Capítulo 62 - Herederos de gracia

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Daenyra se había tomado el tiempo de acechar al pequeño conejo con pasos silenciosos. Se acercó centímentro a centímetro hasta que el árbol que usaba para cubrirse finalmente le permitió asomarse a disparar. Tomó su arco, apuntó con su flecha y...

Apuntó con su flecha, y...

Estaba incómoda. Su enorme vientre de ocho lunas y medio le impedían arrastrar el hilo de niebla lo suficientemente atrás como para poder asegurar que su tiro sería bueno.

La risa de los niños fue lo que hizo que el conejo se espantara... y que la princesa embarazada riera con ellos para disimular su frutación.

"¡Así no se caza, princesa Dany!" la molestó uno de los huérfanos presentes. Había sido, de hecho, idea de la mujer el de traerlos a aprender a proveer su propia comida. No podía pagar por siempre a alguien más que lo hiciera y les llevara. Llegarn ellos,aunque sea, a saber a manejar el arco y simplemente necesitarían el arma y algunas ramas afiladas para tener alguna carne que cenar.

Sin embargo, bueno, esto había resultado cuando intentó mostrarles cómo se hacía.

"Esto pasa cuando tienes una sandía en tu viente que no te permite doblar completamente tu brazo" contestó ella, despinando a la rebelde Lilibeth que se había encantado de arriba a abajo cuando se propuso la actividad.

"¡¿Tienes una sandía?!" preguntó uno de los niños, enseguida obteniendo risas por parte de sus compañeros, tutoras, princesa y príncipe.

Jace nunca la había vuelto a dejar caminar sola por las calles de la capital en este estado. Se aseguraba de que guardias la acompañaran con él o sin él, pero se rehusaba a volver a dejar que nadie estuviera ahí para ayudarla de cualquier cosa pasar.

Aseguraba que nada tenía que ver con el aún prófugo Rickard Rivers, sino porque de caerse  lastimarse, no tendría compañía alguna que pudiera levantarla o curarla. Más ahora, que el riesgo de que comenzara a tener contracciones había aumentado casi docientas veces más que en el último mes - Dany realmente no sabí por qué lo dejó estar en las revisiones del maester-.

La joven acarició su vientre, volviendo a su lugar junto a su esposo mientras los niños saltaban cuando uno de los guardias ofrecio un pequeño arco para que alguno intentara. Ni bien estuvo lo suficientemente cerca, Jace acarició su viente.

"¿Cómo te atreves a llamar sandía a mi hija?" en verdad, las peleas por el género del bebé se habían vuelto recurrentes. No hacía enojar a ninguno, pero siempre se divertían molestando al otro con lo mismo.

"Oh, mi niño me dijo que podía hacerlo, lástima que no puedas escucharlo como yo lo hago" se burló, consiguiendo que la criatura dentro de la mujer contestara sus palabras con una fuerte patada.

Su familia había elegido su lado en el género del bebé. Su madre rogaba una nieta, al igual que Luke, sus primas, Helaena y el pequeño Jahaerys - quien incluso se atrevió a decir que sería quién la desposara frente a Jace alguna de las tardes que acompañó sus salidas-. Daemon, Joffrey, Egg, Vis y sus abuelos Velaryon aseguraban que era un pequeño varón el que estaba en camino. Incluso el rey Viserys esperaba que fuera un varón.

"Sus majestades" llamó uno de los guardias que llegaba a trote en un caballo negro. Detrás de él, otro caballo, pero no con alguien que ninguno de los dos jóvenes pudiera esperar ver... sino con un guardia de Pozo dragón. "Este hombre ha solicitado toda la mañana hablar con ustedes, dice que es urgente".

"¿Qué ocurre?" Preguntó Dany en el idioma que sabía era el adecuado para los guardianes de sus escamosos niños.

Esperaba noticias de que alguno de sus dragones se hubiera escapado, esperaba que le informaran que el primero en liberarse había ayudado a sus hermanos a escapar y que ahora los tres estaban prófugos.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora