Capitulo 63 - Sin ratros

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Querida mamá,
A Jacaerys y a mí nos trae una inmensa felicidad el conocer que volveremos a ser hermanos mayores. Sabíamos que la pareja que haces con Daemon nos traería al menos tres de esos, así que no nos sorprende tanto como creerías que lo haría.
Hay una cosa en mi cabeza, sin embargo, que ronda y ronda por ella y no me deja dormir. El parto de tu nieto se acerca, mamá. Me gustaría que estés presente... en verdad no sé si puedo hacer esto sola. Sé que fui entrenada para esto, sé que debo de mantener la compostura y ser valiente, enserio lo intento.
Aun así, no puedo hacer esto sin ti, mami. Estoy aterrada.
No quiero ser egoísta: Sé lo horrible que es no poder volar a causa de un embarazo, enserio que si, pero si tan solo llevas una luna y media podrás convencer al maestre sin problema.
Manda a mis hermanos todo mi amor y diles lo mucho que los extraño.
Espero verte pronto.

-D.V

———

Querida mamá,
Ha pasado una semana desde el último cuervo.
No quiero sonar... ansiosa ni nada similar, pero Rocadragón está tan solo a dos horas de viaje sobre el lomo de Syrax y mi vientre parece estar al borde de estallar.

- D.V

———

Querida mamá,
¿Todo anda bien por allá? No recibo respuesta alguna tuya, temo por lo peor.
Aún te quiero cuando tu nieto llegue. Temo por mi vida, temo por lo que un maester pudiera hacer incluso con Jace cerca.
Temo por la vida de mi niño. Faltan a penas unos días para que el parto pueda asomarse y yo solo pienso que seré una terrible madre.
Temo por él, temo por mi, temo por lo que puede ser cuando realmente esté aquí.
Por favor, ven.
Te lo ruego, mami. Si no es por mí, que sea por Jace o por este nieto pero...
No te olvides de mi.

-D.V

———

Mami,
Por favor.
Te necesito conmigo, te necesito en la Fortaleza.
Sé mi fortaleza.

- D.V

———

Daenyra Velaryon no era la misma mujer que cuando era una doncella. Sus noches junto a su esposo era mucho más tranquilas y de mejor descanso, sus visitas a la capital se hicieron menos frecuentes por la amenaza que Rickard Rivera representaba para ella con bebé en su vientre, entrenaba poco y nada gracias al dolor en sus pies y al cansancio rápido al que su cuerpo sucumbía. Quizás lo más raro serían sus pequeños cambios de hábito más que otra cosa. Comenzó a odiar el color amarillo en absolutamente todas las cosas - incluso en comidas-, usaba sandalias en vez de botas porque había comenzado a encontrar irritable el cuero tan apretado, y en medio de la noche se levanta a tomar agua y a comer algunas uvas.

Hoy no fue la excepción a la regla. Justo cuando los lobos aullaron, Dany despertó con una sed aterradora y tentada por las frutas moradas. No le fue nada fácil liberarse de los brazos de Jace - primero por no quererlo, luego por no saber cómo moverlo sin despertarlo-, pero al cabo de un sigilo practicado lo logró.

El agua estaba helada, tal y como ella disfrutaba que estuviera. Las uvas, simplemente deliciosas.

Fue entonces que lo sintió.

No fue rápido, no fue agradable, pero tampoco fue insoportable. La sorpresa fue la que la hizo tirar su copa para tomar con fuerza su vientre mientras se agachaba para soportar el dolor.

Jacaerys se levantó de un salto, alarmado como nunca. "¿¡Dan?!" Preguntó en tono asustado, maldiciendo cada vela que se había apagó y dejó la habitación sumida en una cuasi oscuridad espantada solo por el fuego de su hoguera.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora