Capitulo 31 - Azul, dorado y más azul

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Helaena estaba muy emocionada por lo que le aguardaba detrás de las puertas de la Fortaleza Roja.

Había costado converserse en primer lugar, no importaba cuanto Dany rogara. Estaba embarazada, debía de pensar en las recomendaciones de los maesters en ocupar su mente en actividades suaves y permitir relajarse a su cuerpo.

Pero a nadie dañaría que volara un rato en Dreamfyre ¿verdad?

Hacía años que no montaba el lomo de la dragona. Desde que logró generar una conexión con ella hace algunos años atrás, no le había dado el gusto de lo que se sentía volar juntas. Siempre prefirió hacer cosas un poco más... terrenales, diría. Sin embargo, con la llegada de su hermana de no-sangre, decidió que podría provar algo nuevo, para variar. De tener alguna visión en medio del camino o no poder controlar a la dragona muy bien,  tenía a la princesa Velaryon y a sus tres dragones a disposición de su seguridad.

Del otro lado de la puerta, Daenyra la esperaba.

Había pedido a los guardianes de Pozo dragón que trajeran a la bestia de escamas celestes y plateadas por orden de su jinete. Al principio se rieron de ella, afirmando que la princesa Targaryen no montaba.

Pero allí apareció ella, un hermoso conjunto azul envolviendo su cuerpo, resaltando un poco más su viente de apenas cuatro o cinco lunas.

"¿Nerviosa?" preguntó Dany a su amiga mientras los guardianes de la guardería de bestias escupefuego se tragaban sus palabras e iban en busca de quien la muchacha Velaryon había solicitado.

"Hace mucho no hago esto pero... no, no realmente" los rugidos emergieron tanto a sus alrededores como del tunel por el que los dragones entraban y salían de Pozo dragón. Del cielo, decendieron Nightfyre, Sunwing y Seastorm. Al aterrizar, los tres se acercaron a paso torpe a su madre, haciendo que el piso debajo de sus pies temblara.

"Hola, mis pequeños soles"  los saludó ella, separándose del lado de su tía para acariciar las trompas de los dragones con adoración. Ni un solo día había pasado desde que los había visto por útlima vez y aún así los había extrañado como loca.

Eran lo único que la hacían sentir segura.

Los tres dragones se pusieron alerta cuando escucharon venir a Dreamfyre entre la oscuridad de la cueva en la que descansaba. Ninguno de ellos conocía a otros de su especie que descansara en Desembarco del Rey. Se acostumbraron a Vermax, Arrax, Caraxes, Syrax y Meleys, pero el resto de los dragones eran desconocidos para ellos.

Dany, percibiendo la tensión en sus niños, decidió hablar antes de que algo llegara a pasar "Calma, es una amiga".

Y con "algo" se refería a Seastorm. El cobrador de ojos y la infiltrada nocturna no se sentían completamente cómodos, pero eran menos propensos a atacar por un hecho preventivo. La anguila de aire si.

Él sería el que montaría ella hoy.

Al girar, de nuevo hacia Helaena, su rostro se iluminó. La joven princesa tenía una enorme sonrisa dibujada en su cara. Pasaba sus manos con suma suavidad por el cuello de su dragona, la cual parecía contenta de al fin haber sido sacada de las penumbras de Pozo Dragón para algo más que comer.

"Es muy temprano para jugar carreras, ¿verdad?" Bromeó Dany, sacando un par de risitas de su mejor amiga.

No la había visto así de feliz nunca.

"Dame un par de días y puedes apostar que te ganaré" devolvió la broma la muchacha, lanzando una mirada divertida en dirección a la princesa Velaryon antes de correr hacia el costado de Dreamfyre para subirse a su montura.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora