Capítulo 44 - Llora, pero levántate

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Dany pasó todo el resto del día en los de su hermana de no-sangre. No dijo el por qué de su llegada cuando apareció en su puerta, ni tampoco la joven Targaryen presionó para saberlo. Simplemente le ofreció un bastidor de bordado y aguja e hilo. Al menos así tendría en algo en lo que descargar sus sentimientos, tal y como ella los usaba.

Y Dany lo aceptó inmediatamente.

Ambas mujeres se sentaban en el sillón de la madre primeriza mientras los gemelos balbuceaban sobre los brazos de las sirvientas que los sostenían. Cuando tranquilos, no tenían problema en estar con las mujeres destinadas a su cuidado: de ellas obtenían juguetess, leche materna y cualquier cosa que pudieran llegar a necesitar.

Ahora, llegaran a entrar en estado de inagotable irritabilidad y solo su madre podría calmarlos. Bueno, ella y Daenyra. Después de todo, fue la segunda la que enseñó tal técnica a la primera.

"¿Te agrada?" preguntó Helaena luego de dos o tres horas en completo silencio bordando algunos detalles en una mantita destinada para su niña - la de Jahaerys ya había podido terminarla hacía algunos días -.

"Está preciosa" aseguró su hermana de no-sangre tras pegarle algunos segundos de análisis visual. De nuevo, ahora volvía a establecerse el silencio. No que a la princesa Targaryen no le agradara, enserio, ella se estaba acostumbrada a ello, pero era extraño que ella se mantuviera tan calmada, callada e inmutable en sus gestos.

"Sé que mis sueños suelen darme una cierta... ventaja, sobre lo que ocurre, pero ¿qué sientes?" de nuevo, la pregunta provino de la más tímida de las dos. En verdad, no había visto lo que a ella le pasaría: no funcionaba así su cabeza. A veces, sus sueños le mostrarían las escenas más confusas, pero otras veces aprovecharía su soledad para golpearla con escenas violentas.

No tenía idea de lo que le pasaba a su hermana, pero sabía que lo importante no era lo que sea que le había sucedido, era cómo la había hecho sentir.

"No lo sé" y esa era solo media verdad.

¿Qué sentía Dany? Que quería que volviera a pasar, que quería sentirlo así de cerca toda su vida, que necesitaba acariciando su cintura tal y como lo había hecho. Que quería alejarse, escapar antes de lastimarlo.

"No debes mentirme si quieres".

Después de unos segundos, la joven Velaryon - sin quitar sus ojos de su bordado ni parar de pasar aguja e hilo por la tela - confesó "tengo miedo".

El temor no era sentimiento desconocido para el corazón de Daenyra. Siempre estaba allí, acechando, esperando la oportunidad para aprovecharse de su débil mentalidad y así llenarla de la más fuerte y horrible sensación gélida.

Quizá, siempre supo que podía lastimar a Jace.

Quizá, siempre supo que estaban destinados a no ser, incluso tras el esfuerzo de su madre por unirlos a través del matrimonio.

Quizá, temía como a pocas cosas a una vida sin él, pero no podía negar que ella... lo arruinaría. De alguna u otra forma, más tarde o más temprano. Llegaría el momento en que la muchacha destruyera sin intención su corazón, y no podría hacer más que mirar cómo sus sentimientos por ella morían.

No, no podría vivir en un mundo así.

"¿A qué le temes, hermanita?" Helaena no era tan empática como la joven gemela dragón Rhaena lo era, pero hacía su mejor esfuerzo por ellos a su alrededor. Sabía cuando callar, y si hablaba, solía saber qué decir.

"A volverme su ruina" dioses ¿por qué esto debía ser así? ¿por qué ella debía ser así? Tan destructiva, tan inestable. Miren dónde llevó eso a todos esos ciudadanos de la capital, al pie de Aegon, al ojo de Aemond, a la mente de Luke.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora