Capitulo 78 - Consume la rabia en mi carne

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*ADVERTENCIA: Escenas sensibles que no quiero spoilear. Lean bajo su propia discreción (y cn 1 hour loop de "Don't blame me" de Taylor de preferencia, así lo escribí yo JAJSJAKSJ)*

Jacarees Velaryon era el único sentado en el gran banquete.

El olor a cordero asado se mezclaba con el dulzor de los vinos especiados y la tibia fragancia de las tartas de moras y miel. Aquel festín, destinado a celebrar la victoria tanto en el aire como en el campo de batalla, colmaba el aire de aromas festivos.

La música alegre de lo llenaba el gran salón, compitiendo con el barullo caótico de un centenar de hombres borrachos, quienes brindaban por cualquier estupidez entre carcajadas y gritos melodramáticos. Varias parejas se acercaban a bailar en el centro de la habitación. A cada nueva canción que se tocara, más plebeyos se acercaban a su alteza a ofrecer a sus hijas para que el príncipe escogiera cuál era de su agrado y así le concediera la pieza.

No hubo una mujer sola que pudiera acercarse demasiado a aquel hombre.

"La única mujer que me interesa tener entre mis brazos es mi esposa" aseguraba cada vez, siendo un poco menos paciente con los plebeyos cuando a la siguiente canción volvían a acercarse con las mismas intenciones.

Hombres y mujeres por igual chocaban sus jarras cada un par de minutos, celebrando la salud de los tres jinetes de dragones que habían desafiado a Vhagar, Caníbal y Sunfyre, y que lograron hacerlos huir aún con heridas sangrando.

Su nombre brotó de los labios de los sujetos, siendo seguido por Rhaenys... y Daenyra.

La mera mención del nombre de su hermana hizo que el cuerpo entero del príncipe se tensara bajo la tela de seda que recubría su piel.

Imágenes de los cinco dragones descendiendo en el centro de la destrucción luego de su victoria volvían a su mente incluso después de haber estado toda la tarde intentado intentado enterrar el recuerdo. El césped bajo sus pies ya no era de un verde agradable, sino que lo teñía el negro por las secuelas del fuego y el rojo por toda la sangre derramada - de sus bestias incluido-.

Vivió en primera mano los aullidos desgarradores de soldados siendo apuntados, el olor a humo quemando en su garganta, y el hedor de los supervivientes como de los cadáveres mezclándose en el aire salado de una tierra costera.

Sin embargo, el efecto devastador de sus bestias sólo pareció afectarlo a él, pues aunque se quedó helado cuando tanta muerte y sufrimiento entraron en su campo de vista, todo había sido eclipsado para Dany el segundo en que vio a Rhaenys desplomarse en tierra.

El terror en el rostro de la princesa Velaryon alarmó a más de uno, entre ellos su esposo. Cuando Jacaerys volvió a sus sentidos, gritó a por un maestre y una camilla para la reina que nunca fue. Ni bien sus ojos castaños volvieron al cuerpo inconsciente de Rhaenys, la sombra inquieta de Dany lo sorprendió. Una determinación de lo más feroz pintaba cada facción de la chica. La precisión con la que mezclaba hierbas de sus frascos de vidrio y los aplicaba sobre las quemaduras de su abuela impresionó a todo el que pasaba.

Incluso los maestres, quienes llegaron poco después, estuvieron algunos segundos completamente quietos, admirando la seguridad de cada nuevo movimiento de la princesa. Halagaron su trabajo antes de intentar acercarse, pero ni bien la mano de uno de esos ancianos tocó el cuerpo de la reina que nunca fue, la mirada furiosa de Daenyra frenó al resto.

"Si intentan tocarla de nuevo, les cortaré las manos", había amenazado ella, sus ojos violetas encendidos de rabia, preocupación y miedo, aunque se concentró en que los dos últimos estuvieran bien ocultos.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora