Capítulo 22 - Adiós no es hasta nunca

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Volvió a aislarse.

Volvieron a no importarle las súplicas de sus hermanos por que salieran.

Al final, su madre había decidido darle una semana más para procesar las cosas antes de que ser viera forzada a ordenar a sus caballeros subirla al barco de un modo u otro.

Le habían arrebatado a sus tres dragones tras escuchar de los problemas que habían causado. Muchos hubieran optado por que los asesinaran, pero ningún Targaryen permitiría tal cosa. Esas bestias suyas eran lo que los hacía dioses entre las personas. Matar tan sólo a uno, los mostraría como débiles, mortales.

No quiso verlos mientras se los llevaban. Se tapó los oídos con sus manos para tampoco escucharlos intentado luchar por que no los alejaran de ella.

Cuando estuvo sola, el cuarto ordenado de vuelta por algunas sirvientas volvió a bloquear la entrada. Lo poco que su cuerpo se había recuperado, lo perdió. Sus pómulos volvieron a marcarse, sus ojeras oscuras aparecieron a consolar sus rojos ojos.

Lo único distinto a la primera vez fueron sus murmullos. La repetición contante de una única oración.

Papá está muerto.

Laenor Velaryon dejó un hoyo gigante en el corazón de su hija ¿Cómo podría ella ahora vivir sin ese pedazo? ¿Cómo podría volver a llenarlo?

Papá está muerto.

La noche anterior a su fallecimiento, se encargó de dejarle algo para que lo recordara. Regalos que nunca pudo abrir, que aún se asomaban por las grietas de su armario para saludarla con gestos macabros.

Papá está muerto.

¿Qué diría él ahora para hacerla sentir mejor? Seguro algún chiste estúpido para luego utilizar las más dulces palabras para levantarle el ánimo.

Papá está muerto. Y siempre lo estará.

"Dany, necesito hablar contigo" se escuchó a alguien decir del otro lado de la puerta.

"No creo que sea buena idea" interfirió una segunda voz, nerviosismo claro en ella.

Dos voces. Una demandante y una tranquila.

Baela y Rhaena.

"¡Dany, abre la puerta antes de que la tire de una patada!" gritó la gemela de mayor carácter, cansada de tener que rogar a la muchacha por un asomo de sus ojos. Vio lo afectada que había quedado su abuela tras la muerte de sus hijos y el colapso de su nieta. Vio cómo Luke lloraba hasta dormirse por la falta de su padre, por la falta de su hermana. Vio cómo Jace discutía con Rhaenyra tras haberse enterado de lo que le dijo a su prometida.

Para el mundo fuera de la habitación de Daenyra, la niña parecía muerta.

"Creo que es momento de que respiremos juntas y calmemos las cosas" intentó interferir la gemela sin dragón, segura de que su prima no reaccionaría bien ante la brusquedad de las palabras de su hermana.

"¡No puedes ocultarte del resto del mundo por siempre! Tarde o temprano, lo que sea que hay aquí afuera a lo que le temas, se filtrará por las grietas de tu puerta y te encontrará, te lo aseguro" siguió gritando Baela, poco importándole las frías manos de su gemela en sus brazos, intentando calmarla. "Lo único que estas haciendo es parecer cobarde ante los ojos de todo el que te vea".

Dany no contestaba, no quería hacerlo.

¿A qué le temía?

"¡Nosotras también perdimos a alguien! Tus hermanos, nuestro abuelos ¡Todos perdimos a tu padre! ¡Nosotras incluso... i-incluso perdimos a mamá!" esta vez, sus gritos se alejaron de su rudeza inicial. La herida de una figura materna arrebatada nunca había cerrado. Había perdido fe de que lo hiciera alguna vez.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora