Capitulo 65 - Caida de mil metros

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Daenyra sentía que volvía a tener ocho años.

Volvía a ser alejada por los guardias del cuerpo de su padre. Sus sentidos le jugaban crueles pasadas, oliendo esa carne chamuscada, oyendo los llantos de su abuelo, viendo en cada rincón un cadaver casi irreconocible.

Intentaba encontrar razones para creer que deliraba, que lo sucedido a su padre no había sido más que un hombre vengándose de algún mal que él hubiera hecho. Sin embargo, Laenor Velaryon era una persona honorable ¿quién podría haber queriendo hacerle daño? ¿Por qué no podía dar con esa persona hiciera lo que hiciera?

Todo tenían una historia distinta: leyendas sobre la locura Valyria descendiendo en su padre y haciendo que se suicide, cuentos sobre una épica batalla silenciosa que duró toda la noche entre él y sir Criston Cole por la muerte de Joffrey tantos veranos atrás.

Pero vez tras vez, volvía a la última noche que estuvo con él: le había regalado su arco. Ofreció regalarlo, le dio una lección sobre el olvido de los que se aman cuando no están.

Si se concentraba, veía sus ojos púrpuras cristalizados, escuchaba su voz temblorosa, sentía sus brazos envolverla en un abrazo.

¿Cómo era que el asesino del hijo de la serpiente marina, un guerrero formidable y comandante de la flota más imponente de los siete reinos, y la reina que nunca fue, jinete de Meleys y diplomática excelente, no había sido atrapado aún? Era como si se hubiera desvanecido en el aire.

Alguien debería de haberlo ayudado. Alguien lo suficientemente poderoso como para garantizarle paso seguro hasta Essos -seguramente- y borrar su existencia de un solo chasquido.

Dany no podía estar delirando: habían demasiadas cosas que no encajaban.

"Estás pensando en tu padre, ¿no es así?" La noticia del nacimiento del futuro rey de poniente había sido causa de varios días de celebración en el pueblo. Hombres de la plebe se acercaban a la caravana de la princesa Velaryon para jurar proteger a su hijo hasta su último aliento, alabando a la recién parida y al bebé casi tanto como para causar un llanto pasional en ellos.

Casi seis lunas después, Rhaellon seguí siendo igual de festejado, solo que por su familia más cercana.

Desde sus primos, Jahaerys, Jahaera y Maelor, hasta sus propios padres y bis abuela.

No había noticias de Rhaenyra.

No había noticias de Lucerys, Joffrey, Aegon y Viserys.

Nada sabían de Baela o Rhaena.

Quizás lo que más llamaba la atención a Daenyra fuera la falta de felicitaciones por parte de su abuelo. Aún no se había acercado a conocerlo, incluso después de hacerla prometer a su nieta que haría que lo viera antes que cualquier otro.

"Intento convencerme de que entendí mal, que nadie planearía algo como eso para un hombre como el que él fue" contestó Dany, una pequeña sonrisa apareciendo en su rostro cuando sus ojos se levantaron de su bordado y volvieron hacia el enorme bebé en brazos de la reina que nunca fue.

Estas largas semanas habían hecho que sus ojos violetas se intensificaran hasta el mismo tono oscuro que el primero esposo de Rhaenyra había tenido. Su cabello blanco estaba manchado con algunos mechones oscuros, dibujando el fruto perfecto de la familia que le precedía.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora