Capítulo 56 - Anillos formales

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A veces, necesitas saber lo que es perder a alguien para extrañarlo.

Probar su ausencia, sentir su alma desvancer.

Solo entonces entiendes que todos tus miedo fueron estúpidos, todas tus excusas fueron estúpidas.

Nada duele más que perder a alguien a quien temiste amar.

"No se supone que me despiertes así" regañó una semi-dormida Daenyra a un muy despierto Jacaerys.

"No se supone que este dormido a tu lado, y aún así aquí estoy" argumentó él en su defensa, volviendo a dejar cortos besos en los labios de la joven. Se había vuelto adicto a ellos, podía jurarlo. Una luna teniendo el poder de saborearlos cuando quisiera lo habían hecho ceder muy fácil.

Una luna.

Hacía una luna que había despertado con la mujer entre sus brazos apretando su mano y tarareando esa canción de cuna.

Hacia una luna que sonrió cuando lo vio despertar, que lo besó cuando lo oyó escuchar la misma promesa que le hizo alguna vez en la isla del fuego salado cuando ella huía del terror y él del insomnio.

Hacia una luna que Daenyra Velaryon dejó de apartarlo.

Y disfrutó cada segundo desde entonces.

"Hoy estas especialmente insoportable" molestó ella, abriendo ahora un poco sus ojos para admirar a su futuro esposo con una tierna sonrisa. Jace sabía que nunca se cansaría de esos ojos violetas o de ese cabello dorado enblanquecido despeinado.

"Aún así, evitas mis ojos y te enfocas en mi boca" sin duda alguna, estaban hechos el uno para el otro. Las molestias, burlas, juegos entre ellos. Ninguno podía resistirse al otro - bueno, quizás Daenyra tuviera un poco más autocontrol que Jace- no importaba cuánto lo intentaran.

El muchacho soltó una risita burlona cuando ella se levantó de la cama tras un gesto indignado.

Había comenzado a pedirle que durmieran juntos en el momento en que los separaron de habitación de nuevo. Con él, podría dormir una noche entera, evitando por primera vez en su vida despertarse al más mínimo ruido. Descansó cuando él estuvo cerca, así que nunca más lo quiso lejos.

"¿Esta es tu forma de agradecer mi compañía?" empujó su suerte el joven sin darse cuenta de la cercanía de la de puntería impecable de los cojines del sofá. Recibió al menos tres de ellos mientras Dany reía.

Cuando Jace logró liberarse de tales almohadones, se encontró con la espalda desnuda, enseguida comenzando a ver una parte más baja de la chica mientras la tela iba deslizándose. Se dio vuelta de inmediato, su rostro más rojo de lo que jamás había estado en su vida.

La princesa Velaryon se vistió con tanta rapidez como alguien que adoptó las armaduras como segunda piel podría.

El cuero rojo oscuro de su vestuario abrazaba su figura con presición, aún permitiéndole la suficiente movilidad como para poder caminar y subirse a un dragón sin problema alguno. Placas negras adornaban sus hombros y brazos, mostrando un elegante acabado con formas de escamas. El cinturón de cuero oscuro aseguraba su atuendo perfectamente, permitiendo entender que dónde terminaba el torso del atuendo y dónde empezaba la falda. Esta última, de hecho de dividía al frente, revelando unos pantalones del mismo color y material que el cinturón. Sus botas, incluso, habían sido reforzadas con placas metálicas.

Era una guerrera hecha y derecha, pero no era la guerra lo que planeaba hacer hoy. No aún, al menos.

Acomodo daga por daga donde correspondía que fueran, dando los últimos toques cuando cruzó su carcaj y a niebla por su pecho.

𝗧𝗥𝗘𝗦 𝗖𝗢𝗥𝗢𝗡𝗔𝗦 || 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora