Capítulo 42 - Moras dulces

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Rhaenyra encontraba especialmente extraño que su hija no los hubiera acompañado en la cena. Ella disfrutaba el atender reuniones, actividades o algo tan secillo como una comida con su familia. En especial si a donde fuera que estuviera invitada sus hermanos también lo estuvieran. 

Laenor Velaryon sin dudas era el padre de la chica ¿De dónde sacaba tanta devoción por sus hermanos, primas y medios-hermanos? 

Cuando preguntó a su padre qué había ocurrido en estos últimos días, no obtuvo respuestas acerca de aquel evento aquel evento al que llamaban azote carmesí. Fue raro que esquivara hablar del tema con tanto énfasis. 

¿A lo mejor, era porque los acompañaban sus hijos? Cuando vio que terminaron de comer, hio una pequeña señal a Elinda para que los escortara a sus habitaciones. Tanto sus muchachos castaños como sus pequeños planitados y la gentil Rhaena la saludaron con una sonrisa antes de marcharse.

Ahora, solo quedaban ellos tres... y aún así el rey no quería contestar. No fue hasta el hartazgo de Daemon, un golpe fuerte contra la mesa y una mirada impaciente que escupió lo que pasó. 

Gracias a todos los dioses que los verdes habían sido tan poco cordiales y hayan salteado cenar junto a ellos. No sabría qué haría si debía tolerar las caras de los hijos de Alicent burlándose de ella. 

"¿Tan fácil dejas que Otto Hightower te manipule, hermano?" se quejó Daemon luego de digerir la mitad de lo que había pasado. Su niña, de alguna forma, llegó al lecho de pulgas, quemó vivos a cientos de personas y luego desapareció hasta la madrugada. 


No había una sola parte de todo eso que tenía sentido para el prínicpe canalla ni para la delicia del reino. 

"Cuida tu tono, hermano: sigo siendo el rey" amenazó Viserys, descuidando su voz enferma lo suficiente como para que sus palabras parecieran todo menos temerosas. 

"Mi hija no es una asesina, pero aún así la condenas de la peor manera que un jinete de dragón puede ser condenado" volvió a reclamar el príncipe Targaryen entre dientes, intentando buscar en aquel lugar algo en lo que enfocarse para no partirle la cara a su gran majestad. 

Su hermano, Viserys, jamás haría algo así a una persona que ama. El rey, sin embargo, no tuvo problema en caer en la perfecta telaraña de Lord Hightower y establecer una sentencia que pondría en duda el poderío de toda su casa. 

Rhaenyra, siempre la luz de cordura en la cabeza de Daemon, tomó la mano de su esposo con fuerza cuando sintió que él podría hacer algo de lo que luego se arrepintiera. 

Solo cuando escuchó que los pasos estaban lo suficientemente lejos que miró a su padre y declaró "No entiendo cómo puedes creer, padre, que mi niña es capaz de una masacre de tal índole. Ella es dulce, justa ¿En qué momento razonaste que era factible que sus dragones decidieron asesinar a cientos por su orden?"

"Si ella lo comandó, el precio es la muerte" explicó Viserys "Pero si ella no lo comandó, sus dragones son peligrosos, no están controlados" el singificado de sus palabras era bastante sencillo: tuve piedad de la princesa Velaryon porque no creo que ella haya hecho lo que hizo apropósito. Sin embargo, no existía la opción de librarla impune. 

"La idea de que controlamos a los dragones es una ilusión ¿Recuerdas tus propias palabras o solo aplican para los momentos que encuentras de tu agrado?" El rey hubiera tenido oportunidad si estuviera peleando con su hija o con su hermano, pero ahora no eran anda de eso. La corona estaba en guerra con una madre y un padre, ambos de los cuales matarían y morirían por mantener a sus hijos fuera de peligro. 

Y él hablaba de su dulce niña como una asesina serial. 

"Entiendo que suene difícil de creer " empezó diciendo el monarca de vuelta, pero sus palabras no llegaron más allá que eso. Se calló al ver cómo su hermano se levantaba de su asiento entre risas y se comenzaba a retirar de la habitación. 

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora