Capítulo 58 - Dame una razón

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Los jóvenes Velaryon habían sido notificados del arreglo de esta cena justo luego de llegar de vuelta a la Fortaleza Roja, siendo bañados, cambiados y peinados para la ocasión con una rapidez admirable. Ninguno realmente vestía algo extravagante, no cuando fueron dichos que tal comida sería únicamente con su familia.

Dany, aún terminando de ser arreglada con un simple peinado de dos trenzas atadas para lucir como si una corona posaba en su cabeza, sintió la presencia que más necesitó en todo el día. El olor a vainilla y romero enseguida lo delataron, en realidad.

"Miren quién se dignó a mostrar su precioso rostro por estas partes de la Fortaleza" halagó, enseguida consiguiendo que la chica se volteara de su reflejo en el espejo y le sonriera todo su camino hacia ella. "Creí que no debíamos vernos hoy".

"Bueno, si eso es lo que quieres podemos simplemente -" comenzó diciendo ella, enseguida siendo atajada por su prometido en un intento de escape. Si lo quisiera, podría liberarse de un sólo movimiento, pero ¿por qué sería su deseo el apartarse de la persona cuya mera fragancia enloquecía absolutamente todos sus sentidos?

"Ese barco ya zarpó, princesa. Ahora estás atrapada conmigo" aclamó él mientras acomodaba sus manos como correspondía que estuvieran: en la cintura de su mujer.

Nada en este mundo lo distraía tan fácil de cualquier pensamiento como lo hacía la sonrisa de Dany. De hecho, una simple mirada lo tendría completamente rendido a sus pies... y él no podía estar más orgulloso de eso.

Por unos segundos, ambos simplemente se quedaron en los brazos del otro, saboreando un momento de tranquilidad en el caos que le seguiría en estos días. Daenyra había tenido la indecencia de tomar el rostro de su prometido entre sus manos, volviendo a encontrar la calidez que tanto extrañaba en su piel.

"Quédate conmigo hoy" propuso Dany en tono bajo, casi sonando como un ruego a los oídos del joven Velaryon. "Haré que los sirvientes traigan frutas, quesos y vinos para que podamos gozar nuestra última noche antes de estar casados".

"¿Por qué celebraría que aún no eres mi esposa si es lo único que deseo desde que soy niño, hm?" intentó convencerla él, conociendo perfectamente sus responsabilidades como heredero al trono y primogénito de su madre.

"Celebramos que no debemos esperar más, que el tiempo de ser de uno mismo se acabó, y que ahora seré tuya, y tú mío" Daenyra conocía el efecto que tenía en su prometido, en algún momento se volvió obvio en realidad. Fuera por su corazón acelerándose cada vez que lo besaba o por su cuerpo acercándola cada vez más, lo sabía. A veces, no estaba mal querer usar eso en su contra.

"¿Pretendes endulzarme con ese tono tuyo, mujer?"

"Tal vez ¿Funciona?"

"No te das una idea de cuanto, Dan, pero no puedo faltar a mis responsabilidades. Sólo es una cena. Hazlo por mí ¿sí?" la joven suspiró, muy cansada como para presionar un poco más en un asunto que, en verdad, no era tan... extravagante. Sólo sería ella y su familia, ¿Qué podía pasar?

"Espero que sepas reponer este favor en nuestra noche de bodas" dijo ella tras revolear los ojos y apartarse de su príncipe con una sonrisa gentil. Fue gracioso volver a verlo sonrojándose, más aún cuando ella pensó que había perdido el don.

"Lo juro por todos los dioses".

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Dany no podía culpar a su familia por el silencio, en verdad.

La tensión era palpable para todos los presentes, incluso para los sirvientes que aguardaban al rey para servir la comida.

Cuando la princesa Velaryon pensó en una cena meramente familiar, no creyó que el lado verde de su familia estuviera agraciándolos con su presencia. Del otro lado de la mesa donde ella charlaba con sus primas sobre sus nervios pre nupciales, Aegon la observaba. Su hermano estaba ocupado encontrando en Lucerys a una presa, Helaena parecía estar teniendo uno de esos cuadros soñadores, pero él la miraba.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora