ordenado quince días de celebración y justas mucho antes de lo de la masacre en el Lecho de las Pulgas. Ahora que eso había pasado y que ella ya no era vista como la hija justa de su madre, no creía que realmente fueran a ser días tan alegres como el rey planeó para su nieta antes de condenar a dos de sus dragones.
Así que, apenada, no pudo más que sonreír frente a la heredera al trono y sincerarse respecto a lo hermoso que creía el vestida y la ilusión que le causaba poder usalo, omitiendo cualquier lágrima o pensamiento que negara que tal cosa fuera posible.
Ninguna hora en el resto del día pasaba sin que Dany se sintiera preocupada por lo que fuera que se encontrara el día de su decimoquinto año con vida.
Ella, el verdugo de la muerte de centenares, estaría emborachándose con el más fino vino y comiendo de las mayores exquisiteces de los siete reinos, mientras que los que dejó huérfanos robaban algunas migajas de pan para calmar su hambre de semanas y la pagaban con una mano de ser encontrados, mientras que las madres rogaban un milagro a los dioses para sus hijos a medio quemar sobrevivieran, mientras que algunos padres bastardos se desquitaban con sus mujeres por la muerte de sus primogénitos.
No, ella no lo merecía.
Ellos sí.
Quizá...
No, no podría sin ayuda.
Pero, si tan solo pudiera...
Sería difícil, en especial porque no quería siquiera verlo.
¿Pero no era esto algo que podría ayudarlos?
Accedería, eso era seguro.
Ni bien salió de una conversación donde insitía a su madre que se lo probaría el mismísimo día de la fiesta unicamente, corrió en marcha a los aposentos del rey.
Era hora de que el anciano vuelva a escuchar su voz.
---
Nadie pudo encontrar a Daenyra la mañana de su cumpleaños. La buscaron de arriba a abajo, regalos en mano y arreglos pendientes para la cena de esa noche, pero no había habitación en la Fortaleza Roja donde dieran con la princesa Velaryon.
Era bastante simple la razón, en realidad, solo que ellos no lo sabía. Nadie que no fuera el rey y ella misma lo sabían, según sus cálculos.
Así era mejor: nadie podría oponerse a lo que estaba a punto de hacer, no tendrían tiempo de detenerla o quejarse.
¿Se sentía expuesta tan sola frente a tantas personas en el barrio más pobre de toda la capital? Lo hacía.
¿Le resultaba horrible estar en el centro de la plaza incendiada en el que se habían contruído nuevos puestos para la venta de utilerías bastante ilegales? Así es, pero esta era la única forma que tenía de garantizar que la identificarían.
Si más, se quitó la capa que le otorgaba anonimato.
Al principio, no hubo muchos que la identificaran, incluso subida a una gran caja de transporte de alta mar, era dificil que un barrio tan poblado y transitado girara dos veces a considerar qué había a sus alrededres. Sin embargo, cuando lo hicieron, murmullos enojados comenzaron a circular por los presentes. Algunos se tensionaban y estaban alertas a los mangos de sus espadas, otros simplemente se aferraban a la figura masculina más cercana, la mayoría, sin embargo, la miraba con odio en silencio.
ESTÁS LEYENDO
𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯
Fanfiction❝ Una historia en la que Daenyra Velaryon, hija legítima de Rhaenyra y Laenor, deberá de pelear con 𝙛𝙪𝙚𝙜𝙤 𝙮 𝙨𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 para salvar a los que ama ❞. ♡° ┄─────── "𝙊𝙝 𝙢𝙮 𝙧𝙚𝙥𝙪𝙩𝙖𝙩𝙞𝙤𝙣'𝙨 𝙠𝙞𝙣𝙙𝙖 𝙘𝙡𝙤𝙪𝙙𝙚𝙙 𝙬𝙞𝙩𝙝 𝙙𝙞𝙧𝙩 ...