Capítulo 51 - Tu peso en oro

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Helaena dudó en mantener su encuentro con su hermana de no-sangre cuando ella lo solicitó.

La escena de hoy había sido muy desprolija, aterradora sin dudas. La fuerza de Daemon Targaryen era conocida y temida, su mal temperamento era aún más famoso. Sin embargo, nunca esperó que fuera Dany la que clavara al sujeto al suelo para que su tío cortara la cabeza de Vaemond Velaryon.

Así no era como ella lo había visto, así no era para lo que se había preparado. Incluso después de muerto, ver a su mejor amiga remover sus dagas con tanta frialdad hizo que un escalofrío recorriera toda la espalda de Hel.

Sabía que tal persona era una fachada, una imagen que aparecía como mecanismo de defensa frente a los que amenazaban a las personas que amaba - de a tiempos, se preguntaba si alguna vez mató a alguien para cuidarla a ella-, pero eso no evitaba que la princesa Targaryen no se sintiera horrorizada al escuchar el acero valyrio cortar por carne y hueso.

Ella conocía a su hermana, estaba segura que sí, pero esto... no podía apoyarla en esto.

Aún así, le permitió entrar, y fue enseguida recibida por un completamente contento Jahaerys, el cual gritaba Nany mientras avanzaba con paso torpe.

El té y algunas dulzuras fueron servidos al corto tiempo que ambas mujeres se sentaron sobre el mismo sofá verde que había algunos años atrás había cuidado de una desconsolada Daenyra. Ninguna realmente sabía qué decir a la otra, no después de lo de hoy, así se se limitaron inicialmente a sonrisas débiles y a jugar con los gemelos sin problema alguno.

"Siento que hayas tenido que ver lo de hoy" fue lo primero que salió de la boca de Dany, dejando implícitamente en claro que no se disculpaba por haberlo hecho, sino por haber dejado tantos testigos de tal muerte.

¿Qué pensarían sus hermanos de ella ahora? Agradecía a todos los dioses que Egg y Vis no hayan estado para presenciar su brutalidad, pero no podría sacarse de la cabeza el mal disimulado horror por parte de Luke.

"Era su destino morir, pero hubiera preferido que tus manos no se mancharan con su sangre" murmuró Helaena, aún enfocada en jugar con Jahaera en vez de mirar a su mejor amiga a los ojos.

"No soy Daemon, Hel" aseguró Dany, percibiendo una tonalidad asustada en las palabras de la mujer. "Llamó a mi madre golfa, llamó a mis hermanos bastardos. Nada lo hubiera salvado de la ira de alguien más si no era la mía".

Hubo un momento en la vida de Dany en la que ella no quiso ser parecida a otra persona que no fuera a su padrastro. Él era fuerte, temido por sus enemigos tan solo por las letras de su nombre, conocido por la ferocidad de su personalidad. Sin embargo, entendió que era arrogante, engreído y demasiado orgulloso.

Daenyra quiso ser como su padrastro, pero con el tiempo, entendió que jamás podría o querría realmente terminar como él. No se avergonzaba de lo que el hombre era, después de todo, eso era lo que los mantenía a salvo a sus hermanos, primas y madre, pero sabía que no eran esos pasos los que quería seguir.

Había momentos en los que simplemente no podía evitar estar de acuerdo con sus métodos, fueran moralmente correctos o no. Estaba en ella, él la había criado por muchos años, la huella de su impulsividad y orgullo estarían por siempre en la chica fuera eso de su agrado o no.

Lo de hoy, fue solo una de las pocas veces que ambos coincidieron que el hombre era una amenaza, que su familia pagaría las consecuencias de su titubeo llegaran ellos a dejarlo andar por el resto de Poniente alimentando rumores a las malas lenguas.

No era Daemon, pero era una nueva versión de él.

"Lo sé, pero no... no creía que la escena sea tan brutal" ante el mero recuerdo, la princesa hizo lo mejor para disimular la repulsión que tal imagen generaba en ella. Sus manso comenzaron a temblar levemente, su estómago advirtió que pensara en otra cosa antes de que sus nauseas se volvieran vómitos.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora