Capítulo 8 - La que no arde

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Rhaenyra se despertó con un sentimiento extraño en el pecho.

No sabía qué había causado qué su esposo se levantase en medio de la noche y la abandonara sin decir ni una palabra. Era normal que, durante el día, no supieran mucho de su paradero. Él prefería mantener sus asuntos con los escuderos lejos de la corte, y la heredera al trono no tenía problema con ello. Esto era lo que habían acordado auquel día en la playa antes de casarse.

Pero ¿Desde cuando Laenor Velaryon desaparecía horas antes de que el sol salga? Además, no los acompañó a ella y a sus niños en el desayuno. Ambos sabían que las comidas en familia eran algo a lo que no podían faltar, no cuando los sentimientos de sus niños estaban en juego. Si bien el gesto no sería algo importante en una familia... normal, en la suya lo era. Representaba un momento de unión, de conexión entre ellos dos y sus hijos. En el día todos estarían ocupados, pero las comidas indiscutiblemnte eran juntos.

Él lo sabía, y aún así había faltado sin justificación alguna.

Cuando preguntó a sus sirvientas mientras la vestían si lo habían visto, todas lo negaron. Solo una muchacha rubia le dio una pista cuando le contó que escuchó a unos guardias hablar del avistamiento de Bruma abandonando Pozo Dragón horas antes de que el sol saliera.

No era común, nada de todo esto lo era.

¿Por qué se iría en medio de la noche sin avisar nada a nadie?

"¿Mami?" Su mente divagaba tanto entre teorías del paradero de su marido y explicaciones para su ausencia, que no pudo siquiera reconocer de quién era la voz que la había traído de vuelta a la realidad.

Todos sus niños la miraban, extrañados.

"¿Hm?" Contestó, intentando disimular su falta de atención.

"¿Qué te pasa esta mañana, mamá? Ya dos veces van que te perdemos en medio de una conversación" protestó su hijo mayor, tirando los cubiertos que tenía en las manos cobre su plato aún lleno. Estaba claro que, para ser un niño de nuee años, era muy enojón. Bueno, al meno de los tres, él era el peor. Luke se preocupaba sin enojo y Joffrey aún era muy joven para enojarse como tal.

"Cómo lo siento, principitos, el cansancio en mi mente debe ser peor que el de mi cuerpo. Pero no se preocupen, estoy bien" Rhaenyra realmente no quería preocuparlos: En primer lugar porque eran demasiado pequeños y no entenderían realmente qué ocurriría si se los explicara:; En segundo lugar, porque realmente no sabría qué explicar.

"¿El cansancio? ¿Tuviste una mala noche?" insitió Jace.

"¿Por eso papá no está aquí?" esta vez las palabras ni vinieron con tono enojado... ni tampoco vinieron de su primogéntio. Ahora, eran los ojos de Luke los que demandaban su atención.

¿Qué contestar a eso? Se notaba que la ausencia de Laenor los afectaba, pero ni siquiera ella sabía a qué se debía. Sus hijos pedían respuestas que ella no tenía. No quería mandarlos a callar bajo la excusa de "ser su madre", no era su modo con ellos. Sin embargo, no había otra salida. No iba a mentirles, pero tampoco a decirles la verdad.

Por suerte, alguien llamó a la puerta antes de que pudiera responder.

"Lo lamento, su alteza" se disculpó el sirviente mientras entraba a la habitación "pero el rey Viserys ha convocado a su consejo de manera urgente"

¿Urgente? A penas se había sentado a desayunar, y ella era la que más temprano se levantaba para sus tareas rutinarias. Este día se volvía cada vez más raro.

"Muy bien" contestó, levantandose de su silla para besar la frente de cada uno de sus niños. "Ustedes quédense y terminen, principitos. Yo los buscaré cuando termine de arreglar algunas cosas con su abuelo"

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora